Ésta es una
lección moral, un canto a la vida y una cruel visión de que no todos tienen
segundas oportunidades (aunque las merezcan).
¿Cómo puedes
afrontar tu último día y tu última noche en la calle si sabes que al día
siguiente serás encerrado durante siete años?
Ésta es la pregunta que ronda por la cabeza de Monty Brogan, un camello que ha sido vendido a la policía por alguien de su círculo de confianza, tras años y años de vivir a cuerpo de rey.
Monty tiene un
turbio pasado con unos socios rusos y en una inspección en su casa encuentran
"casualmente" varios kilos de droga.
Será entonces cuando salten las dudas sobre quién ha sido el chivato; puede tratarse de su novia, sus amigos de la infancia o cualquiera relacionado con el negocio.
Será entonces cuando salten las dudas sobre quién ha sido el chivato; puede tratarse de su novia, sus amigos de la infancia o cualquiera relacionado con el negocio.
Así narrará lo que será su último día en Nueva York antes de entrar en la cárcel.
Nuestro
protagonista minuto a minuto, muestra su tormento, angustia y desesperación,
ante aquello que es inevitable y que al mismo tiempo le consume, le asusta...
tratando de redimir sus pecados, desesperado, en busca de respuestas y hechos
que cambien su destino.
Edward Norton
borda el papel protagonista, casi podría decir que su mejor interpretación.
Descubrí al actor Philip Seymour Hoffman en este papel, como Jacob, un tímido profesor universitario.
Descubrí al actor Philip Seymour Hoffman en este papel, como Jacob, un tímido profesor universitario.
Pero fue sobre
todo ese Slaughtery, un brillante broker de Wall Street interpretado por Barry
Pepper, el que me sedujo, interpretativamente hablando, de forma incisiva y
despiadada.
Hace un papel
casi tan brillante como el de Norton, como ese broker ambicioso, bello y
nihilista pero dispuesto a hacer cualquier cosa por su amigo.
Brian Cox, como el padre de Monty, pone una deliciosa nota melodramática, dejando la película y la historia bien cerradas.
Brian Cox, como el padre de Monty, pone una deliciosa nota melodramática, dejando la película y la historia bien cerradas.
La película
tiene momentos destacados, pero los más especiales son sin duda los dos
monólogos, especialmente el apoteósico “Fuck You” de Edward Norton-Monty Brogan
frente al espejo, uno de los Mejores de la Historia del Cine.
No se puede
transmitir más rabia, frustración, asfixia, pasión, miedo y sensibilidad; y
esto en apenas cinco minutos,
“La última
noche” no es una película fácil y no busca complacer a todo el mundo, eso se
nota desde el inicio y creo que eso es digno de ser rescatado.
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