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El Oso (1988): Mundo animal versus estupidez humana





Una osa que intenta alcanzar un panal de miel con el que saciar su glotonería, muere aplastada por un alud, dejando huérfano y desamparado a su osezno Youk, el cual se ve obligado a sobrevivir en un medio muy hostil.

Afortunadamente, Youk se encuentra con Kaar, un oso Kodiak adulto que decide adoptarlo y protegerlo. De todos los peligros que los amenazan, el peor lo constituyen los tramperos. 

Dos de ellos, Bill y Tom, mantendrán una lucha singular con Kaar; sobre todo Tom, que se enfrenta varias veces con el gran oso y se plantea su caza como una cuestión de orgullo personal.

Que es una película absolutamente diferente y especial no cabe duda. “El Oso” es una producción prodigiosa con aspecto de documental, pero con un guión cuidado. 

Tal osadía necesitó de tres años de rodaje, y es que en el filme son un oso y un pequeño osezno los protagonistas (tal como suena), mientras que los humanos son el elemento secundario del filme.

Esto tiene la ventaja de hacer del filme algo único, utilizando las imágenes reales de los animales en su entorno. Pero esto también tiene una desventaja, la ausencia de diálogos, ya que, lamentablemente para los intereses de la película, los osos no hablan.

Esto es una carencia importante; sin diálogos naturales de los protagonistas principales, y ni siquiera una voz en off para contar lo que ocurre (para no dar lugar al documental) nos queda solamente el lenguaje de la imagen, el principal sin duda tratándose de una película, pero que queda incompleto, y que hace que, pese a las travesuras y peripecias de oso y osezno, a veces la película caiga, por momentos, en el aburrimiento, en el documental mudo.

Pienso que es una película emocionante y humana; desde un punto de vista naturalista nos ofrece unos paisajes de montaña increíbles por su inmensidad y belleza que podrá apreciar cualquier amante de la naturaleza.

La apuesta principal de la película es emocionar y enternecer al espectador con una película de a ratos cruda, por momentos divertida, y en otros pasajes cruel.

Claro que la trama tiene sus fallos, que en determinados pasajes se nota que le falta chispa al conflicto narrativo, que hay pasajes bastante inverosímiles y que por momentos la película se parece mucho a un documental sobre naturaleza. 

Al tener como protagonistas animales, efectivamente la naturalidad de las “interpretaciones” es inmejorable. Su comportamiento es el único posible para los plantígrados; pero al ser animales, la implicación con el espectador es mucho menor y resulta más difícil entrar en la película, que con protagonistas humanos. 

Obviamente que hay detrás del filme un mensaje crítico que mueve a la reflexión, ya que si bien el ser humano es el rey de la naturaleza, nunca debe utilizar esa supremacía para abusar de los seres inferiores. Un claro alegato ecologista que nos habla sobre que la mayor felicidad está en dejar vivir y no en matar.

¿El film más entrañable de la historia? Para muchos sí, incluso al más frío de los espectadores se le encoje el corazón durante su visionado. Esto lo buscaba el director francés Jean – Jacques Annaud y lo consigue.








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Shirley Valentine (1989): La Rebeldía perdida


Shirley Bradshaw (Paulina Collins) ha podido ver siempre el lado divertido de cualquier situación. Ella era un rebelde cuando era adolescente, aunque ahora es ama de casa y madre y siente que ha perdido sus sueños. Cuando su mejor amiga gana un concurso y pide que Shirley la acompañe en un viaje a Grecia, concretamente a la isla Mykonos; Shirley comenzará un viaje de autodescubrimiento.

Shirley Valentine no ha podido desarrollar su "yo", por culpa de la falta de autoestima. Su vida se va vaciando poco a poco. Pero llegará un momento en que la rebeldía que siempre ha tenido (el apellido no es casual) aflore y le dé la suficiente entereza como para "no desertar de la vida".

Antes de que se llevara al cine, "Shirley Valentine" había sido un exitazo en los teatros de Broadway, haciéndole ganar a su protagonista, Paulina Collins, el premio Tony por su actuación.

La actriz, proporciona todo un recital de registros expresivos: maravillosa, vital, atrevida, exultante.
Shirley es una persona que se ha vuelto invisible para su marido, sus hijos, vecinos, amigos...

Están acostumbrados a que ella lo dé todo con el máximo cariño e ilusión; hasta el extremo de que la Shirley de hace un montón de años que tenía ideas propias, iniciativa, ilusiones...desapareció.

La culpa no la tiene nadie porque ningún ser humano debería apartar sus sueños, su camino, sus sentimientos... por encontrar un sitio en el mundo o por estar con las personas que más ama.
Por eso, llegado al punto donde se encontraba la protagonista de esta encantadora película, sólo queda una solución y es retirarte para encontrarte a ti mismo.

Justo en ese preciso momento en que te perdiste, y es hora de empezar a amarte regalándote cosas buenas, acercándote de nuevo a tus sentimientos.


Porque es imposible amar la vida ni a nadie si uno se ha olvidado de lo que siente, de lo que necesita, de quién es.

Quien busque una buena comedia, puede pasar un rato divertidísimo.
Pero aconsejo no quedarse ahí; Shirley Valentine es "valiente" (valga la expresión) y nos llevará a un final abierto en que, recuperada la identidad, todo es posible, porque ese "nosotros" es construible, ya en unas circunstancias concretas.

Es verdad que para salvar el tono de comedia y hacer verosímil la historia de Shirley, los personajes que la rodean y que sirven de contrapunto han de ser estereotipos acartonados (el marido, los hijos, la vecina, la profesora, la compañera de clase, la amiga).

En el fondo, todos quieren ser como ella, pero ella ha creído que debía renunciar a su "yo" para adaptarse. Este error la hará desertar de la vida. Cuando se dé cuenta, todo habrá cambiado.

Shirley, simple, rebelde y sin pelos en la lengua te paseará por las emociones y el sentir de muchos que no terminan de "digerir" la realidad que les rodea. No hay edad para sufrir la frustración, la soledad y la incomprensión... pero tampoco para encontrarse a uno mismo y cambiar el curso de la historia.





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El Almuerzo Desnudo (1991): El Sueño de la razón produce Monstruos





No se trata de una película basada en el libro “el almuerzo desnudo”, sino una adaptación del proceso que conllevó escribir el libro, el cómo se escribió. Trata sobre el tiempo en que el escritor William S. Burroughs fue yonqui y consiguió escribir esa joya de la literatura del siglo XX. 


A modo de falso biopic; se plasma a la perfección las alucinaciones que Burroughs tenía en su etapa más autodestructiva como escritor, el miedo al mundo que le tocaba vivir (y la creación de uno propio: “La interzona”) y toda su ideología demoledora.
 Que el propio Burroughs fuera un personaje muy complicado se ve claramente en la forma en la que murió su mujer (de un disparo en la cabeza jugando a Guillermo Tell), por lo que no ha de extrañar que la película sea una rareza. 


El film transcurre entre alucinación y alucinación de un modo muy absorbente, como una buena película de cine negro pero con destellos de locura psicotrópica.


Para comprender la situación de la cinta y disfrutar con ella (o intentarlo al menos) es obligatorio haber, si no leído al escritor, sí conocer un tanto de su vida y obra, de sus miedos, las inquietudes que le movían a describir los aspectos más malsanos de una personalidad atormentada como la suya propia. 


Ya que si no, pasará exactamente lo mismo que me pasó a mí la primera vez que vi esta película, no se va a entender en lo más mínimo. Nos encontramos ante una historia radicalmente contracultural, un grotesco e influyente mejunje en el que drogas, homosexualidad, exotismo, futurismo, alienígenas y espías se dan cita de forma enloquecidamente surrealista.


Creo que uno de los puntos fuertes de "Naked Lunch" es la impresionante actuación de Peter Weller, quien logra desarrollar uno de los papeles más difíciles y complejos que yo haya alguna vez visto, y lo hace gloriosamente. 


Judy Davis también da una actuación digna de elogios, sobretodo en el principio del film.


No es que no me llame la atención el cine surrealista, además de que en este blog ya he dado alguna que otra muestra de ello; pero el problema que me encontré aquí es que me quedan muchos frentes abiertos, casi puedo decir que sólo me he quedado con la esencia de la historia: como se escribió un libro a base de drogas aún no sintetizadas. 


Y esto lo consigue muy bien, se introduce en el "mundillo de los escritores" a su modo, claro está, mediante un exterminador y sus alucinaciones amarillas y negras, con lo que aparece una intriga que seguro que es atípica, una trama que no se acostumbra a ver, con personajes irreales y muchos detalles en conversaciones y escenarios.


El guión es francamente bueno, aunque el desarrollo del filme sea irregular. A veces apasionante, otras, en cambio, parece caminar por tierra de nadie. 


Es un esperpento en sí misma; David Cronenberg consigue transmitir la confusión mental de una manera envolvente, visceral  y angustiosa. La estética de serie B te hace ver la irrealidad de una manera más sencilla.


Supongo que para algunos de aquellos que hayan experimentado alguna vez alteraciones por consumo de sustancias psicotrópicas puede resultar mínimamente interesante la atmósfera, el tema, etc
Es una historia que no dejara en ningún momento indiferente, todo lo contrario, en verdad o será fascinante o terminaras odiándola. 



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Eduardo Manostijeras (1990): El monstruo que aprendió a sentir



No creo que nadie me niegue que -más allá de que Tim Burton guste o no- las películas de este señor son muy creativas y personales.
Algo común en su cine, es la fascinación por seres que son marginados o apartados de la normalidad, y quizás este film sea la máxima expresión de esto.

Durante una noche de Navidad, una anciana le cuenta a su nieta la historia de un inventor que vivía en un castillo, y que dedicó parte de su vida a crear una criatura perfecta a la que llamó Eduardo. Pero el inventor murió de repente y dejó incompleta su creación, ya que en vez de dedos tenía unas horribles manos con hojas de tijera.

El pobre Eduardo vivía sólo en el castillo hasta que una encantadora mujer, que trabajaba para la firma Avon, lo adoptó y le llevó a su casa junto con su familia. 

Pero una criatura tan especial como Eduardo no estaba preparada para vivir en una ciudad tan extravagante y falsa…

Eduardo Manostijeras, es una especie de Frankestein con un corazón enorme que pronto se verá marginado e inadaptado por la hipocresía de la sociedad.

Las tijeras en sus manos le convierten en motivo de curiosidad pasajera por la belleza de lo que crean (puede tallar esculturas a partir de las plantas).

Pero también son las que le convierten más adelante, en motivo de burla y en enemigo de la sociedad, por hacerle diferente a lo que ésta cree normal.
Lo que esa gente ignora es que detrás de ese chico pálido, despeinado, vestido de negro, se esconde un alma pura e ingenua incapaz de hacer mal a nada ni a nadie. Eduardo conoce el amor, pero pronto se dará cuenta de que el amor puede ser lo más bonito, pero a la vez lo más cruel del mundo.

Desde el comienzo, Tim Burton nos propone un cuento gótico, oscuro y romántico. Pero luego pasamos a un barrio "american life" de los 50 o 60 (pero los hijos van como en 1990); y el filme sigue derroteros de comedia de enredos y de humor, que le hace perder calidad, traicionando parcialmente el tono de la cinta.

Y es una pena porque cuando la historia se centra en Eduardo (muy bien Johnny Depp), en sus recuerdos donde aparece su creador, en algunas secuencias con Winona, en el maravilloso final, la película merecería un 10.

En esta historia hay un trasfondo enorme, plagado de enseñanzas y contundentes verdades. Desgraciadamente, vivimos en un mundo en el que lo "diferente" suele ser considerado como inferior y que si es novedoso todo es muy bonito, pero cuando deja de resultar gracioso se aísla, margina y desdeña.

Gracias a la música y el tono fantástico que logra transmitir, se percibe una melancolía que confieso, emociona y te hace lamentar que este cuento gótico, no hubiera mantenido ese tono desde el principio al final.

Pienso que la vida cotidiana de Edward en el vecindario no tiene ni la sensibilidad que desprende la historia y el propio personaje. 

Ante ese tono de leyenda y ese aire de fábula romántica que impregna la película, hablar de barbacoas y peluquerías resulta algo fuera de lugar.

Aún así, se le perdona por lo divertido de las situaciones y por la importancia de esas experiencias, ninguna superflua, en el desarrollo de la historia.

El trabajo de los actores es notable, desde el siempre seguro y alter ego en pantalla de Burton, Johnny Depp (en su primer rol para este director), a la bella y joven Winona Ryder (Kim, la niña mimada de la cual Eduardo se enamora).

Pasando por dos intérpretes maduros y de gran oficio como Alan Arkin y Dianne Wiest. Cierra el círculo la estupenda actuación de Kathy Baker y la muy celebrada última presencia del veterano Vincent Price.

Una metáfora que intenta hacernos comprender que no debemos juzgar por las apariencias, que detrás de alguien "distinto" puede haber un gran corazón y detrás de alguien "normal" puede esconderse un monstruo.



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Sin Perdon (1992): La redención del Pistolero


La verdad es que no soy aficionado a los westerns, nunca me han acabado de gustar demasiado después de ver muchos por televisión a lo largo de los años, pero con "Sin Perdón", puedo decir que nunca un western me había gustado tanto.

Cuando el western, el más cinematográfico y clásico de los géneros del cine americano, parecía muerto, tuvo que llegar el gran Clint para ofrecer el que para quien esto escribe, quizás el más original e interesante de la historia del cine.

Es muy fácil en este género matar gratuitamente, y que se muestre banalmente, pero aquí su protagonista se pregunta sobre lo que supone matar a un hombre.

Se nos muestra la evolución de William Munny (Clint Eastwood), un forajido violento, envejecido y venido a menos que ahora vive retirado en una granja con sus hijos. De repente le llega la oferta de hacer de caza recompensas de unos maltratadores de prostitutas y así salir de la miseria en la que se encuentra.

Para conseguirlo se une a su viejo amigo Sam (Morgan Freeman). El burdel en cuestión se encuentra en un pueblo donde el que manda es un sheriff dictatorial y frío que pone la ley a su antojo, llamado Little Bill (Gene Hackman).

La gran diferencia que marca “Sin Perdón” de otras cintas de similares argumentos es la carga moral, social, humana de una historia que no habla de otra cosa que del peso de la muerte, del asesinato, en la conciencia de un hombre común.

Todos los personajes huyen de los estereotipos. No existen los buenos ni los malos y todos cargan demonios internos.

Por lo que muchos puedan decir sobre Eastwood acerca de sus interpretaciones, puede ser correcto decir que casi todos sus personajes tienen un mismo perfil. Aquí pasa lo mismo, siendo la diferencia que es interpretado con la dureza que sólo el puede imprimir al personaje.

El anti héroe que encarna Eastwood representa pues el peso de un pasado convertido en futuro, de un destino inevitable por los errores y horrores encarnados en una vida repleta de equivocaciones y pérdidas.

Además, muestra que la búsqueda de la redención queda en el olvido cuando se choca con lo que es querido. 

Y es en ese instante donde afloran los sentimientos más bajos del hombre, donde el deseo de venganza y dar muerte supera todo raciocinio.



Gene Hackman y Morgan Freeman dan buenas actuaciones dentro del registro que se le conoce (impulsivo, duro y con la cabeza caliente el primero; reflexivo, a veces malo pero sobre todo demasiado concienzudo el segundo).

Se le puede achacar a “Sin Perdón” su lentitud y cierta carga rítmica, la sensación de que muchas situaciones y escenas de la cinta se alargan sin saber muy bien a dónde se dirigen. Pero con la parte final, el destino de los personajes queda claro.

La estética no tiene nada que envidiarle a los grandes clásicos del lejano oeste y la banda sonora acrecienta el tono melancólico y solitario del protagonista principal.
Épica película que demuestra que no siempre el tiroteo o el duelo es lo más atrayente del western, sino la profundidad de los personajes.

 

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