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Shirley Valentine (1989): La Rebeldía perdida


Shirley Bradshaw (Paulina Collins) ha podido ver siempre el lado divertido de cualquier situación. Ella era un rebelde cuando era adolescente, aunque ahora es ama de casa y madre y siente que ha perdido sus sueños. Cuando su mejor amiga gana un concurso y pide que Shirley la acompañe en un viaje a Grecia, concretamente a la isla Mykonos; Shirley comenzará un viaje de autodescubrimiento.

Shirley Valentine no ha podido desarrollar su "yo", por culpa de la falta de autoestima. Su vida se va vaciando poco a poco. Pero llegará un momento en que la rebeldía que siempre ha tenido (el apellido no es casual) aflore y le dé la suficiente entereza como para "no desertar de la vida".

Antes de que se llevara al cine, "Shirley Valentine" había sido un exitazo en los teatros de Broadway, haciéndole ganar a su protagonista, Paulina Collins, el premio Tony por su actuación.

La actriz, proporciona todo un recital de registros expresivos: maravillosa, vital, atrevida, exultante.
Shirley es una persona que se ha vuelto invisible para su marido, sus hijos, vecinos, amigos...

Están acostumbrados a que ella lo dé todo con el máximo cariño e ilusión; hasta el extremo de que la Shirley de hace un montón de años que tenía ideas propias, iniciativa, ilusiones...desapareció.

La culpa no la tiene nadie porque ningún ser humano debería apartar sus sueños, su camino, sus sentimientos... por encontrar un sitio en el mundo o por estar con las personas que más ama.
Por eso, llegado al punto donde se encontraba la protagonista de esta encantadora película, sólo queda una solución y es retirarte para encontrarte a ti mismo.

Justo en ese preciso momento en que te perdiste, y es hora de empezar a amarte regalándote cosas buenas, acercándote de nuevo a tus sentimientos.


Porque es imposible amar la vida ni a nadie si uno se ha olvidado de lo que siente, de lo que necesita, de quién es.

Quien busque una buena comedia, puede pasar un rato divertidísimo.
Pero aconsejo no quedarse ahí; Shirley Valentine es "valiente" (valga la expresión) y nos llevará a un final abierto en que, recuperada la identidad, todo es posible, porque ese "nosotros" es construible, ya en unas circunstancias concretas.

Es verdad que para salvar el tono de comedia y hacer verosímil la historia de Shirley, los personajes que la rodean y que sirven de contrapunto han de ser estereotipos acartonados (el marido, los hijos, la vecina, la profesora, la compañera de clase, la amiga).

En el fondo, todos quieren ser como ella, pero ella ha creído que debía renunciar a su "yo" para adaptarse. Este error la hará desertar de la vida. Cuando se dé cuenta, todo habrá cambiado.

Shirley, simple, rebelde y sin pelos en la lengua te paseará por las emociones y el sentir de muchos que no terminan de "digerir" la realidad que les rodea. No hay edad para sufrir la frustración, la soledad y la incomprensión... pero tampoco para encontrarse a uno mismo y cambiar el curso de la historia.





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