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Rebeca (1940): La sombra del pasado es alargada


Al poco tiempo de perder a su esposa Rebeca, el aristócrata inglés Maxim De Winter conoce en Montecarlo a una joven humilde, dama de compañía de una señora americana. De Winter y la joven se casan y se van a vivir a Inglaterra, a la mansión de Manderley, residencia habitual de Maxim. La nueva señora De Winter se da cuenta muy pronto de que todo allí está impregnado del recuerdo de Rebeca.

El director británico, creador de un universo propio, consiguió someter al público a las emociones menos improvisadas de la historia del cine.

Desde sus primeras películas realizadas en su natal Inglaterra, Hitchcock se distinguió por su interés en extraer la máxima expresividad del lenguaje cinematográfico, tanto a nivel visual como sonoro. 

Más tarde en los Estados Unidos, a raíz del éxito de “Rebeca”, comenzó a realizar verdaderas proezas cinematográficas.

"Rebeca", para empezar tiene el mérito de tener por protagonista a una mujer que no aparece ni una sola vez en todo el metraje y, por si fuera poco, pone nombre a una prenda de lana, que hasta entonces se llamaba simplemente chaqueta de punto. Aparte de eso, la pelicula mantiene el interés plano a plano hasta el final con su dosis de amor, humor y perversión.

"Rebeca" es ciertamente una película especial. La historia realmente atractiva, adapta una obra exitosa escrita por Daphne du Maurier, aunque introduciendo algunos cambios en la escritura del guión, para obtener más suspense. 

También resulta notorio que la película envejece mal debido a unos personajes demasiado estereotipados y clasistas de la época que impiden por completo que el espectador logre identificarse con la protagonista y con el calvario que está sufriendo. 

Por suerte el film atesora muchísimas más virtudes, que la hacen merecedora de ser consideradas una de las mejores películas de su director.

Con respecto a las interpretaciones, aunque Rebeca es el personaje sobre el que gira toda la acción y la segunda señora de Winter la presunta protagonista, en realidad es la siniestra ama de llaves, interpretada por una increíble Judith Anderson, el personaje que más huella deja en el espectador, como alguien obsesivo con el recuerdo de la fallecida señora De Winter.

Laurence Olivier como siempre está genial pero no es una de sus grandes interpretaciones; Joan Fontaine (con un cierto parecido a Ingrid Bergman) está muy bien como la nueva señora De Winter; timida, apocada e incluso sumisa.
Una vez más Hitchcock centra su atención en trastornos de la conducta, como hará posteriormente en algunas de sus mejores obras posteriores.

Ver por primera vez una película de Alfred Hitchcock siempre es una experiencia inolvidable. Pero además en el caso de ‘Rebeca’ es reconfortante comprobar que el paso de los años la ha tratado sorprendentemente bien y que es posible disfrutar con ella como el primer día. 





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