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Ser o no Ser (1942): Hamlet contra Hitler



Segunda Guerra Mundial. Varsovia, durante la ocupación alemana. El profesor Siletsky, un espía al servicio de la Gestapo, está a punto de entregar una lista con el nombre de los colaboradores de la Resistencia.

Joseph Tura, actor polaco, intérprete de Hamlet y esposo de María Tura, también conocida actriz, intentará evitarlo. Con la ayuda de los actores de su compañía, se hará pasar por el cruel coronel Erhardt y por Siletsky, para entrar en el cuartel general de las SS.

La historia tiene su desarrollo en el seno de una compañía teatral que se encuentra en Varsovia durante el verano de 1939. Los actores pretenden representar la obra "Gestapo", claramente antinazi, pero las presiones políticas obligarán a que finalmente se lleve a escena Hamlet.

El estallido de la guerra obliga a suspender todas las funciones teatrales, mientras el grupo de actores queda bajo control alemán.

Con un perspicaz y creativo guión, el director Ernst Lubitsch, consigue una comedia negra de fuerte solvencia y enorme soltura que, pese al rechazo del público que, en su momento, no consintió que se mostrara a los nazis con tanta benevolencia, hoy día “SER O NO SER” es ya un clásico del cine que luce más como un cálido homenaje, al compromiso asumido por los artistas en los conflictos bélicos.

Al ser realizada por un director alemán de fuerte y controvertida personalidad como Ernst Lubitsch, “SER O NO SER” (frase extraída de “Hamlet” que tendrá un efectivo significado en la historia), resulta apenas justa esa visión matizada del nazismo, sin dejar de reconocer el derecho de la Resistencia polaca que, unida a los países aliados, contribuyó a su derrota con marcada brillantez.

En el filme del director berlines tienen cabida las infidelidades, las tramas de asesinato y los engaños. Los personajes, cuidadosamente tratados, también tienen que hacer frente a la duda en sus acciones.

Cualquier aficionado al teatro también debería ver esta película ya que hace muchos guiños al mundo de la escena: Shakespeare, la relación entre la ficción y la realidad, los dobles juegos de personajes, las escenografías que aparentan más de lo que son.

Hay que destacar la interpretación de todos los actores y actrices que, guiados por la sabia dirección de Lubistch, caminan con soltura a ambos lados de la línea que hay entre el realismo dramático y la parodia.

Fue el último trabajo de la actriz Carole Lombard, antes de su muerte en accidente de aviación. Junto a Jack Benny, en su mejor papel, y el resto de actores, formaron uno de los repartos de química más contagiosa que ha dado el cine. 

Curiosamente,  la crítica de la época no supo valorar su humor negro tachándolo de banal e insensible.

Esta es otra de esas películas antiguas que entretienen si te entregas, que logra sacarle partido al otro lado de la moneda, del drama histórico a la comedia de enredo. No provocará grandes, carcajadas pero su humor es tan inteligente que no se puede dejar de ver sin una sonrisa. 






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