En un futuro
posnuclear, la raza humana ha sido víctima de un conflicto atómico entre las
dos tribus más poderosas; y de esa guerra nuclear quedaron pocos
sobrevivientes, en ciudades devastadas y con actitudes anarquistas.
Max Rockatansky,
un policía encargado de imponer la ley y el orden en una región desértica de
Australia, tendrá que vérselas con una banda de desequilibrados y despiadados
motociclistas, que van sembrando el pánico por las carreteras.
Película que
marcó una época, y a ella le siguieron dos partes más. A uno le puede gustar o
no, pero uno ha de admitir que fue una película muy original para sus años y
que demuestra como si se sabe lo que se quiere conseguir, se pueden hacer
grandes cosas con pocos medios.
Aunque la
película es desigual y su narración es demasiado episódica (hasta el último
tercio no sabes por donde va a ir la historia), no cabe duda de que tiene
buenos momentos, una estética muy peculiar y, en definitiva, un estilo que te
atrapa.
Por ejemplo, la
banda de moteros, decadentes, extraños, locos, neuróticos, estrafalarios y
malvados, tiene a la postre personalidad, lo que hace que su presencia te
resulte inquietante.
Por otro lado, ese mundo del futuro, sin artilugios tecnológicos ni demás simplezas, te resulta creíble con cuatro pinceladas.
Por otro lado, ese mundo del futuro, sin artilugios tecnológicos ni demás simplezas, te resulta creíble con cuatro pinceladas.
Es más, es hasta atractivo
ya sea por la desolación que transmite. La
venganza en un marco impactante como el desierto de Australia, alejado de las
grandes urbes. Se sustituyen las pistolas por las cadenas y las navajas.
La
justicia no puede frenar a los desalmados, cada vez más numerosos, en un mundo
en el que la gasolina cada vez va siendo más importante por su gran escasez.
Un mundo cada
vez más desértico, en el que, debido a la ausencia de esa justicia, triunfa el
más fuerte y el más inteligente.
Creo que el
director George Miller logra transmitir cierta mística de lo que es la
carretera, como símbolo de libertad, la independencia, como promesa del viaje,
de otros mundos y otras realidades.
Puro sabor a
asfalto, tíos machos, violencia y venganzas como solo aquella época era capaz
de entregar. La historia supuso el debut Mel Gibson en el cine, aunque aquí
aparece soso y su interpretación deja bastante que desear. Aunque se lo perdonaré
por ser su primera película.
Eso sí, la
oportunidad le valió para que Hollywood pusiese sus ojos en él para un sinfín
de buenas e incluso grandes películas a posteriori.
Está claro que
con los años, “Mad Max” no ha envejecido muy bien, pero como buena película de
serie B, en este caso envuelta en asfalto, arena y violencia, ahí reside gran
parte de su encanto.
1 comentarios:
Es cierto que se nota el envejecimiento de la cinta. Aún así reconozco y entiendo el tirón que tuvo la peli cuando se estrenó en aquella época. Escenas como cuando va Mel Gibson a ver a su compañero quemado o cuando sucede lo de su familia se mantienen en la retina aún pasando los años. A mí por eso, de las tres, la segunda es la que me gusta más. El Hummungus ese, mola XD. Un saludo!
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