Seth Brundle, es un científico que
se utiliza a sí mismo como cobaya en la realización de un complejo experimento
de teletransportación. La prueba es un éxito, pero empieza a sufrir unos
extraños cambios en su cuerpo.
Al mismo tiempo, descubre que dentro de la
cápsula donde realizó el experimento con él se introdujo una mosca. Poco a poco, irá transformándose en un
insecto irremediablemente.
Recuerdo muy bien mi
impresión de esta película cuando solamente era un chaval, simplemente me sorprendió,
me produjo asco, miedo y sobre todo, mucho interés.
Las interpretaciones son
bastante buenas a mi parecer. La interpretación de Jeff Goldblum, tímida y
ambiciosa al principio y macabra y temeraria al final es realmente grande.
Geena Davis realiza también
un gran trabajo como la periodista Verónica, quién mantendrá una relación con Seth y será
testigo impotente de sus cambios físicos, como consecuencia de sus
experimentos.
Ella aporta el componente
dramático que tanto peso tiene en la película y que, en cierto modo, me
atrevería a decir que es lo que hace de La mosca una obra tan realista. El
resto de los actores secundarios, en la línea de los anteriores, no desentonan
para nada.
Lo mejor que puede decirse
de La Mosca es que, por momentos, consigue resultar claustrofóbica y
angustiosa, la relación que se establece entre los protagonistas es una
aberrante mezcla de asco y lástima.
Si te gusta el cine de
Cronemberg de toda la vida, esta película te va a gustar por que en esencia es
lo que ha hecho siempre, películas que rompen con lo establecido, y con una
temática extravagante dentro del mundo de la ciencia ficción.
Abstenerse espectadores
sensibles, ya que algunas de sus escenas resultan desagradables e incómodas.
Aunque se agradece la falta de escrúpulos al mostrar ciertas escenas, pues sin
su asquerosidad no estaríamos hablando de una película de culto, en la que toda
bizarrada viene justificada por el punto de partida.
Que luego no se queje
nadie, de que no lo advertí.
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