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Paseando a Miss Daisy (1989): La Vejez y la Amistad



Miss Daisy (Jessica Tandy) es una antipática y autoritaria profesora jubilada de 72 años. Tras sufrir un accidente conduciendo su coche, su hijo (Dan Aykroyd), temiendo por la vida de su madre, contrata a un chófer negro (Morgan Freeman) para que la lleve de paseo. Al principio, la desconfianza de la anciana respecto al tranquilo conductor es absoluta. 

Estamos ante un drama que toma como base la amistad y la vejez. 
Dirigida con un ritmo tranquilo, es propia e íntima en el modo de plasmarla con sencillez y naturalidad, y por estar realizada de modo impecable y magistral a la hora de calar con sinceridad en el espectador, definiéndola con esplendor y emotividad.

Daisy Dwerthan, una señora viuda judía, que planta cara a las inseguridades y temores de su vejez con obstinación y terquedad, acaba entablando la mayor amistad de su vida con su chófer negro, contratado por el hijo de la señora en contra de los deseos de ésta.

Hawk, el chófer, al principio tendrá que soportar los desplantes de la señora Daisy, y opondrá a la terquedad de ella su propio carácter amable y tranquilo. Con el tiempo, se convertirán en excelentes amigos y compartirán el día a día.

Se nos hace referencia al trasfondo sociocultural que se desarrollaba en Estados Unidos a mediados del siglo pasado. En el estado sureño de Georgia, donde aún pervivían los fuertes y arraigados prejuicios contra las personas de raza negra y contra los judíos. En este caso la señora Daisy, judía, y Hawk, negro, consiguen elevarse por encima de todos los prejuicios. 

El filme elude los tópicos y la sensiblería propia de este tipo de productos, contando la historia de buena forma, con un buen ritmo en la trama, algo lento pero sin aburrir.

Al mismo tiempo me sorprende que una película tan poco pretenciosa y sin un gran presupuesto como esta no pasase desapercibida para las masas en los cines allá por el 1989.

Ganar un Oscar y que tuviera un gran éxito de taquilla, pues es prueba de que el público americano, también sabe apreciar los dramas sencillos pero complejos 

En lo referente a las interpretaciones, Morgan Freeman interpreta a un personaje tierno, bondadoso y carismático de los que solo él podría y a los que ya nos tiene muy acostumbrados, pues casi toda su filmografía se reduce a semejantes. Así mismo, el actor hace una gran interpretación, a un buen nivel como es habitual en él y digna de reconocimiento.

Bien respaldado se ve por la veteranía de Jessica Tandy que brinda otra gran interpretación para el recuerdo en su papel de anciana desagradable y malhumorada pero con un gran corazón que espera ser abierto.

Mención especial para Dan Aykroyd que se encuentra apartado de sus típicos papeles de comedia y que se muestra también muy correcto e idóneo en el drama. 

Una película bonita, especial, sencilla con cierta moralina en determinadas ocasiones digna de oscar, como así ocurrió en 1989, sin bien es cierto que su inicio poco alentador y su paso del tiempo, la reducen a la actualidad una buena peli sin más a priori, pero elevada a notable gracias a las fenomenales interpretaciones de sus protagónicos.







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1 comentarios:

Editorial CM dijo...

Una película tan sencilla como conmovedora.

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