Frankie
Machine (Frank Sinatra), un hombre con talento musical, sale de la cárcel y,
además, consigue dejar la heroína. Su principal problema será encontrar un
medio de vida honrado, evitando las drogas y el juego.
Lo
bueno del film, es que nos narra la vida de un hombre cuya vida siempre ha
estado condicionada por todos aquellos que estaban a su alrededor, que usaban
su talento para su propio beneficio sin importarle las consecuencias como si de
vampiros se trataran.
Frankie
Machine es explotado por su habilidad en el juego de póquer, pagándosele una
comisión por las ganancias.
Es explotado por su propia mujer Sofía Zosh
(Eleanor Parker) que le hace creer que está paralítica para que no la abandone,
y por el personaje que le vende y le inyecta la droga (heroína)
Por
otro lado, tenemos la benevolencia del personaje, que también le jugaría malas
pasadas al ser víctima de gente con un egoísmo incontenible.
El
director Otto Preminger se atreve a tratar en esta película un tema siempre
espinoso, y más aún en la época. La droga como sustento de los largos días de
su protagonista y como martirio de sus esperanzas.
El
director profundiza detenida y apropiadamente en la dependencia del
protagonista, que le lleva a la más extrema desesperación y locura.
La película, que podría
entrar en la categoría de lo que se dio en llamar “film noir” da una
importancia decisiva al contexto, al entorno hostil (social, económico y
familiar), el chantaje (mafioso y amoroso) y las propias pasiones amorosas, que
son, en esencia, el tema de fondo de la película.
Alejándose a su vez, de
cualquier postura moralista sobre el uso, abuso, o pesadilla de la adicción a
la heroína, postura que desafortunadamente sí hemos visto en otras películas
mucho más recientes y "llamativas".
A
pesar de ciertos aspectos poco creíbles del guión, éste presenta una historia
interesante y nos embarca en un crescendo dramático bien interpretado por sus
tres actores principales.
Tanto Eleanor Parker como Kim Novak siempre regalan
buenas actuaciones, y su presencia esta vez bien que lo corrobora. Confieso que
no me esperaba a un Frank Sinatra tan solvente y metido en su papel.
Aun
que me da que, con otro actor de más facultades que el señor Sinatra, esta
película en vez de quedarse en buena hubiese derivado en una obra sobresaliente.
Aún así, son dos horas de cine que nadie debería perderse. Muy recomendable
para cualquier cinéfilo.
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