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El Mayor espectáculo del Mundo (1952): El Show debe continuar


El mundo del circo y sus entresijos, con sus grandezas, historias comunes, cotidianeidad y mezquindades. Estamos ante una obra redonda, donde la inocencia y el drama más amargo pueden convivir sin estorbarse.

Narra esta película las vicisitudes de todo tipo que sufre durante una temporada un gran circo, el Ringling Brothers y Bailey. Todos sus componentes han de luchar día a día para que continúen las representaciones por todo el país.

La película comienza en el inicio de la temporada, cuando el mencionado circo, dirigido con mano de hierro por el empresario Brad Bremen (Charlton Heston), contrata al famoso trapecista, Sebastián (Cornel Wilde), quien, a causa de su fama, saca de la pista a Holly (Betty Hutton), una de las trapecistas favoritas del público.

A pesar del disgusto que le produce el haber sido desplazada, Holly reconoce que la habilidad de Sebastián es mucha y que la única forma que ella le puede desplazar es haciendo saltos y equilibrios más impresionantes que aquél.

La decisión de poner a Sebastián en la pista central ha sido tomada por Brad quién ama profundamente a Holly, pero cree un deber hacer todo lo que es mejor para el circo.

Buttons (James Stewart), el payaso misterioso que nunca se saca el maquillaje, hace notar a Brad la lucha que en el aire se desarrolla entre Holly y Sebastián, cada uno tratando de hacer lo mejor y superarse con su rivalidad. Esta pugna finaliza trágicamente…

Los momentos más entrañables de la película los protagoniza el siempre sublime James Stewart; aquí caracterizado como payaso y acusado de un crimen. Atención a las escenas de ternura que protagoniza el "clown" Stewart en compañía de su simpático perrito.
Todo el resto de personajes del circo están muy bien creados, además de interpretados convincentemente por sus respectivos actores, aunque está claro que ninguno de ellos es "el" o "la" protagonista, porque quien ocupa siempre el primer plano es el "circo" mismo.

Destacar a Cornel Wilde en el papel de chulesco y fanfarrón trapecista francés que cada vez se arriesga más en sus números de trapecio, así como la rubia Betty Hutton o la morena Dorothy Lamour que aportan sus rasgos de "glamour" femenino clásico a esta colorida película.

Algunos espectadores “modernos” creen que esta película no es tan valiosa porque, según su opinión, es inocente, infantil, enfocada al espectáculo, acartonada y carente de interés en la actualidad.

Todo lo contrario; es una película igual de vigente en la actualidad que en aquella época, pues trata numerosos temas sin dejar de entretener y divertir.

Nos muestra el valor del esfuerzo humano, el drama de algunos hombres cuando pierden aquello que aman, la importancia del sentido del deber y de la profesionalidad, la ilusión de los niños y de los padres ante espectáculos grandiosos, historias trágicas de celos, codicia y muerte... En fin, lo que sería la vida misma




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