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El Golpe (1973): El Arte de Estafar




La acción, que comienza en Joliet (Illinois) y continúa en Chicago (Illinois), se extiende a lo largo de unos meses a partir de septiembre de 1936. Johnny Hooker (Robert Redford) y Luther Coleman (Robert Earl Jones), dos timadores que actúan en pareja, engañan a un esbirro del gángster Doyle Lonnegan (Robert Shaw).

A la muerte de Luther, Johnny busca la ayuda de Henry Gandorff (Paul Newman), conocido estafador semi-retirado. Johnny, de unos 28 años, es impulsivo, hábil y manirroto. Henry, de más de 40, es inteligente y de nervios templados.

Ambos deberán aliarse para realizar el gran timo de sus vidas hacia dicho tipo, que ha asesinado al amigo del primero.

Tomar en consideración que Doyle Lonnegan (el mafioso en cuestión), es también un experto en las artes sucias, algo que llevará a Hooker y Henry a ejecutar un plan maestro, pensado minuciosamente, donde un error puede costar la vida de uno, por no decir de ambos.

Más sencillo imposible. Y más entretenido tampoco. Durante una historia dividida en partes (bien indicadas en la pantalla), asistimos a la preparación del gran Golpe.

El film es una comedia dramática, que incorpora elementos de intriga, crimen, gángsters, aventura y  humor. Estamos ante sin duda, la película que mejor trata el tema de los timos ya que un sólo golpe maestro y perfectamente pensado es suficiente para toda la historia.

"El golpe" es una película deliberadamente bromista, una juerga de dos horas, dónde se plantea el juego como una metáfora de la vida (quién más arriesga, lucha o se lanza a la aventura acaba por sacar algo más del pastel de la misma).

El reparto encabezado por Paul Newman y Robert Redford, ambos perfectos, volviendo a dar muestras de una excelente interacción en pantalla.

Aunque no hay que desmerecer al resto del reparto (Robert Shaw, Charles Durning, Ray Walston, Eileen Brennan, Harold Gould, etc), cumpliendo con lo que se les exige en el guión y dando la dimensión adecuada al personaje que están interpretando.

El gran mérito del director, es encajar con maestría todos los mecanismos que intervienen en la historia que nos cuenta, aderezando el decorado con una estupenda banda sonora, sin dejar nada al azar, y consiguiendo mantener el interés del espectador para llevarlo hasta la sorpresa final.

El ambiente corrupto de las ciudades y los tinglados ilegales hacen una piña con los estafadores y burdeles de las calles de Chicago, para mostrarte la vida de aquella época con un cálido tono de humor sin impertinencias.

La película se pasa en un suspiro y por el camino deja perplejo al espectador mostrándole que los actores de hoy en día tienen mucho que aprender sobre las maneras de estos gigantes llamados Newman y Redford.




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