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El Crepúsculo de los Dioses (1950): Cuando las Estrellas se Apagan


  
Esta película nos habla de la transición entre el cine mudo y sonoro, de los actores y actrices que quedaron en el camino, antaño estrellas afamadas y que deben contemplar como el inexorable devenir del paso del tiempo las sepulta junto a un cine que ya no existe; mientras ellas no se resignan a exhalar su último aliento en el anonimato y sueñan con el día en que vuelvan a brillar en el firmamento cinematográfico.

Joe Gillis (William Holden) es un guionista de cine con dificultades económicas, porque apenas logra vivir de su trabajo.

Perseguido por un par de hombres que pretenden obligarlo a saldar sus deudas, acaba refugiándode (de forma casual) en una mansión es estado decadente, que pertenece a Norma Desmond (interpretada por Gloria Swanson).

Desmond es una vieja estrella del cine mudo, recluida permanentemente en su casa, situada en el exclusivo barrio de Sunset Boulevard... acumula el dinero pero carece de amistades y
que sólo se
relaciona con un mayordomo, Max (Erich von Stroheim).

La mujer desea regresar al mundo del cine, porque cree conservar el encanto de su juventud y la admiración de sus seguidores... ignorando que su 'epoca dorada' ya pasó. Esta dispuesta a financiar la película y también ha redactado el guión que pretende llevar a la gran pantalla, basado en la vida de Salomé; para intentar mejorarlo, la millonaria contratará los servicios del más joven y apuesto guionista..

En realidad, este es un film depresivo. Nos enseña el devenir desdichado de alguien que experimentó la auténtica felicidad en y mediante sus propias carnes, prohibiéndola disfrutarla de otra forma para siempre y enjaulando su personalidad en un perfil manipulador y malicioso.

Y a su vez, de un hombre con sueños que poco a poco se han ido desvaneciendo y lo han convertido en alguien que termina confiando más en sus necesidades que en sus deseos, confundiéndolos.

Todos los actores están realmente brillantes y convincentes. El director Billy Wilder resucitó para la película a Gloria Swanson, antigua estrella del cine mudo, y el resultado fue asombroso, con un personaje que te provoca una mezcla de pena y espanto.

Junto a ella, un perfecto y atractivo William Holden, y para mí el mejor, Erich von Stroheim, como culmen de la locura y el autoconvencimiento de que los tiempos no han cambiado.
Todo enmarcado en un ambiente congelado en el tiempo y como fuera de la realidad, muy bien contrastado con el ambiente de fuera, al que pocas veces puede escapar el protagonista.

El Crepúsculo de los Dioses, es pues una disección que pese al concreto y lejano momento histórico en que se sitúa, está presente aún en nuestro tiempo.

Se habla de esas personas dejadas en la cuenta de una vida, de almas abandonadas y juguetes rotos por las falsas ilusiones, por ese monstruo feroz que es el ego, de cómo un mundo puede destruir la cordura de los grandes y llevarlos a un lugar, a un limbo, en el que definitivamente, lo han perdido todo.


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