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El Profesor Chiflado (1963): El deseo de querer parecerse al que no se es




El humor del famoso cómico Jerry Lewis es amplísimo e inteligente, pues guarda esta última cualidad en sus constantes caracterizaciones de ser humano estúpido y patoso.

En este caso, y tomando como base el personaje dual creado por el novelista R. L. Stevenson, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, la película cuestiona con perspicacia la cultura de la apariencia reinante en la sociedad americana y en consecuencia, en toda la occidental.

Julius Kelp (Jerry Lewis), es un profesor universitario de química no muy agraciado y con poco éxito en sus contactos sociales, lo que lo hace víctima del escarnio de sus alumnos y lo lleva a considerar imposible, que la alumna por la que se siente atraído, pueda fijarse en él. 

Por lo que inventara una fórmula que le convierte en otra persona muy diferente, arrogante y seductora: Buddy Love.

Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos sentido el deseo de ser otro, alguien más guapo, más listo, más fuerte, alguien "mejor" en una palabra. 

Jerry Lewis hizo realidad ese gran sueño colectivo en El Profesor Chiflado al transformar al inofensivo, desvalido y ridículo Profesor Kelp en el definitivamente seductor Buddy Love.

Pero Lewis se permitió también denunciar el horror posible de ese sueño... 

Porque ese Love, todo lo contrario que el amor promete su nombre, es un ser egoista, narcisista, agresivo e inhumano...en definitiva alguien odioso.

Love materializa las fantasías y deseos reprimidos del tontorrón y caótico Kelp y desvela su terrorífica dimensión en el desesperado machismo que le hace ser absolutamente atractivo e infinitamente detestable.

Kelp no ha hecho más que liberar el monstruo que todos llevamos dentro, el Hyde que anida en el corazón de Jekyll, tal y como lo describió Robert Louis Stevenson en su inmortal relato, del que El Profesor Chiflado constituye una inteligente e imaginativa versión.

Y es que sólo Lewis podía abordar con éxito un proyecto así, ya que el desdoblamiento es el rasgo fundamental de su personalidad y su carrera. Por un lado estaba el Lewis bobo e infeliz y por otro estaba Joseph Levitch, empresario real, creador incansable y megalomaniaco del control absoluto.


Pero el desdoblamiento no termina ahí, si no que se prolonga en todos los órdenes: el payaso de comicidad burda y violenta y el técnico minucioso y competente.

Entre el fabricante de tontas películas para niños y adolescentes "retrasados" como siempre, se le consideró en America y el cineasta completo, ambicioso y original, como siempre se le ha considerado en Europa.


Jerry Lewis realiza su comedia más celebrada por su hábil acomodo de narración y comicidad. No obstante, no faltan los peculiares momentos en los que el hilo narrativo queda suspendido en favor de una serie de gags absurdos y fantasiosos, como suele ser habitual en su cine.

Lewis quiere hacernos reír de forma imparable, pero no es menos cierto que quiere, entre tanta carcajada elaborada, que pensemos. 

A pesar de que pueda ser una película previsible; de fondo la cinta nos brinda un análisis –liviano obviamente- sobre las inseguridades y los complejos de inferioridad.

Entre toda la variedad de muecas lewisianas aquí utilizadas, lo que aparece es una sátira sangrante de la sociedad USA del momento, del culto a la belleza y al cuerpo.

Además de esto, es una solemne y nada divertida lección humana: seamos cada uno nosotros mismos, crezcamos en nuestra estima, mostremos nuestra intransferible personalidad en todo momento y no aspiremos a artificializar lo innato y que hemos ido adquiriendo día a día.









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