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El Quinteto de la Muerte (1955): La anciana de la muerte



En una casa aislada y próxima a las vías del tren vive la señora Wilberforce, una venerable anciana que alquila dos habitaciones al misterioso profesor Marcus y a los cuatro miembros de su siniestra banda de música.

Conseguir que una comedia funcione a la perfección, y que el mecanismo por el que eso sucede no se note en pantalla, es algo a lo que cualquier director debe aspirar.

Puede haber muchos gags y situaciones brillantes, pero que esa suma de momentos aislados den como resultado una obra redonda, en la que todo fluye sin aparente esfuerzo, es algo que muy pocas veces se consigue.

Todo esto que comento en el párrafo anterior se cumple a la perfección en El quinteto de muerte, deliciosa comedia, con toques muy negros, que funciona de manera precisa y brillante, ofreciendo elevadas dosis de originalidad y un acabado visual impecable.

La historia de "El quinteto de la muerte", tiene como protagonista a una entrañable anciana, de modélicos modales, que vive en una peculiar casa con vistas a las vías del tren. 

Allí recibe la visita de un extraño caballero que busca alquilar una habitación donde vivir y, además, poder ensayar con su  quinteto de música. 

La anciana le acoge en su casa, encantada con la posibilidad de escuchar los ensayos.

La intención de este hombre y su quinteto de música es bien distinta, ya que su idea es cometer un robo por todo lo alto, en el que la ancianita tendrá un papel importante sin ella saberlo.

A partir de ese momento, la sucesión de equívocos provocarán un desarrollo de los acontecimientos realmente desternillante, donde los ladrones se darán cuenta, que su mayor problema no será hacerse con el dinero, sino soportar a la “tierna” anciana.

Esta sucesión de situaciones cómicas, con algún grado de tensión incluido, desembocan en un final más negro que el carbón, como el transportan esos vagones que tanto protagonismo, adquieren al final de la película.

Es evidente la maestría del “casting” en la configuración física de los cinco esperpénticos ladrones, con escenas que definen claramente su personalidad:

Marcus (Guinness) es hipócrita y vehemente, de mirada ratonil y gestos expresionistas; Louis (Herbert Lom), es el más caricaturesco de todos en su indisimulada maldad, vestido como un gánster de Chicago, incapaz de mantener en la postura correcta, el violín que le ha tocado en suerte.

Después tenemos a Lawson (Danny Green), que simula ser contrabajista dada su corpulencia, la misma que le convierte en un gigantón entrañable y algo corto de luces; Harry Robinson (Peter Sellers) es el menudo y amable del grupo, el más cómico y convincente. 

Por último, el mayor Courtney (Cecil Parker) resulta en cambio el más asustadizo y el más incrédulo en cuanto al golpe.


Una comedia británica original y corrosiva, que sabe sacar partido a situaciones cruentas, para convertirlas en humor chispeante.







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