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Un Dios Salvaje (2011): Las Falsas Apariencias hacen Perder los Papeles



Adaptación del texto teatral de Yasmina Reza "Le dieu du carnage", (quién colabora además en el guión del propio filme); Roman Polanski saca su lado más malévolo y mordaz para hablarnos sobre la hipocresía de lo cotidiano, partiendo de un incidente de lo más común entre dos niños.

En el Parque del puente de Brooklin, un grupo de chavales se divierte con juegos inofensivos... o no tanto. Lo que parece una charla amistosa se torna en un cada vez amargo intercambio de empujones y -presuntos- insultos. Sin saber bien cómo, uno de los críos agarra con fuerza un palo y golpea a otro en toda la cara, rompiéndole dos dientes.

Posteriormente los padres del chico agresor, Michael (John Reilly) y Nancy (Kate Winslet), se reúnen en la casa de los padres del niño agredido, Penelope (Jodie Foster) y Alan (Cristopher Waltz) para tratar este incidente. Todo muy formal, muy políticamente correcto... en un principio.

La conversación se complica, y van saliendo a flote los caracteres más íntimos de cada uno de ellos. Aparecen los egos, fuertemente instalados; las frustraciones, los resentimientos personales y de clase, llegándose a la destrucción de esos egos, a veces disimuladamente, a veces cruel.

Se producen así una serie de situaciones, a veces serias, a veces tremendamente cómicas, que hacen que el film sea estupendamente divertido.

“Un dios salvaje” no oculta sus orígenes, así tenemos prácticamente una única habitación, cuatro personajes y diálogos sin parar, sin apenas música. 

En principio da cierta pereza enfrentarse a una película con estas condiciones, pero sabe sacar partido de sus limitaciones.

En este caso son sólo cuatro los personajes, con lo cual el éxito de la historia tiene que basarse en las interpretaciones de los actores y en un guión que mantenga el interés sin decaer.
Los papeles y roles del cuarteto son atractivos y también domados por cuatro de los más grandes actores del momento, quizás debería decir de la última década.

Kate Winslet, en un personaje tan reprimido como disparatado, gracias a unas gotas de alcohol; Christopher Waltz, para mí el mejor, con un personaje inquieto y muy solicitado; Jodie Foster, en un personaje sollozante y egocentrista; y por último John C. Reilly, un personaje contenido pero con carácter.

Así, al que se define como alumno aventajado de maestros como Ivanhoe o John Wayne, le da asco coger con las manos un hámster. La que critica la relación de dependencia entre el hombre moderno y los teléfonos móviles, se desmorona cuando alguien destroza su kit de maquillaje.

La que tilda a los demás de hipócritas, despotrica a la espalda de sus invitados a las primeras de cambio. Por su parte, el que se gana la vida en las cortes de justicia, tiene la firme creencia (nada exenta de cinismo) que nuestro mundo está gobernado por el caos, la violencia y la brutalidad.

La educación de la que presumen los cuatro padres, se rompe mientras avanza la película y asoma el legado del "Dios salvaje" anunciado en el título de la película. Él es el verdadero protagonista de este film.

Si algo está por encima de la realidad, si existiese un Dios que nos trascendiera y al que nos pareciéramos a imagen y semejanza, creo que sus características serían la irracionalidad, la soberbia, el egoísmo y la locura.

Tan solo hay algo que me ha desconcertado de la película de Roman Polanski, y es que todavía no he entendido qué clase de pretensión tiene. Si pretendía mandar algún tipo de mensaje o simplemente pretendía entretenernos.

Si era lo segundo, lo ha conseguido con 80 minutos de comedia de la buena, de la mejor que se puede ver hoy en día (lástima que sea tan corta). Si sus pretensiones iban más allá, si quería dotar a la película de mensaje y cierta profundidad, ha quedado alejada de “El Ángel Exterminador” de Buñuel, película con una situación parecida.

Polanski nos deja una secuencia final que abre a un futuro esperanzador con los protagonistas condenados a entenderse, al mostrarnos un tierno hámster y a los niños detonantes del argumento, jugando de nuevo.

Una película que te mantiene fijo a la pantalla durante todo el metraje. Y eso es mucho decir en el cine de hoy en día.





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