Con el conflicto de la segunda guerra mundial
sucediendo, un piloto americano del ejército es derribado en alta mar, yendo a
parar a una isla del océano Pacífico, lugar en el que reside otro náufrago de
la misma guerra, un oficial japonés.
Al principio, dado que pertenecen a bandos opuestos, se llevan a matar, las circunstancias extremas hacen que se vean forzados a unir fuerzas para sobrevivir.
Al principio, dado que pertenecen a bandos opuestos, se llevan a matar, las circunstancias extremas hacen que se vean forzados a unir fuerzas para sobrevivir.

Dos actores, un escenario, una hostilidad basada
en la desconfianza mutua, que, como no podía ser de otra manera, sólo es
superada por la necesidad de ayudarse mutuamente. A partir de ese momento la
trama se desarrolla en un escenario claustrofóbico...
No es nada fácil mantener la atención del
público con dos personas en una isla, pero aquí se logró. Lo que refleja de la
guerra y la geografía es lo de menos, aquí lo que se demuestra es la mutación
del hombre ante el peligro común, nada más.
Obviamente no es una
película de diálogos ni de personajes, es una historia para los amantes de las
aventuras y la supervivencia.

No es una cinta brillante, ni mucho menos, pero
sabe entretener. Por desgracia, encontré que el final podría haberse trabajado
mucho más, ya que me quedé desorientado no por que no sea original sino porque
encontré no estaba bien llevado a cabo.
Historia de dos almas condenadas a entenderse,
pero cuya hipocresía cultural les pone la relación terriblemente difícil. Es
una historia sobre el interés propio, sobre el compañerismo nada altruista,
sobre la avaricia, sobre el sinsentido.
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