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Tron (1982): Aventuras entre Bits



La Corporación ENCOM está siendo liderada por el inescrupuloso Ed Dillinger (David Warner) que no está dispuesto a dar el visto bueno a que uno de sus empleados, Alan Bradley (Bruce Boleixtner) pueda seguir desarrollando su programa TRON. 

En parte porque parece sumiso a las órdenes del Control Central de Programas, la computadora que rige ENCOM y que sus intenciones van más allá de poder controlar el edificio.

Pero hay un mundo virtual, más fantástico y complejo en el que Kevin Flynn (Jeff Bridges) un hacker y ex-empleado de la Corporación se infiltra por accidente, cuando intenta adentrarse en las entrañas del Control Central de Programas, con el fin de ayudar a su amigo Alan.

“Tron”, esa película que, para cualquier apasionado de la informática, videojuegos o cosas relacionadas con bits es de visionado obligatorio. 

Una cinta que hizo época gracias a su atrevida apuesta, con unos efectos especiales sorprendentes en su día. 

Si la hubiesen estrenado uno o dos años más tarde, que es cuando los ordenadores personales empezaron a comercializarse para los hogares, la película habría hecho furor en vez de fracasar; pero en aquel entonces la gente bien poco conocía del mundo informático. Fue todo un atrevimiento y una película pionera. 

Lógicamente, lo mejor de toda la película es su aspecto visual. El mundo de Tron y su aspecto, es una representación perfecta de lo que sería un ordenador de 16 bits por dentro, de como conviven los componentes de un videojuego llamado Tron.

Es una pena que no brille en los demás apartados como lo hace en el visual. En las interpretaciones, lo más destacable es un Jeff Bridges jovencísimo que lo borda en su papel, pero es un papel que tampoco pide demasiado.

Lo que más salta a la vista dejando a un lado la actuación de Jeff es la interpretación de Bruce Boleixtner como su compañero de fatigas.

Lo más flojo es su argumento, por resultar algo extraño, estar lleno de tópicos, y porque no es una odisea de diversión. 

Nunca tuvo demasiadas pretensiones, por tanto es totalmente comprensible que exista público al que le encante, y público al que le parezca un tostón.

Se le puede alabar sus ansias de originalidad, de tratar de coger un elemento muy novedoso en la época y exprimirlo al máximo.


Supo combinar lo fantástico, la ciencia-ficción, la aventura y la acción de manera acertada: incluso el ser la precursora de otras películas de este subgénero de la ciencia-ficción no demasiado pródigo, con el que se adelantó a películas como Matrix.





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1 comentarios:

Edu Wallace dijo...

Yo soy del público que me encanta. A parte de los revolucionarios medios técnicos para aquella época, quien no se acuerda de las míticas escenas de la batalla con discos o las carreras de motos. A mí me encanta, me parece mucho más interesante que Tron: Legacy. Buena entrada y un saludo!

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