En Los Ángeles, durante una jornada especialmente
agobiante a causa del calor y del colapso del tráfico, de repente, un ciudadano
normal se rebela de manera violenta y destructiva contra todo lo que lo rodea.
Bill Foster (Michael Douglas) no es más que un hombre
corriente que supera como puede las frustraciones de cada día y que lo único
que quiere es regresar a casa.
Profunda y dura crítica al "sueño americano"
por dejar al descubierto su parte más amarga y oscura: la de aquellos que
fracasan en el intento por alcanzarlo y van comprobando irremediablemente como
sus vidas (y hasta su salud mental) se van derrumbando, hasta quedarse como
parias en tierra de nadie, como proscritos en el limbo de los apestados del
sistema.

Se nos reflejan las consecuencias de las vidas
estresantes hasta la pérdida del control, contada con total sarcasmo, con un
estilo tan surrealista que impresiona, llegando a ser una película obscena,
explícita y patológica.
Michael Douglas, un actor que no despierta mi devoción,
precisamente, aquí hace uno de sus mejores papeles metiéndose en la piel de un
inadaptado social con problemas laborales, familiares y, sobre todo, de
identidad y autoestima.
Existe un placer secreto en que otra persona canalice
todas las frustraciones de la sociedad. Muchos cómicos lo hacen. En la película
esto se lleva al extremo, para un mayor impacto dramático.
El protagonista no
es un sociópata, pero ha cruzado la línea, y se ha situado al margen de
cualquier autoridad o norma de convivencia.
Obviamente no es un ejemplo a seguir, y ese es el mensaje
de la película, pero todos nos hacemos cómplices suyos, pues nos identificamos
con las cosas que le pasan en la vida diaria y estresante de las grandes
ciudades.
En el otro extremo, un Robert Duvall igualmente
afortunado, da vida a un veterano sargento de policía en las horas previas al
retiro, cuya vida marital tampoco puede decirse que sea modélica.
No es una obra maestra, pero si que al menos permite
reflexionar sobre ciertas injusticias que existen en la sociedad actual y que
admitimos como "corderitos".
La película se deja ver pero tiene un
final demasiado esperado que te deja la idea final de que siempre continuarán
todas las cosas como están y los que se revelan contra el sistema, no tienen
nada que hacer pues ni el sistema ni los ciudadanos que lo componemos, vamos a
apoyarles.
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