Don Birnam
(Ray Milland) es un escritor fracasado a causa de su adicción al alcohol,
adicción que lo ha destruido física y moralmente, y lo ha convertido en un
hombre desprovisto de voluntad.
Con tal de seguir bebiendo es capaz de todo,
incluso de robar. Tanto su novia (Jane Wyman) como su hermano intentan por
todos los medios regenerarlo, pero sus esfuerzos parecen inútiles. Primera película estadounidense de
Billy Wilder. La acción se desarrolla durante un fin de semana, (la versión
española titula el film de otra manera, como tantas veces, sin ceñirse a la
traducción del título oficial) y es una crónica de lo que es tocar fondo y la
probable redención.
Obra que nos
adentra en las devastadoras consecuencias de las adicciones, en este caso el
alcoholismo, las cuales en nuestra época se han difundido como una plaga
abarcando las drogas, los juegos de azar y de video y hasta el mismo Internet.

El detallismo con que Wilder logra captar y retratar el
horror de esta enfermedad es tremendo.
Las formas en como el protagonista busca
desesperado el ingenio para esconder sus botellas, los empeñamientos, y esas
alucinaciones que llega a tener.
Incluso el nivel de degradación y humillación que alcanza el
personaje es también imponente, desde robar una cartera, amenazar a un barman,
hasta prostituirse en el sentido propio de la palabra.
Hay que reconocer que algunas cosas no cuadran demasiado en el guión, y algunas parecen incluso forzadas; pero tiene los condimentos para triunfar y Billy Wilder es el mejor director, para realizar de todo ello una obra maestra.
Hay que reconocer que algunas cosas no cuadran demasiado en el guión, y algunas parecen incluso forzadas; pero tiene los condimentos para triunfar y Billy Wilder es el mejor director, para realizar de todo ello una obra maestra.
Además de una
actuación del protagonista, Ray Milland, brillante y terriblemente humana, si bien tiene momentos sobreactuados; y Jane Wyman
como esa mujer admirable con gran belleza interior, y muy valiente para luchar
con ese monstruo interior,
A
diferencia de “Días de vino y rosas” que también trata el problema del
alcoholismo, Wilder centra más la mirada en el personaje, su vida, su
alrededor, sus ambiciones, sus ilusiones, las personas que lo rodean, para
saber todo aquello que el alcohol se está llevando consigo.
Incluso
en nuestros días, pocos se han atrevido a mostrar de una forma tan realista, la
relación de dependencia con respecto a algún vicio reconocido.
Hasta entonces,
la figura del borracho tenía en la mayor parte de las veces connotaciones cómicas,
o bien de persona atormentada por un pasado traumático (se le reconocía un
motivo y se toleraba).
Sin embargo, Wilder trató el tema del alcoholismo de cara, despojando a su protagonista de motivos que puedan resultar comprensibles al espectador (excepto por algunas referencias apenas sabemos gran cosa de Birnam salvo que es escritor y que tiene un problema con la bebida), y mostrándo su particular descenso a los infiernos etílicos, en una lucha desigual de resultado incierto.
Sin embargo, Wilder trató el tema del alcoholismo de cara, despojando a su protagonista de motivos que puedan resultar comprensibles al espectador (excepto por algunas referencias apenas sabemos gran cosa de Birnam salvo que es escritor y que tiene un problema con la bebida), y mostrándo su particular descenso a los infiernos etílicos, en una lucha desigual de resultado incierto.
En
el film el alcoholismo es producto del fracaso, la dificultar para aceptar los
errores, impotencia, es beber para olvidar los que no queremos recordar.
La lucha contra las adiciones es muy dura y pocas veces termina como en la película.
La lucha contra las adiciones es muy dura y pocas veces termina como en la película.
Cabe
reconocer que al pasar los años esta cinta no ha perdido valor a diferencia de
otras que son devaluada, por el solo hecho del avance de la tecnología.
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