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El Sirviente (1963): La psicológica relación amo-esclavo


Si hay una palabra que resume las sensaciones que me provocó esta película, ésa es "desconcierto". Adaptación de la novela de Robin Maugham; "El sirviente", es una intrigante historia que habla del poder de la influencia cuando se va imponiendo de abajo hacia arriba.

Es, en este caso, un simple criado el que descubriendo los puntos débiles del joven aristócrata al que sirve, aspira a ocupar el trono que da el dominio psicológico sobre el acomodado y confiado oponente.

El film envuelto en una atmósfera claustrofóbica nos relata la historia de un joven soltero, Tony (James Fox) de clase alta, en el Londres de principios de los sesenta. Este remilgado y elegante aristócrata, se traslada a una vivienda nueva y contrata a un criado, Barrett (Dirk Bogarde).

Barrett, poco a poco se va haciendo con el control de la vida del patrón, gracias a la inseguridad de este. 

El director Joseph Losey retrata a una sociedad decadente, donde la lujuria de sexo y drogas tienen un papel predominante, y cualquiera con un poco de personalidad te la puede liar.

Envueltos en este clima opresivo, las insinuaciones homosexuales son más que evidentes en la relación de amor-odio que se establece entre el jefe y el criado.

Obviamente las relaciones humanas son complejas y nunca sabremos todas las motivaciones del control "demoniaco" y maligno del sirviente.

¿Es la clase baja la que humilla a la clase alta o es simplemente un hombre maquiavélico y seductor (independientemente de su extracción social) el que humilla a un hombre alcohólico, vago, ocioso y sin voluntad?. Sin duda una personalidad fuerte destroza a una personalidad débil.

Las estupendas interpretaciones hacen más que creíble, a veces con desasosiego, la ficción, y tus simpatías escapan de los personajes a medida que vas conociendo su interior.

Hugo Barrett (Dick Bogarde, a quien le van estupendamente los papeles maquiavélicos) es perspicaz, manipulador y seductor. Mientras que Anthony Mounset (James Fox) convence bastante como el refinado, indolente, frágil e inseguro aristócrata, más joven que su criado Barrett.

La cinta te atrapa con su atmósfera cerrada, teatral, con esas relaciones de dependencia cada vez más acusadas, y produce una serie de sensaciones (perplejidad, irritación, desazón...) que terminan por descolocarte y hacen que permanezcas en estado de "shock" al terminar su visionado.

Se puede intuir un intento discursivo del director por criticar a la ignorancia y la inseguridad de la clase burguesa, la cual no sabe desenvolverse sin la ayuda práctica de la clase trabajadora.

Además se analizan indirectamente temáticas profundas tales como el tener en cuenta siempre la dignidad de la persona humana a pesar del tipo de trabajo que despliegue y la siempre vigente batalla entre clases sociales.
Si bien, la película puede resultar confusa y enredada, y tampoco negaré que está algo sobrevalorada.

Película recomendable, para las nuevas generaciones que quieren ver cine de verdad y absolutamente obligatoria, para los que piensan que el cine lo ha inventado Tarantino, Almodóvar o algún otro segundón ascendido gratuitamente a genio de la postmodernidad.



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