Con la tecnología de Blogger.
RSS

Reflejos en un ojo dorado (1967): Pasiones reprimidas



La acción transcurre en un cuartel situado en Georgia. Cerca viven los oficiales, entre ellos el comandante Penderton y su esposa Leonor, un matrimonio no muy bien avenido: la mujer engaña al marido con el coronel Langdon; mientras, el comandante intenta superar la situación, impartiendo clases en la academia. 

Basada en la novela “Reflections in a Golden Eye” (1941) de la escritora estadounidense Carson McCullers; estamos ante un drama sobre problemas conyugales, típico de la década de los sesenta, que reflexiona fundamentalmente sobre la represión sexual y sus consecuencias.

Tenemos la historia de un campamento militar americano dónde se dan todo tipo de conductas sexuales: adulterio, homosexualidad, voyeurismo, fetichismo... Se trata de personajes inmorales, complejos, enfermizos e insatisfechos, derrotados por la cantidad de frustraciones que arrastran.

Por un lado, Marlon Brando, gran intérprete donde los haya, como un comandante reprimido y homosexual; por otro lado Brian Keith como delirante voyeur fetichista enamorado de la esposa de Brando, la petulante, sexual y desafiante Liz Taylor.

Me gusta el cine velado. Me gusta por la creatividad que implica para mostrar lo oculto; si no puedes (o no quieres) decir las cosas abiertamente, el director y los actores tiene que componérselas como puedan paran sugerirlo, insinuarlo o reflejarlo de tal modo que el espectador no se pierda y entienda a la perfección lo que nos están contando. 

Pero no me gusta el cine tan, tan, tan velado... Tan sutil que termina siendo confuso y se queda, para su desgracia y la nuestra, a medio cocer.

Y es lo que sucede con «Reflejos en un ojo dorado» (nombre enigmático donde los haya); que  pierde la fuerza que podría haber tenido, con algo más de claridad a la hora de plantear los personajes.

Está todo tan tapado, con suaves pinceladas, que es casi imposible hacerse un retrato cabal de las situaciones: el comportamiento injustificado del soldado Williams, claramente enfermizo; el por qué del matrimonio entre Leonora y Penderton.

Y lo que realmente une al matrimonio Langdon, con una desequilibrada Alison y un criado filipino que parece servir sólo como contrapunto y alter ego del mayor Weldon. ¿No queda mucho por saber?

Todo esto contribuye a que, además, la historia sea demasiado rebuscada por momentos, poco creíble incluso, y a veces muy lenta, entreteniéndose en detalles que retrasan lo que sería la verdadera historia: la pasión oculta del personaje de Penderton.

A pesar de todo y curiosamente, “Reflejos en un ojo dorado” no se cita como una de las primeras películas que abrieron nuevos caminos hacia el Nuevo cine de Hollywood, como “El graduado”, “Bonnie & Clyde” o “Adivina quién viene esta noche”, todas del mismo año, a pesar de, como decía antes, tocar temas tabú para la época. 

Una historia enfermiza y extraña que se cuenta a través de miradas, gestos, actitudes y engaños; y que podría haber dado mucho más de sí, de haber sido más explícita.







  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

0 comentarios:

Publicar un comentario