En una época, la vida de los gángsters fue el tipo de vida más deseado por algunos. Ser los reyes del mambo, dominar a todo el mundo, jugarte el cuello cada día para poder ser alguien...
Pero una banda de mafiosos no es nada sencilla. Cada integrante cuenta. No te puedes fiar de nadie y a la vez debes ser colega de todo el mundo. Tienes que fingir ser otra persona y al mismo tiempo ser tú para poder tomar las mejores decisiones.
Basada en la novela de Nicholas Pileggi, Martin Scorsese nos presenta la que para mí es la mejor película sobre la Mafia después de la Trilogía de “El Padrino” (si bien es una visión distinta obviamente)

Henry se considera un 'chico listo' que no se resigna a llevar una existencia anodina y llena de trabajo duro y penalidades, como la que vive su padre.
Entrar en ese mundo supondrá tener que trabajar para el capo local, Paul Cicero (Paul Sorvino), y relacionarse con dos tipos muy peligrosos: un atracador tan sagaz como ambicioso, Jimmy Conway (Robert De Niro), y uno de sus socios más violentos: el pequeño y agresivo Tommy DeVito (Joe Pesci).
Entrar en ese mundo supondrá tener que trabajar para el capo local, Paul Cicero (Paul Sorvino), y relacionarse con dos tipos muy peligrosos: un atracador tan sagaz como ambicioso, Jimmy Conway (Robert De Niro), y uno de sus socios más violentos: el pequeño y agresivo Tommy DeVito (Joe Pesci).
Con el paso de los años, Henry irá progresando en la organización y enriqueciéndose... y acabará compartiendo su vida (delictiva) con una joven de origen judío, llamada Karen Friedman (Lorraine Bracco).
El relato se centra fundamentalmente en Henry, describiendo el ascenso y su posterior caída. Se nos cuenta la vida dentro de la mafia de forma genial, mostrándonos sus "pros" (dinero, libertad..), y sus "contras" (el poco valor que tiene la vida humana).

Pero la caracterización de dichos personajes está más allá de las críticas, nos encontramos con que la mayoría de los personajes tienen su magnetismo.
Desde el correcto protagonista Ray Liotta, hasta Lorraine Bracco que también sale a buen nivel, como De Niro, que se lleva una buena parte.
Pero para mi sobre todo destaca Joe Pesci, creo que se lleva la mejor parte de la película protagonizando varias escenas que pueden resultar memorables y con unos diálogos y situaciones con gran ingenio.
La película puede pecar de excesiva duración, pero ello se compensa gracias a un ritmo ininterrumpido y la sempiterna voz en off, recurso al que el director se mantiene constantemente fiel, con la que el protagonista nos narra la historia.

Ningún personaje que aparezca en “Uno de los nuestros” puede caernos bien.
Sin embargo, como espectadores, somos incapaces de no reirles las gracias a todos esos matones cuando hacen de las suyas.
De tan decadente que resulta el panorama que el director nos presenta, sólo nos queda aceptar sus reglas y reír con ellos, identificarnos con ellos, sufrir con ellos.
Así, a través de los ojos de Henry Hill, llegaremos a contemplar el mundo de la mafia incluso con envidia: querremos ser como esos cerdos que se ríen de nosotros, querremos estar en la cima del crimen organizado, porque sabremos que ahí es donde verdaderamente está el poder, y no en las instituciones.
0 comentarios:
Publicar un comentario