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Trilogía de Nueva York (1988): La Búsqueda del Amor



Una película que se disfruta con dolor, con humor, con sarcasmo, con grandes dosis de amor, y sobre todo con una extraordinaria delicadeza y naturalidad.Esta Trilogía, basada en una famosa obra de teatro con tres partes, hace referencia al viaje de Arnold (Harvey Fierstein), en sus relaciones con los hombres en tres etapas concretas de su vida, durante los años 70. La primera se basa en su primer amante Ed, un bisexual que termina por abandonarle para casarse.

La segunda narra su encuentro con el que será el amor de su vida, Alan (Mathew Broderick). Y sobre el tercero hay distintas opiniones, hay quien piensa que es su hijo adoptivo David (yo sigo esa teoría), y hay quien cree que se refiere a su regreso con Ed.

También se interpreta ese tercer acto como aquel en que hay que atar todos los actos inconclusos, como solucionar los problemas con Ed, pero sobre todo con su madre.

Como bien dice en un momento de la película, ya lo ha conseguido todo en la vida, excepto encontrar a alguien que escoja cuidar de él.

El personaje de Arnold resulta entrañable como un hombre homosexual, tierno dedicado a sus amigos, que lucha por hacerse un hueco en la vida tanto a nivel profesional, como sentimental.

Su buen corazón triunfaba ante los desesperantes obstáculos que se le presentaban.

Arnold es fiel a sus principios y sueños, a pesar de las dificultades que suponía salir del armario en un tiempo en que las cosas no resultaban tan fáciles como ahora.
La película también es brillante por conseguir que el espectador entienda ambos puntos de vista, tanto el de Arnold, como el de su madre.

Una película repleta de diálogos geniales y actores muy convincentes, incluyendo una madre homófoba a la que se la puede llegar a odiar y amar a la vez.

Me llamó la atención especialmente este personaje de la madre, interpretado por la veterana actriz Anne Bancroft.

Es un personaje temperamental pero si se analiza es comprensible. Tenemos a la clásica madre que no puede aceptar la homosexualidad de su hijo, pero intenta combinar este problema con el hecho de que le quiere en todo momento.

Aunque la película no acaba con una resolución de ese conflicto madre e hijo, si nos entregaba lo que podía ser interpretado como un primer paso a la reconciliación.

En conjunto, es una película atemporal acerca de la superación de los problemas, y de la fidelidad de la gente con sus principios. Una comedia con sus risas y sus dramas que hay que sentarse a ver y escuchar. La película te encantará si eres una persona sin prejuicios, pero si los tienes, aprovecha para darte una buena bofetada con la historia de Arnold. Una película como él: tierna, sensible, valiente, irónica e inteligente.




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