Con la tecnología de Blogger.
RSS

¡Jo, que noche! (1985): Casi el colmo de la mala suerte.


La noche se presenta muy prometedora: conoces a una chica bastante mona, te da su teléfono y más tarde cuando la llamas te pide que vayas a su casa. Unas horas después no sabes por qué, pero estás corriendo por la calle con un buen grupo de personas persiguiéndote.

¿Cómo es posible? Se necesita muy mala suerte. Así se podría resumir a grandes rasgos el argumento de  “After Hours” (título más apropiado que su traducción al español de “Jo, que noche”)

Es raro ver a un director como Martin Scorsese hacerse cargo de una comedia, pero se atrevió con esta película, una comedia agridulce y con muy mala leche que nos cuenta quizás la peor noche en la vida de un tímido informático, genialmente interpretado por Griffin Dunne.

Yo aclararía, antes que nada, que no se trata de una comedia al uso. Es muy mordaz, además de surrealista, y a ratos absurda.

La gracia, más que en las situaciones (que la tienen), está en el retrato de los personajes: todos unos delirantes esperpentos, algunos claramente mal de la azotea.

Es una especie de guión al estilo rizar el rizo, con un argumento que gira en torno al protagonista principal y a su hecatombe nocturna.

Curioso el hecho de que un animal de oficinas, por una vez que le da por vivir la llamada " noche ", se encuentra con todos los problemas habidos y por haber.

Martin Scorsese nos sitúa como compañeros de la aventura/pesadilla de un pletórico Griffin Dunne (en el mejor papel de su carrera).

Su fiel reflejo del barrio del Soho entrelazado con lo surrealista de sus personajes y conversaciones describe a la perfección el mundo de la noche, donde las personas más extravagantes (y tal vez desequilibradas) se desenvuelven de forma autómata, casi trágica, tal y como se suceden los pasos en este guión.

Hay punkies no muertos, sótanos, papel de periódico, furgonetas, homosexuales, artistas, cloacas, ladrones, llaves, bares abiertos, bares cerrados, suicidios, silbatos... y jaleo en general.

Es la típica noche que no es más que un cúmulo de despropósitos que llevan al protagonista a conocer la otra cara de la ciudad, la de los trasnochadores.

Está en un completo estado de indefensión ante la marea de locos, todos ellos con sus locuras, que pululan por la ciudad a esas horas de la madrugada.

Quizá el estar sólo en casa, pero a salvo de embrollos y resguardado de gente extraña, no sea tan malo después de todo. De hecho, la soledad es uno de los temas sobre los que se basa la película.

El director medita sobre las relaciones humanas, la falta de entendimiento, la seguridad de una vida ordenada, la psicología de la mujer (excelentemente definida, aunque se me catalogue de extremista).

También hace una reflexión de la extraña vida de los seres nocturnos, así como una apuesta por la estética moderna y trasgresora (muy punk) en contraste con el pobre protagonista, clásico.Griffin Dunne lo borda. Y no porque haga una gran interpretación, sino más bien porque da el perfil que precisa el protagonista de esta historia: el de un tipo tímido y algo pardillo.

Sea cual sea el caso, la película no sería igual sin él. Un retrato muy interesante de la ciudad como peligro, y con un final que acaba en círculo, la historia es redonda, empieza y acaba en el mismo lugar.


  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

0 comentarios:

Publicar un comentario