Aprovechando la ausencia de
sus padres, Peter invita a sus mejores amigos, a los que no ve
desde hace años, a celebrar la
Nochevieja en su mansión: son los amigos entrañables del
colegio, con los que representaba obras de teatro y revistas musicales.
Juntos se divierten, pero
también salen a relucir sus problemas, sus sueños y esperanzas rotas, pero lo
que ninguno imagina es la sorpresa que Peter les tiene reservada.
Parte de la plana mayor del
cine británico de los años 80-90 se reunió en esta comedia dramática a las
órdenes de Branagh (descansando entre Shakespeare y Shakespeare) que terminó
siendo seguramente uno de los trabajos más redondos del protagonista de Hamlet,
si no el mejor.
El argumento es algo muchas
veces visto en cine y teatro: la reunión de personas con un pasado en común (en
este caso antiguos amigos, ex actores semiprofesionales u offground) donde
surgen rencores, enredos amorosos, y el presente crítico de cada uno.
En este caso, el elenco de actores está formado por grandes de la pequeña y gran pantalla británica como puedan ser Stephen Fry, Hugh Laurie o Emma Thompson, además del propio director, entre los más destacados.
Estos amigos intentarán
recuperar el tiempo perdido, y solucionar pequeñas rencillas del pasado, a la
vez que intentarán hacer frente a grandes problemas del futuro.
El acertado enfoque de lo
que el director Kenneth Branagh nos propone en este singular film, ya se prevé desde el principio;
con la música de "Everybody Wants To Rule The World" de Tears For
Fears.
A medida que avanzan los créditos de presentación, vamos viendo imágenes de archivo de lo que fue
y deparó la década de los ochenta; la llegada de Reagan al poder; el CD; la
moda del aerobic, Saddam Hussein, John Major,... Hasta la actualidad de los
noventa de aquel momento.
Y ya en todo el film no
dejaremos de escuchar temas (desde Cindy Lauper a Michael Nesmith) de ese
paréntesis en que los amigos se separaron, como si quisieran revivir esa
ausencia con todo lo que se perdieron.
Es una película que se deja
ver; tiene algunos momentos muy rescatables aunque peca en general de ser
liviana, de que no tenga demasiada acción, y a veces resulta edulcorada de más.
Una película entretenida, emotiva y divertida a partes iguales, en la que nada es lo que parece y con un desarrollo de personajes envidiable.
Pero sobre todo, “Los amigos de Peter” es un bello canto
a la amistad, por encima de todas las cosas. Y eso siempre merece ser celebrado.
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