No
creo alejarme mucho de la realidad cuando expongo que durante los
años 90 se inició una reivindicación a hacer un cine más
independiente y personal por parte de autores que mostraron su gran e
irreverente talento, como pudieran ser Kevin Smith, el director de la
cinta que ocupa esta crítica, o incluso Quentin Tarantino.
El
original director Kevin Smith nos deleitó allá por 1994 con esta
ópera prima. una historia cotidiana pero original; donde su autor
únicamente colocó una cámara ante sus actores, filmándoles en un
pobrísimo blanco y negro careciendo de todo tipo de medios y
recursos.
Pese a que la película tiene una trama definida, ésta no es más que una excusa para mostrarnos el día a día de Dante, un vendedor de una tienda de 24 horas, su amigo del videoclub de al lado y su mini-universo.
A eso, se le suman los personajes más absurdos que puedas imaginar,
pero todos ellos bastante realistas, que reconocerán si el
espectador ha trabajado cara al público (de hecho muchos de los gags
están basados en las experiencias de Smith trabajando en una
tienda).
El resultado final es una película poco cuidada y no muy bien hecha, pero con un pulso narrativo y fuerza, que hacen de su visión algo obligatorio gracias a sus sinceros, ácidos y banales diálogos.
Casi
se podría decir que es un collage de cortos, unidos por una leve
historia general.
Escenas
como la del representante de chicles que organiza una revuelta contra
el tabaco, el accidente en el funeral, las menciones constantes al
olor a betún o el hombre del cuarto de baño, perduran en la memoria
gracias a su sencillez y genialidad.
Además, la introducción de las
“mascotas” de Smith Jay & Bob el Silencioso, que estarán a
lo largo de toda su filmografía, es también bastante notable.
Pese a
la continua sucesión de situaciones, el filme no llega a hacerse
pesado en ningún momento. Más bien al contrario, estamos esperando
cuál será la próxima ocurrencia o el siguiente tarado que entrará
al local.
Sin
pretensiones, esta película tarda muy poco tiempo en engancharte e
introducirte en las vivencias de unos personajes honestos, a los que
les pasa lo que a todo el mundo, con los que no es difícil
empatizar.
Sin
perder en ningún momento el ritmo, nos va regalando pequeños
detalles de humor y filosofía callejera, todo sumergido en un
ambiente noventero, muy grunge y punk, característicos de los 90. La
nueva generación que estaba por venir, con sus preocupaciones e
intereses.
Gracias
a “Clerks”, ahora sé que una película "freak" puede
llegar a ser algo tan sorprendente como un clásico - salvando
distancias, claro -.
0 comentarios:
Publicar un comentario