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Sola en la oscuridad (1967): Peligro entre tinieblas



El fotógrafo Sam Hendrix conoce en un avión a una modelo. La joven lleva consigo una muñeca llena de droga y la cambia por una muñeca de regalo que lleva Sam sin que éste se dé cuenta.

Más tarde, en Greenwich Village, dos delincuentes que tratan de recuperar la droga se encuentran en el apartamento del fotógrafo con Roat (Alan Arkin), un despiadado criminal que ha asesinado a la modelo porque intentaba traicionarlo. 
Su conversación se ve interrumpida por la llegada de Susy (Audrey Hepburn), la esposa de Sam, que es ciega.

Interesante historia con un guión que podría haber sido firmado por el mismísimo Hitchcock, porque se desarrolla, casi en su totalidad en un pequeño apartamento de Nueva York, y tiene 5-6 personajes y una trama muy sencilla.

La diferencia está, claro es, en la trama en sí: el malo, malísimo, intenta recuperar una muñeca con droga (para los ojos de esta época, en mi opinión, se ve una cantidad de droga muy ridícula para tanta historia), que tiene, circunstancialmente, la mujer ciega de un fotógrafo que se ha ido de viaje.

Suzy es un personaje astuto, a pesar de su discapacidad visual. Ella aprovechará sus otros sentidos, para desatarse en las situaciones que se le presentan, y conseguirá engañar en varias ocasiones a sus atacantes.

Siendo Audrey Hepburn una de las actrices más reconocidas en la historia del cine, no se puede esperar menos que una actuación espléndida. Sorprende gratamente la capacidad de deducción de su personaje, que presenta un sexto sentido a la hora de obtener información a través de los aromas, sonidos, las conversaciones y la intuición propia.

Con respecto al resto de actuaciones, Richard Crenna está irreprochable en su labor y Alan Arkin frío y destacable en su tarea. El resto de secundarios están simplemente correctos y no restan calidad a la película.

Como curiosidad, decir que la historia está basada en la obra de teatro homónima de Frederick Kont, autor de "Crimen perfecto" y otros éxitos policíacos.

En la original representación teatral de ‘Sola en la oscuridad’: en el momento de mayor tensión, apagaron las luces de toda la sala y los espectadores se quedaron completamente a oscuras. 

El director Terence Young ,volvió a repetir para la gran pantalla este mismo experimento. Y le funcionó a la perfección.


Una pequeña gran película que logra camuflar bastante bien el origen teatral de su argumento, manteniendo estupendamente la tensión en el ánimo del espectador, que quiera degustar una producción tan asfixiante como bien elaborada.





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