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Gente Corriente (1980): Dramas familiares de gente normal



Conrad acaba de salir del hospital después de haber intentado suicidarse a raíz de la muerte de su hermano en un accidente. Mantiene una relación muy tensa con su madre y vive atormentado por sentimientos de culpa.

Aunque visita todas las semanas a un psiquiatra, no se siente a gusto hasta que conoce a una compañera del coro y empiezan a salir juntos.

Ordinary people", primera película dirigida por Robert Redford (con una no muy extensa, pero interesante filmografía), está basada en la novela del mismo título de la psicóloga estadounidense Judith Guest.

La autora, que había tenido en su despacho a un buen número de adolescentes, sintió que las crisis familiares que suelen darse entre estos y sus padres, daban para unas interesantes historias.

Podemos discutir si era la mejor película del año, pero de lo que no tengo dudas es que estamos ante un muy buen film.

Yendo formalmente a contracorriente del cine de la época, por su ritmo soegado, y sin aspavientos, consigue conectar con las únicas herramientas de la palabra y los silencios.

Las actuaciones son un punto a favor, Timothy Hutton en una composición magistral, dando vida al personaje más acomplejado por la desgracia, en parte por sentirse culpable, y por otro lado por la etapa de su vida en que se produce esta pérdida. Merecido su Oscar como mejor actor de reparto.

Mary Tyler Moore y Donald Sutherland consiguen hacer creíble cada escena del filme, y aportan la cuota de experiencia para darle a la cinta el toque aplomado y sobrio necesario para este tipo de filmes.

Me gustó mucho cómo están retratados cada uno de los personajes, muy bien caracterizados, interactúan en un argumento solvente y sólido desde el aspecto lógico.

La mayor virtud de la cinta es que es realista. Es el retrato de una familia que se cae a pedazos fruto de una tragedia pasada, y de un joven que no consigue salir de la depresión en la que se encuentra sumido, víctima de su propio hundimiento, culpa y desolación.

Lleno de dudas y desesperación, Conrad sufre, como sufre su padre, su madre, su amiga, y como todo el mundo. 

Porque ellos, con su tragedia, y a pesar de todo, no son más que eso, gente corriente.

Gente corriente de clase media-alta, que llena sus vacías vidas con lujos y caprichos (teatros, fiestas) que no palian la pena que sienten en el fondo.

Película muy recomendable y de visión obligada para entender un poco de las relaciones familiares, pues en toda familia se esconden dramas a la luz del día o a puertas cerradas.


Puede que después de verla, echemos una ojeada a nuestra propia familia y nuestros pequeños dramas.





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