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El Hombre de Mimbre (1973): Culto libidinoso



Una carta que hace sospechar que una joven desaparecida ha sido asesinada lleva al sargento Howie de Scotland Yard hasta Summerisle, una isla en la costa de Inglaterra. Allí el inspector se entera de que hay una especie de culto pagano, y conoce a Lord Summerisle, el líder religioso de la isla...

Esta es una de esas películas que por supuesto no deja indiferente, tampoco olvidas, pero no tienes claro si es una buena película.

El planteamiento es interesante, un policía llega a una isla para investigar una desaparición, y descubre que los habitantes de la misma son miembros de una especie de religión pagana con sacrificios y sexo por doquier.

Es un film atrevido, en el que el desasosiego poco a poco se va apoderando de una trama que pronto ves que no puede terminar bien.

Se va generando mucho suspense debido a la enrarecida y trastornada atmósfera que irradian los insólitos personajes y los sugerentes escenarios propios de una isla desierta, en donde se llevan a cabo macabros e inexplicables rituales.

Además, el espectador se siente atraído por las situaciones provocativas desde el libertinaje sexual y la onda hippie que dominan a la comunidad y desde las extrañas filosofías religiosas que se conciben en ella.

Lo extraño del filme es que alterna los momentos cómicos con otros que son bastante inquietantes, cómo si debajo de tanto nudismo y diversión hubiese algo oculto y terrible. 

Durante la mayor parte de la película esto parece fruto de la imaginación paranoica del policía, incapaz de entender las costumbres ultraliberales de los lugareños. Pero el final nos confirma que, ciertamente algo horrible pasa en Summerisle.

Esta dicotomía entre comedia extraña pero afable y relato de intriga y horror son lo que resulta desconcertante. La intencionalidad de relatar esta historia es ambigüa ya que los productores y realizadores se niegan a dar a ninguna de las partes enfrentadas la razón. ¿Es el policia un idiota, o son los lugareños unos locos crueles? Quizá sea esto mismo lo que la hace especial.

Christopher Lee, el mayor icono del cine de serie b, y para muchos el mejor Conde Drácula de la historia, Drácula, 1958, interpretó una de las más grandes actuaciones de su carrera, dato que no es de extrañar teniendo en cuenta que fue la motivación el único factor que le llevó a aceptar el papel, accediendo a participar en la película de forma gratuita.


Tenemos un guión consistente cargado de conversaciones metafóricas que ponen en evidencia la sinrazón de ciertos cultos, mostrando dos caras de una misma moneda.

Por un lado, la hipocresía con la que se representa a la iglesia católica, todopoderosa y con delirios de grandeza, sintiéndose capaz de condenar todo aquello que se escape de su razonamiento.

Por el otro tenemos a los paganos, una hermandad que practica el amor libre y destaca por la desconfianza con la que miran todo lo que viene del exterior, una congregación muy territorial que reacciona como un animal asustado ante cualquier intento de invasión, primero se esconde y cuando se encuentra acorralado, responde con violencia.

No es quizás El Hombre de Mimbre, una gran película por su montaje, actuaciones o puesta en escena, pero sin duda las cuestiones que plantea son razón suficiente para que merezca la pena su visionado.

Replantearse el hecho de que hace muchos siglos el hombre rendía culto a el Dios Sol, al Dios del Mar y a la Diosa de las Cosechas , como un todo que le proveía de vida, pensar hasta que punto la llegada de religiones como el cristianismo corrompieron y degeneraron esta especial relación con la naturaleza, en nombre del amor fraternal por el prójimo.

Sin decantarse por ninguna de las dos, el director deja que sea el espectador quien decida, exponiendo todo lo bueno y lo malo de ambas religiones y rematandolo con un final de lo más impresionante y perturbador.







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El Cazador (1978): La Amistad en tiempos de guerra



Tres amigos, amantes de la caza, y que trabajan como obreros en una fábrica de fundición de acero de Pennsylvania, pasan juntos las últimas horas antes de despedirse para ir a luchar como voluntarios a la guerra de Vietnam, un conflicto bélico que les cambiará a todos la vida para siempre. 

La historia trata de un grupo de amigos de un pequeño pueblo estadounidense, tres de ellos (Walken, Savage y De Niro) son llamados a filas para ir a la guerra de Vietnam.

Todos son distintos los unos de los otros: Nicky (Walken) es el más accesible, tiene don de gentes, Michael (De Niro) es el más frío pero el que mejor puede sobrevivir en una guerra, Cazale es un auténtico despistado y un poco arrogante, Dzundza es el más cariñoso y amable y Savage, a Savage todos le quieren porque es el más débil.

Los actores lo bordan, en especial Robert De Niro y Christopher Walken, sus personajes en la película son muy logrados, tienen un vínculo especial entre ellos y la evolución de estos durante el transcurso de la película. 

También Meryl Streep (Linda), también en uno de sus primeros trabajos de peso ya da muestras sobradas de su talento 

La verdad es vi la película tras haber leído que trataba sobre lo que la guerra hace a un grupo de amigos, como los transforma... realmente, aunque esto es cierto, esos cambios pueden también venir dados por poner un ejemplo, por un accidente de tráfico (que mata a uno, deja invalido a otro y tocados mentalmente al resto).

Los protagonistas no eran ejemplos de inocencia, quizás inconscientes, alcohólicos, imprudentes, fanfarrones,... amantes de la violencia... Vietnam tan solo dio el pistoletazo de salida a sus instintos y comportamientos previos.

Algo que no se si conscientemente o inconscientemente está conseguido en la película, es la atmósfera de melancolía y tristeza, falta de orgullo que sumió a los Estados Unidos tras la guerra de Vietnam y que no superó hasta la llegada a la presidencia de Ronald Reagan en los años 80.

Con él, llegó el comienzo del justo reconocimiento a los veteranos del Vietnam, que aunque la película no lo indica así; fueron tratados como asesinos y despiadados carniceros en una execrable generalización.

Es una película que hay que verla con tiempo y sin sueño, ya que es algo lenta y larga; y ciertamente peca de ello en algunos casos. 

Por lo demás, es una película dura con bastantes minutos de cine para los que solo buscan un rato agradable. Algo cierto tiene, o la adoras o no.

Y es que lejos de brutales batallas de explosivos en medio de la selva del Vietnam, el director del film no tiene tiempo sino de exponerlos ante el desasosiego, para excusar en qué se va a convertir cada uno de ellos cuándo se separen.


Muestra de manera rotunda que ir a la guerra tiene pasaje de ida, algunos vuelven, pero no son los mismos, física o psicológicamente la guerra maltrata a las personas hasta convertirlas en seres irreconocibles. 
Demoledor alegato contra los desastres y secuelas de la guerra, siempre tan absurda como constante.





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El Gran Dictador (1940): Un Mensaje Humanista de Esperanza

Chaplin fue un genio, no voy a ser yo quién lo descubra ahora; fue uno de los clásicos que no necesitan presentación biográfica. Sabía tocar la fibra, poseía un gran talento y era casi un hombre del Renacimiento, por todos los palos que podía tocar, dentro del rodaje de una película.


Cuando en Europa, la Segunda Guerra Mundial se encontraba en sus primeros compases y la locura de Hitler tenía la rienda suelta y sin freno, a Chaplin se le ocurrió la feliz idea de realizar una de las mejores parodias sobre el enajenado dictador alemán, su partido nacionalsocialista y, en general, sobre cualquier forma de dictadura.

En un contexto histórico en el que ya no tenía cabida el humor optimista e infantil de épocas anteriores, Chaplin decidió dar un gran paso: hacer hablar a su famoso personaje mudo Charlot (mito ficticio de la historia del Cine) por una buena causa; lanzar un mensaje humanista al mundo.

Un humilde barbero judío tiene un parecido asombroso con el dictador de la nación Tomania, Astolfo Hynkel, quien promete sacar al país adelante y que culpa a los judíos de la situación actual en el que se encuentra esa nación.

El dictador ataca al país fronterizo, pero 
es confundido con el barbero por sus propios guardias, siendo ingresado en un campo de concentración. Simultáneamente, el pobre barbero será confundido con el dictador.

Contextualizándola, se trata de una película política. Esta película podría ser neutral para algunos y hasta de propaganda fascista para otros; eso depende de la visión que tenga cada uno.

Si bien se hacen bromas de temas algo delicados, la cinta goza de un humor acertado. Incluso 70 años más tarde, las gracias de Chaplin y su crítica social, siguen encantando a público de todo el mundo.

Además de ser un gran actor y un mimo excelente, Chaplin tiene el don de la oportunidad y el valor de ejercerla. Esta sátira de Hitler y de los dictadores en general, consiguió lo que pretendía en el momento oportuno, y además con creces.

A pesar de ser la primera película sonora de su carrera, no olvida sus orígenes, incluyendo tics del cine mudo (primeros planos sobreactuados y teatrales; golpes y carreras, lanzamientos de tartas).

Yo cuando veo a Hitler recuerdo siempre a Chaplin, muchos años después de haber visto la película por vez primera. 

Los excesos y peculiaridades de la gestualidad del terrible dictador del bigotito inefable, me hacen reír porque me acuerdo siempre de esta película.

Me lo imagino revoloteando también por su despacho, sintiéndose verdaderamente el dueño del mundo, un semidios ridículo que todo lo puede, y al que finalmente le estalla entre las manos el globo de su propia ambición.

El reparto al completo es simplemente excelente. Tanto Chaplin, en su doble papel de barbero y dictador; como Paulette Goddard (Hanna, la chica judía con la que el barbero vivirá una historia romántica); como Jack Oakie interpretando al inolvidable Napolini (parodia de Mussolini). 
El resto de secundarios bordan su papel y redondean con perfección el filme.

Sin duda lo más destacado de “El Gran Dictador” es el discurso final, además porque es la antítesis de la comedia que presenta el resto de la película: es profundo, serio, reflexivo y dramático. Si bien es demasiado idealista, no deja de ser un grito a la libertad que nunca se olvida.

El mensaje que transmite “El Gran Dictador” a nivel general, es muy positivo; pero podría apreciarse sin necesidad de ver toda la película.

No diré que es la mejor película de Chaplin, porque desde luego para mí no lo es, hay muchas otras que la superan. Pero sin ninguna duda, fue una película valiente e importante en su momento, una de las mejores de su época.




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En Busca del Arca Perdida (1981): El sueño arqueológico



Francamente, a éstas alturas poco se puede decir de 'En busca del Arca Perdida'. Pero aún así, conviene remarcar lo bien que ha aguantado el paso del tiempo, pues hoy en día, treinta años después, sigue siendo una película perfecta para pasar una tarde estupenda. Puro disfrute.

Indiana Jones es un profesor universitario de arqueología, amante de aventurarse en busca de conseguir valiosas reliquias históricas. Tras regresar de una infructuosa misión en Sudamérica, el gobierno estadounidense le encargará un nuevo cometido; la búsqueda del Arca de la Alianza.

Viaja al lugar en donde se cree que los hebreos depositaron los mandamientos que Dios había dado a Moisés y cuya leyenda atribuye un invencible poder a quien lo posea. Por tal motivo, los nazis también van detrás de ella.

La primera película de la saga del arqueólogo supuso el nacimiento de un mito, uno de los iconos del siglo XX, y gran parte de esta enorme repercusión se la debe a este primer film.

Aquí se define la imagen y personalidad del intrépido protagonista y que nos brinda, muy posiblemente, la mayor cantidad de escenas emblemáticas, y que por lo tanto persisten en la memoria del espectador, de toda la saga.

La película basa gran parte de su éxito en dos piedras angulares, la primera es el personaje principal, carismático, locuaz, bribón y, lo más importante, capaz de llenar por si solo toda la pantalla, gracias a su medida imagen y a la brillante interpretación de Harrison Ford.

Harrison Ford está genial en esta película, de hecho, él es la película, se convierte en un sensacional héroe, capaz de enfrentarse a un enemigo imposible y de sobrevivir milagrosamente a cualquier circunstancia adversa.

Ford es creíble dentro de lo increíble, eso está claro y ese es su gran éxito. Un héroe atípico (es capaz de matar, de robar, pero luego da clases como un profesor cualquiera), pero que en ningún momento realiza sus actos por malicia ni por hacer el mal.

El segundo punto clave donde la película cimienta su éxito es en la trepidante historia, que salta con fluidez, de una escena de acción a otra aportando momentos cada vez más espectaculares.

Ahora bien, a pesar de todo lo dicho la película tiene defectos, la mayoría de ellos secundarios en un producto de estas características, pero que no por ello deben ser obviados.


Empezando por unos villanos, y secundarios en general, que son completamente planos e incapaces de generar ningún interés, con la excepción, quizá, de Marion.

Además, hay que tener en cuenta la infinidad de licencias y ligeras trampas que se permiten Lucas y Spielberg para que su protagonista pueda sortear todas las trabas que se encuentra. 


Si bien resultan necesarias para dotar de dinamismo a la película, tampoco es menos cierto que perjudican a la veracidad y, sobre todo, a la coherencia de muchas escenas.

Dicho esto no voy a negar que disfruto como un crio cada vez que la veo y que esto es lo único que busco en ella y, además, también creo que es lo único que pretendían sus creadores.

Aventuras puras, que despiertan tu ansia de cuando eras niño, que te hacen soñar con países lejanos, tesoros escondidos y héroes de leyenda. Si eres un amante de la adrenalina, la Historia y los paisajes; déjate llevar de la mano de Steven Spielberg.







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¡Jo, que noche! (1985): Casi el colmo de la mala suerte.


La noche se presenta muy prometedora: conoces a una chica bastante mona, te da su teléfono y más tarde cuando la llamas te pide que vayas a su casa. Unas horas después no sabes por qué, pero estás corriendo por la calle con un buen grupo de personas persiguiéndote.

¿Cómo es posible? Se necesita muy mala suerte. Así se podría resumir a grandes rasgos el argumento de  “After Hours” (título más apropiado que su traducción al español de “Jo, que noche”)

Es raro ver a un director como Martin Scorsese hacerse cargo de una comedia, pero se atrevió con esta película, una comedia agridulce y con muy mala leche que nos cuenta quizás la peor noche en la vida de un tímido informático, genialmente interpretado por Griffin Dunne.

Yo aclararía, antes que nada, que no se trata de una comedia al uso. Es muy mordaz, además de surrealista, y a ratos absurda.

La gracia, más que en las situaciones (que la tienen), está en el retrato de los personajes: todos unos delirantes esperpentos, algunos claramente mal de la azotea.

Es una especie de guión al estilo rizar el rizo, con un argumento que gira en torno al protagonista principal y a su hecatombe nocturna.

Curioso el hecho de que un animal de oficinas, por una vez que le da por vivir la llamada " noche ", se encuentra con todos los problemas habidos y por haber.

Martin Scorsese nos sitúa como compañeros de la aventura/pesadilla de un pletórico Griffin Dunne (en el mejor papel de su carrera).

Su fiel reflejo del barrio del Soho entrelazado con lo surrealista de sus personajes y conversaciones describe a la perfección el mundo de la noche, donde las personas más extravagantes (y tal vez desequilibradas) se desenvuelven de forma autómata, casi trágica, tal y como se suceden los pasos en este guión.

Hay punkies no muertos, sótanos, papel de periódico, furgonetas, homosexuales, artistas, cloacas, ladrones, llaves, bares abiertos, bares cerrados, suicidios, silbatos... y jaleo en general.

Es la típica noche que no es más que un cúmulo de despropósitos que llevan al protagonista a conocer la otra cara de la ciudad, la de los trasnochadores.

Está en un completo estado de indefensión ante la marea de locos, todos ellos con sus locuras, que pululan por la ciudad a esas horas de la madrugada.

Quizá el estar sólo en casa, pero a salvo de embrollos y resguardado de gente extraña, no sea tan malo después de todo. De hecho, la soledad es uno de los temas sobre los que se basa la película.

El director medita sobre las relaciones humanas, la falta de entendimiento, la seguridad de una vida ordenada, la psicología de la mujer (excelentemente definida, aunque se me catalogue de extremista).

También hace una reflexión de la extraña vida de los seres nocturnos, así como una apuesta por la estética moderna y trasgresora (muy punk) en contraste con el pobre protagonista, clásico.Griffin Dunne lo borda. Y no porque haga una gran interpretación, sino más bien porque da el perfil que precisa el protagonista de esta historia: el de un tipo tímido y algo pardillo.

Sea cual sea el caso, la película no sería igual sin él. Un retrato muy interesante de la ciudad como peligro, y con un final que acaba en círculo, la historia es redonda, empieza y acaba en el mismo lugar.


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