Con la tecnología de Blogger.
RSS

El Club de los Poetas Muertos (1989): Aprovechar el momento



En un elitista y estricto colegio privado de Nueva Inglaterra, un grupo de alumnos descubrirá la poesía, el significado del "carpe diem" -aprovechar el momento- y la importancia vital de luchar por alcanzar los sueños, gracias a un excéntrico profesor que despierta sus mentes por medio de métodos poco convencionales. 

Plantearse si debería vivir mi vida según el dogma de "Carpe diem" no es mi caso, creo que es imposible e irrealizable, y en parte es lo que se enseña en esta película.

Muchos creen que "Vive el momento" significa hacer locuras o vivir en el hedonismo puro...pero eso está alejado de su mensaje; disfruta con lo que quieras, sin pensar en reproches o el que dirán, rasga con lo que te ordenan u otros te auto-imponen.

No es fácil, no obstante aquí radica el poder descomunal que emana de lo mejor de la película; los numerosos grupos, relaciones e interacciones que la componen. 

Tenemos un colegio privado de gran estatus, en la década de los cincuenta; con un profesorado ceñido a la docencia tradicional, basada en crear alumnos eficientes ante un examen, pero inútiles ante la vida y sus placeres.

Comienza el curso y aparece John Keating, el nuevo profesor de literatura. Sorprende encontrase con decenas de chavales entregados plenamente a sus estudios quedando nada más empezar el curso para ya practicar su latín, matemáticas, etc.

Keating, sin embargo no es un docente convencional. Su pasado como alumno del mismo centro y como profesor le hacen ser capaz de enseñar con fuerza y rompiendo esquemas. Profesorado, alumnos, familiares y personas ajenas al colegio se aúnan en una red de conflictos en los que se enfrentan la pasión con la obligación, la vergüenza, la furia, la impotencia...

Es un guión sumamente sólido, que define a la perfección a cada personaje, con sus metas, intenciones, emociones, relaciones, gustos e impedimentos. Todo el reparto es fabuloso: Robin Williams interpreta de forma perfecta el deseo de Keating por crear libre-pensadores, las figuras antagonistas aparecen poco pero se ve claro el conflicto que originan.

Finalmente el alumnado, pese a estar interpretado por jóvenes de como mucho 20 años, consigue reflejar las dudas propias de su edad, la confusión de qué es moral y qué es social. 

Su banda sonora crea un trasfondo de honor, valentía y afrontamiento que acompaña muy bien las escenas de lucha interior.

La historia es un gran ejemplo de amistad y orgullo; la lucha por conseguir los sueños de cada uno, hasta el final, por muy difícil que sean. Pienso que cuando terminas de verla, tienes un concepto muy diferente de como vivir la vida.


El debate está abierto en muchos sentidos, ¿en qué deben formarse nuestros jóvenes, en ser personas o en ser técnicos bien preparados? ¿Los padres, han de dejar que su hijo crezca y el mismo elija, o ha de ser guiado en el camino que “más le conviene”?





  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

Los Amigos de Peter (1992): Vidas imperfectas



Aprovechando la ausencia de sus padres, Peter invita a sus mejores amigos, a los que no ve desde hace años, a celebrar la Nochevieja en su mansión: son los amigos entrañables del colegio, con los que representaba obras de teatro y revistas musicales.

Juntos se divierten, pero también salen a relucir sus problemas, sus sueños y esperanzas rotas, pero lo que ninguno imagina es la sorpresa que Peter les tiene reservada.

Parte de la plana mayor del cine británico de los años 80-90 se reunió en esta comedia dramática a las órdenes de Branagh (descansando entre Shakespeare y Shakespeare) que terminó siendo seguramente uno de los trabajos más redondos del protagonista de Hamlet, si no el mejor.

El argumento es algo muchas veces visto en cine y teatro: la reunión de personas con un pasado en común (en este caso antiguos amigos, ex actores semiprofesionales u offground) donde surgen rencores, enredos amorosos, y el presente crítico de cada uno. 


En este caso, el elenco de actores está formado por grandes de la pequeña y gran pantalla británica como puedan ser Stephen Fry, Hugh Laurie o Emma Thompson, además del propio director, entre los más destacados.

Estos amigos intentarán recuperar el tiempo perdido, y solucionar pequeñas rencillas del pasado, a la vez que intentarán hacer frente a grandes problemas del futuro.

El acertado enfoque de lo que el director Kenneth Branagh nos propone en este singular film, ya se prevé desde el principio; con la música de "Everybody Wants To Rule The World" de Tears For Fears.

A medida que avanzan los créditos de presentación,  vamos viendo imágenes de archivo de lo que fue y deparó la década de los ochenta; la llegada de Reagan al poder; el CD; la moda del aerobic, Saddam Hussein, John Major,... Hasta la actualidad de los noventa de aquel momento.

Y ya en todo el film no dejaremos de escuchar temas (desde Cindy Lauper a Michael Nesmith) de ese paréntesis en que los amigos se separaron, como si quisieran revivir esa ausencia con todo lo que se perdieron.

Es una película que se deja ver; tiene algunos momentos muy rescatables aunque peca en general de ser liviana, de que no tenga demasiada acción, y a veces resulta edulcorada de más. 


Una película entretenida, emotiva y divertida a partes iguales, en la que nada es lo que parece y con un desarrollo de personajes envidiable. 

Pero sobre todo, “Los amigos de Peter” es un bello canto a la amistad, por encima de todas las cosas. Y eso siempre merece ser celebrado.









  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

Rompiendo las olas (1996): La redención extrema



A principios de los años 70, Bess (Watson), una ingenua joven de un pueblo costero de Escocia, se enamora de Jan (Stellan Skarsgård), un hombre mundano que trabaja en una plataforma petrolífera. A pesar de la oposición de la rígida comunidad puritana a la que pertenece, Bess y Jan se casan. 

Tras la boda, él vuelve a su trabajo, y ella cuenta los días esperando su vuelta. Bess, una creyente devota, cree que su amor está bendecido por el cielo; pero un día sucede un terrible accidente que cambiará la vida de los recién casados.


Cualquiera que se haya "enfrentado" a una película de Lars von Trier ya conoce las paranoias y temas comunes de sus producciones, su tono duro y sin concesiones. 

Parece disfrutar (cual masoquista) poniendo en situaciones límite a sus personajes, digamos que posee naturales facilidades a la hora de meternos la angustia en el cuerpo. Sus dramas, visionados bajo ciertas circunstancias personales, pueden llegar a ser demoledores.

En todo caso, esto sucede con esta película, obra que, si bien posee un par de errores notorios, resulta acertada desde la perspectiva general.

Uno de dichos errores es la excesiva duración. A Lars le gusta regocijarse en pequeños detalles, que capta con minuciosidad documental.


Me gusta este aspecto de su obra, que tan bien le ha servido para ganar tanto adeptos como detractores, aunque no de esta forma.


La cinta posee material en exceso, alargando una historia que se podría resumir en 40 minutos menos. Al final, uno posee cierta sensación de relleno, y por ende, si es un tanto crítico, de vacío.

De todas formas, esto no evita que la cinta sea disfrutable.
El director danés vuelve a rodar cámara en mano, lo que ofrece un tono más realista (casi de docudrama) a la historia.

Aún así no es en su dirección donde radica el mayor interés de la película, este habría que buscarlo tanto en un guión, como en el buen conjunto de actores.

La labor de Emily Watson es impresionante, construyendo toda una colección de tics para dar credibilidad a un personaje que parece abocado a la más exasperante de las sobreactuaciones, pero que la actriz domina con sorprendente creatividad y sin demasiadas estridencias.

Ella tiene a su disposición el personaje más desconcertante, a veces uno se pregunta si es retrasada, inmensamente inocente (quizás infantil sería más ajustado) o simplemente una loca (véanse sus "charlas" con Dios)

Por otro lado, me gustaría destacar un detalle que considero muy interesante: los interludios entre capítulos, por medio de hermosas panorámicas y buena música. Todo ello cargado de una gran sensibilidad pictórica.

El director, una vez más deja marca en lo mas profundo de nuestras inocencias, las cuales perfora y toma como juguete. 

La crítica hacia doble moral de la sociedad en cuanto a la religión y estilo de vida es obvia; Lars solo trata de sacar la venda de los ojos que nos autoponemos para tildarnos de hipócritas y prejuiciosos. 

Trier no toma el pelo a nadie, sino que organiza esta película para convencernos de las virtudes de la fe y el sacrificio, dos de los conceptos más reaccionarios existentes. La fe (y las ideas que la circundan) ya solo tiene la función de mantener el orden existente.

Por ello, que una mujer se prostituya y permita ser martirizada para que su marido se recupere, suena a parábola sobrenatural del sacrificio real y cotidiano de la inmensa mayoría, para que todo siga igual.

Por lo demás, los efectos buscados sobre el espectador por el grado de ensañamiento sexual de la historia con la protagonista, hacen sospechar que para disfrutarla, además de estar de acuerdo con su mensaje, tengas que ser un tanto sadomasoquista.







  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

Fuego en el cuerpo (1981): Atrapado por la lujuria


Ned Racine (William Hurt), un joven abogado de Florida, lleva una vida normal hasta que conoce a Matty Walker (Kathleen Turner), una tentadora y sensual mujer casada con un rico hombre de negocios (Richard Crenna). Ned pronto se da cuenta de que Matty es la clase de mujer por la que un hombre sería capaz de matar. 

El thriller quizás sea el género cinematográfico que más dependencia tenga de los méritos que pueda aportar el guión, que habitualmente lleva al espectador al despiste y a la sorpresa, con los riesgos que esto conlleva. 

En esta ocasión, estamos ante una de las mejores películas de los 80, estrenada, por cierto, en el mismo año que la también sublime "El cartero siempre llama dos veces", con Jack Nicholson y Jessica Lange.

La película supuso, como se ha dicho hasta la saciedad, una acertada revisitación del cine negro clásico adaptada a los tiempos modernos, pero que recuerda vagamente a aquella época. El sexo es mostrado más abiertamente, es más explícito y gráfico.

Es el arma empleada por una seductora femme fatal para engatusar a un picapleitos de dudoso prestigio al que acaba convenciendo para que le ayude a liquidar a su detestable marido rico y repartirse así la herencia.

Kasdan evoca a los densos y tórridos argumentos de escritores que situaban sus obras en los estados sureños en pleno verano. Qué mejor escenario que Florida, influenciada por las calurosas corrientes del cercano Caribe.

Elegir dicha estación no debía de ser casual. Quizás porque es el clima propicio para liberarse de casi todas las prendas y desatar pasiones.

Lo que más llama la atención es la manera de seducir de la protagonista hacia el entregado abogado. Cómo le lleva a su terreno y su manera de proponerle el asesinato del marido, su forma de camelarle hasta tenerle a su completa merced. Algo que supone la demostración de hasta qué punto, se puede perder la cabeza por una mujer y hacer cualquier tipo de locura.

El desenlace pierde bastante clímax con la aparición de varias escenas "explicativas", por así decirlo, que vi innecesarias. 

Me cuesta mucho creer la solución del narrador ya que es injusta con el espectador, y ese tipo de recursos narrativos no me gustan.

Es mejor sugerir, a que luego de una tacada el personaje protagonista te desvele todo lo que tú, pobre espectador, no habías conseguido ver (y nadie, puesto que se oculta mucha información).

Gran trabajo histriónico del dúo protagonista William Hurt y la bellísima Kathleen Turner, quienes interpretan en forma magistral a dos desalmados ambiciosos que adolecen de cualquier tipo de escrúpulos. Ambos desprenden sensualidad y naturalidad, a través de unos personajes tan turbios como sus sentimientos.

Y para terminar mención especial para la fabulosa banda sonora de John Barry. Una música perfecta para la historia con ese elegante y sensual saxo que encaja como un guante en la trama.







  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

Rain Man (1988): El autismo y el egoismo




 Charlie Babbitt (Tom Cruise), un joven egoísta que espera heredar la fortuna de su difunto padre, se entera de que el beneficiario es su hermano Raymond (Dustin Hoffman), un autista al que no conoce, porque ha vivido siempre recluido en un centro especial. 

Ambos harán un largo viaje a través de los Estados Unidos. Al principio, a Charlie, el extravagante comportamiento de su hermano lo irrita y lo desconcierta, pero, poco a poco


Las películas sobre minusválidos, mentales o de otra clase, a menudo tienden a caer en un melodramatismo empalagoso, Por suerte no es el caso de esta historia. 

A pesar de que la historia de “Rain Man” podría encajar perfectamente en cualquier telefilme de sobremesa, el director Barry Levinson logra hacer de lo simple, todo un ejercicio narrativo de estilo y de ritmo. 

Resulta difícil encontrar dos personas tan distintas en carácter e intereses que Charlie y Raymond (el uno obsesionado con los negocios y el dinero y viviendo la vida por el lado rápido, el otro autista, sencillo y con rutinas que no quiere ni puede salvarse) y por eso la manera en que conectan, mediante un encadenado de escenas memorables, resulta tan conmovedora.

Pero si por algo se recuerda y recordará siempre Rain Man es por la sobrecogedora interpretación de Dustin Hoffman, quien logra hacer adorable a Raymond Babbitt y grabarlo en la memoria de los espectadores a base de miradas, cariño, carisma, sentido del humor y un respeto absoluto por el autismo y todos los que lo sufren. 

A su lado, Tom Cruise cumple con su papel de forma correcta, aunque para mi gusto sin sobresalir demasiado. 

Con este papel se transformó en un actor más experimentado y retrató con gran pericia a un hombre superficial e impulsivo, que termina encontrado una pizca de profundidad en su vida.

Rain Man es capaz de abrirnos los ojos y hacernos ver las cosas de otra manera, desde un punto de vista más humano. Nos hace pensar en los demás, para así poder actuar según dictan sus sentimientos.

El tono familiar está bastante conseguido en esta película, que no es ni una obra maestra ni está sobrevalorada, pero que fue hecha con descarado para arrasar en los Oscars. En definitiva, un film emotivo y enternecedor que se deja ver con bastante agrado.





  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS