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Dick Tracy (1990): Comic con sabor a cine negro




Durante la década de los años 80, el cómic empezaba a hacerse realidad en la pantalla grande. Si bien, hasta el cambio de siglo no llegaría el gran boom de las adaptaciones del comic; el estreno y éxito de “Superman” y sobre todo del “Batman” de Tim Burton, conllevó el estreno de otras adaptaciones de héroes de comic, radio y revistas pulp. Entre ellas, la que nos ocupa.

Para quien no lo conozca, "Dick Tracy" nació en 1931, como comic detectivesco que reflejaba toda aquella corrupción y decadencia en EE.UU. en la época de la gran depresión y la ley seca.

Como ocurre en los cómics de Batman o Superman, estos han ido evolucionando y actualizándose con el tiempo. A día de hoy, tras más de 80 años de historia, se siguen publicando los cómics del detective.

Warren Beatty, mítico intérprete y uno de los responsables del llamado nuevo cine americano de los años 70, recordó los cómics del autor Chester Gould que leyó en su infancia y pensó que podría unificar ambos elementos.

Luchó por los derechos cinematográficos del personaje para llevarlo a la pantalla durante años. Como curiosidad, hay que decir que aún hoy día los mantiene, a base de alguna triquiñuela legal incluida.

Tras tantos años moviendo el proyecto se auto designó como protagonista y finalmente decidió que sería su tercer largometraje como director. De esta manera ya tenía cabeza de cartel. Para la chica colocó a la que era su novia en ese momento, la cantante Madonna. Ella sería la femme fatal seductora, cantante para más señas, que descolocaría tanto a Tracy como al villano.

Y con respecto al villano de la función, faltaba ese gran intérprete que al estilo Jack Nicholson en “Batman” fuera la guinda del pastel. El villano “Big Boy” Caprice de los cómics era una parodia de Al Capone, y se pensó que lo ideal sería hacer una especie de parodia/homenaje. Fue el mítico Al Pacino quien aceptó auto-parodiarse para este papel.

La película le da mucha importancia al aspecto visual, intentando parecerse todo lo posible al comic; sobre todo en el llamativo colorido, la ambientación, el vestuario, lo que le da un aspecto irreal, llamativo e incluso surreal.

Por no decir, la pericia con la que Warren Beatty (además de interpretar) maneja esa delgada línea entre la acción y la violencia, sin que quede demasiado explícita, o por otro lado, sin que quede demasiado infantil.

A lo largo de su metraje, se contempla con asombro el desfile de actores muy conocidos, muchos de ellos caracterizados de forma grotesca, como los villanos del comic.

Esto supone un reto para poder identificarlos, sobre todo para el espectador que ve la película pro primera vez.

El guión, por más que sea una película supuestamente para niños, está lleno de asesinatos, traiciones, mentiras e insinuaciones sexuales. 

Es una trama compleja la de “Dick Tracy”, con conspiraciones, reuniones de mafiosos,  un personaje misterioso que va eliminando a gente de ambos bandos y un fiscal general corrupto.

Es evidente la intención del director y los guionistas de hacer una película de género a la antigua, incluidas las míticas réplicas del cine clásico, los interludios musicales, los elementos visuales de transición entre escenas, o las evidentes insinuaciones sexuales del personaje de Madonna

Aunque no fue el gran éxito que se esperaba, resulta una adaptación bastante espectacular. Afortunadamente la crítica trató bien a la película y a todos aquellos que participaron en ella, a pesar de que hoy esté un tanto olvidada.


Como detalle curioso, especialmente, la banda sonora de Madonna con canciones de e inspiradas en “Dick Tracy” fue un éxito masivo de ventas y supuso un espaldarazo mundial tanto para la cantante, como para la pelcula.





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Braveheart (1995): Corazones Valientes


En el siglo XIV, los escoceses viven oprimidos por los gravosos tributos y las injustas leyes impuestas por los ingleses. William Wallace es un joven escocés que regresa a su tierra despues de muchos años de ausencia. 

Siendo un niño, toda su familia fue asesinada por los ingleses, razón por la cual se fue a vivir lejos con un tío suyo

William Wallace fue un caballero escocés que entre la segunda mitad del siglo XIII y hasta inicios del XIV luchó por el intento de salvar Escocia de las tropas expansionistas del Rey Eduardo I de Inglaterra.

De aquí a que se forje una leyenda que para los escoceses significa mucho. Y si su vida es llevada a la pantalla grande, con el gran despliegue humano y técnico, y además se le pone un apodo como “Braveheart”, el imaginario colectivo se desata décadas después, al mencionarse tal atributo.

Mostrado aquí como un héroe vengativo, antes que el libertador de un pueblo por encimas de sus intenciones e intereses (primero pierde a un padre y a un hermano y después a su joven esposa); el mito de William Wallace se realza debido al precio que tiene que pagar (traiciones, emboscadas, sobornos, etc…).


El consagrado actor australiano Mel Gibson fue muy inteligente al hacer esta película que enamoró al personal, donde nos ofrecía un espectáculo épico, grandilocuente y memorable.

Es un blockbuster de corte histórico, a mayor gloria de un director que después, demostró que su carrera cinematográfica como actor tal vez tenía poco que desear, pero como realizador apostaba por el riesgo (como vienen a demostrar “La Pasión de Cristo” o “Apocalypto”).

Mel Gibson nos desveló que sabía hacer más que el gamberro, bien fuera en un futuro post-apocalíptico o haciendo de "entrañable" policía suicida. Nos presentó una película quijotesca en su más amplio sentido, donde todo se hace por amor y por la voluntad de no dejarse doblegar aún cuando ya no te queda nada.

Como ese boxeador que se levanta una y otra vez, por defender su honor, diciéndose "me venció, pero jamás dirá que me doblegó". 

Todos sus actores, principales y secundarios saben mostrarse tridimensionales, complejos y necesarios. 

Su vestuario rompía con la estética de guerreros limpios y nobles; Wallace aparece sucio, empapado en sangre y sudor, contrastando con su limpia mirada azul. 

La película en sí, es un llamamiento para luchar por los valores de un país que estaba sometido, bajo el absolutismo de un rey sumamente muy tirano y que es incapaz de perdonar. 

La lucha de la clase baja contra la nobleza o la realeza me pareció espectacular. Hubo mucha violencia y eso se reflejó muy bien en Mel Gibson.


No hay discusión que “Braveheart” se convirtió en un filme clásico, que de paso tuvo el mérito de resucitar el espíritu de las cintas de aventuras de los años cincuenta, con esta singular historia épica. Consiguió además un gran éxito adjudicándose 5 Oscars, incluyendo mejor película y por supuesto mejor director. 





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Cuatro Bodas y un funeral (1994): Sentimientos entre bodas



Charles (Hugh Grant) y sus amigos, todos ellos solteros y sin compromiso, han llegado a una edad en la que casi todos sus conocidos se han casado. En una de las bodas a la que el grupo ha sido invitado, Charles conoce a Carrie (Andie Macdowell), una americana de la que se enamora a primera vista. 

Esa noche la pasan juntos, pero no vuelven a verse. Tendrán que esperar a la siguiente boda, en la que Carrie le presenta a su prometido. 

Bodas y funerales, casi nadie quiere ser parte de estos últimos como principal atracción, y muchos le huyen también a los primeros. 

En estos eventos se entablan relaciones de amistad, hay reencuentros y, por supuesto, surge el amor. "Cuatro Bodas y un Funeral" retrata las aventuras de un grupo de amigos mientras asisten a distintas bodas (y un funeral). Cada uno tiene su personalidad, y las bodas no serian lo mismo sin la presencia de alguno de ellos.

La historia es políticamente correcta, y típica de los tiempos actuales, presentada en un tono amable que se agradece, y en todo el film hay un ambiente de decorado nupcial muy naïf.

Por lo que más que la historia, lo que es importante en esta película es la atmósfera que la impregna.

Si bien la película es entretenida, no tiene mucho tacto para provocar la carcajada, ni se pone tan edulcorada como para terminar siendo romántica por excelencia. 

Es un híbrido bien construido, donde las situaciones que se van planteando, nos van manteniendo atentos al desarrollo, no mucho más que ello. 

Teniendo en cuenta esto, me parece una exageración las dos nominaciones que este filme posee a los premios Oscars, como mejor película y guión. 

Hugh Grant en su papel convincente, que contagia simpatía y nos adentra en el mundo del soltero que parecería que no encontrará nunca la mujer de su vida, y las oportunidades que se le presentan se diluyen sin más. 

Una interpretación creíble y a la altura de las circunstancias. Nadie como Hugh para interpretar ese papel de soltero simpático y bien parecido. El mejor personaje que ha interpretado a lo largo de su carrera.
 
Por otra parte tenemos a la bella Andie MacDowell, quien demuestra ser una persona libertina, que vive su vida intensamente desde lo pasional y frenético de sus relaciones. 

Nada especial que resaltar en esta actuación, sólo que el carisma de la actriz le juega a favor; y por ello forman una interesante pareja de protagonistas, con buen feeling en pantalla. 

Si reunimos al talentoso reparto de protagonistas y les añadimos unos secundarios destacables (impagable la aportación de Rowan Atkinson en su breve y divertido papel de sacerdote), con un guión sarcástico, original y divertido, nos encontramos con un film que ciertamente no huye de su condición de ser una comedia romántica. 

Pero se ríe de ella misma en las numerosas situaciones hilarantes que nos presenta. Su humor es suave y sutil, pero es a la vez muy acertado. 

No obstante, para ser sincero, creo que para ser considerado un filme de referencia de la comedia romántica británica; le faltan argumentos con qué demostrarlo.

Para mi gusto, se queda en una aceptable y agradable historia que irradia simpatía y nos sumerge en el mundillo de las idas y vueltas sentimentales; claro que el tópico está tratado muy superficialmente para mi gusto.





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Trainspotting (1996): Sexo, Drogas y Realidad



Mark Renton, un joven escocés, y sus amigos son adictos a la heroína, lo que significa que viven fuera de la realidad, en un mundo aparte. 

Dentro del grupo hay un psicópata alcohólico y violento, un joven desesperado, un mujeriego con un conocimiento enciclopédico sobre Sean Connery y un entusiasta de las caminatas y de Iggy Pop.

Película británica, basada en la novela de Irvine Welsh, que trata un tema sumamente triste, profundo y humano con constantes dotes de humor; lo que supone la mezcla perfecta.

Estamos ante la visión gamberra de la vida de 4 amigos drogadictos y delincuentes, de los suburbios ingleses.

Trainspotting significa, en inglés, ver pasar a los trenes, pero también es una denominación vulgar a una forma de inyectarse heroína. 

Pero Mark y compañía hacen mucho más que eso. Sobreviven. Malviven. Viven, si a eso se le puede llamar vivir. Emocionan. Repugnan.

La película es una crítica a unas generaciones occidentales de final del siglo XX y comienzos del XXI, que lo tienen todo en comparación con sus padres, pero no son ni la mitad de felices que lo fueron ellos. 

Como alternativa, se nos ofrece la droga, pero no ella en si misma, si no toda la carencia de responsabilidad social que la rodea. 

Por ello la droga aquí es una metáfora, como válvula de escape a la sociedad que se nos ha impuesto.

El personaje protagonista es un joven que quiere desmarcase de ese camino que siguen todas las personas. Él tiene claro que la sociedad se mueve por patrones, y salvando las diferencias culturales, todo el mundo acaba haciendo lo mismo.

Y eso que hacen es vivir (estudiar, tener pareja, comprarse una vivienda, comprar cosas para la casa, casarse, tener hijos, tener perro, tener un seguro, tener un trabajo...). Esa vida que todo el mundo tiene de un modo u otro él no la quiere; así que elige no vivir y decantarse por la heroína.

No cabe duda de que Trainspotting es una película sorprendente, para bien o para mal. Su principal fuerza es que no deja indiferente a nadie gracias a un par de escenas, por lo grotescas que resultan o lo verdaderamente sobrecogedoras que son, que lo convierten en un film llamativo.

Ewan McGregor interpreta el que siempre será el papel de su vida. 
Ayudado por un trabajo de caracterización brillante, el actor escocés consigue dar vida a su personaje, y robársela cuando es necesario.

El grupo de sus amigos está compuesto por un Robert Carlyle brillante, que nos hace odiar con fuerza a su personaje, un Jonny Lee Miller, sensacional con un personaje con un nivel de diálogos basados en la cultura pop.

Finalmente tenemos a un Ewen Bremner realmente metido en su personaje y un Kevin McKidd que lidia bien con la transformación de su personaje.

En segundo plano, destacar el trabajo de Peter Mullan y de Kelly McDonald, así como el cameo de Irvine Welsh (escritor de la novela que da origen a la película).

Es una gran película que cuenta una historia sobre las diferentes realidades, la realidad del protagonista enganchado al caballo no es la misma que la de la sociedad que le rodea, lo que hace que te cuestiones, ¿cuál es la verdadera realidad?.

O mejor dicho ¿cuál es la mejor realidad a la que atenerse?, aquella llena de preocupaciones o aquella con una sola preocupación, la realidad es la que uno mismo se forja. 








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Mejor…Imposible (1997): La Soledad, el amor y la amistad.



Melvin Udall (Jack Nicholson), un escritor de novelas románticas obsesivo y maniático, es uno de los seres más desagradables y desagradecidos que uno pueda tener como vecino en Nueva York. Es un hombre que sufre de un desorden obsesivo-compulsivo.

Entre sus rutinas está la de comer todos los días en una cafetería, donde le sirve Carol Connelly (Helen Hunt), una camarera y madre soltera. Y sus encontronazos con Simon Nye (Greg Kinnear), un artista gay, que es su vecino de al lado. Los tres hallarán la oportunidad de ser felices después de que sus destinos se entrelacen fortuitamente.

Con este simple guión, James L. Brooks se saca de la manga una tierna historia sobre temores, amor, algunas locuras y paranoias y que se ganó por méritos propios en 1997 los dos Óscars a el mejor actriz y actor, como no podía ser menos. 

Mejor… Imposible es una película cuya historia es una elaboradísima ironía de la propia vida y de las vueltas que da, lo mucho que puede cambiarnos el permitir cambios a priori insignificantes y temporales en nuestro día a día.

Desde empezar una amistad con alguien totalmente contrario a nosotros, o el permitir la entrada de un pequeño perro (del que es imposible no enamorarse) en su casa, morada que nadie, excepto el propio Melvin, ha pisado nunca.

Todo evoluciona a partir de ese momento, en el que experimentará un cambio (¿O no?), en su persona, siendo más cercano, más sincero, más abierto, más sociable, pero, al fin y al cabo, él mismo. 

Jack Nicholson vuelve a mostrar toda su capacidad histriónica al encarnar a un personaje, cuya insoportable personalidad, lo hace más entrañable al extremo de sentir ternura y simpatía, aún cuando este sujeto parece ser de lo más despreciable.

Helen Hunt construye de manera convincente, un personaje abrumado por problemas emocionales y económicos. 

En los papeles secundarios cierra este trío un entrañable Greg Kinnear; un artista homosexual, deprimido por el fracaso laboral.

 Juntos son dinamita, teniendo mucha química entre ellos, sacando adelante una película que no pierde el ritmo en ningún momento, que entusiasma y nos hace pasar un rato ameno; mostrando situaciones de vida lo suficientemente profundas, como para quedarnos con algunos conceptos interesantes. 

Un drama con toques de comedia entrañable, con un argumento muy original que ofrece una perspectiva nueva al mundo de la comedia, haciendo muy llevaderas sus casi dos horas de duración.





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El Club de los Poetas Muertos (1989): Aprovechar el momento



En un elitista y estricto colegio privado de Nueva Inglaterra, un grupo de alumnos descubrirá la poesía, el significado del "carpe diem" -aprovechar el momento- y la importancia vital de luchar por alcanzar los sueños, gracias a un excéntrico profesor que despierta sus mentes por medio de métodos poco convencionales. 

Plantearse si debería vivir mi vida según el dogma de "Carpe diem" no es mi caso, creo que es imposible e irrealizable, y en parte es lo que se enseña en esta película.

Muchos creen que "Vive el momento" significa hacer locuras o vivir en el hedonismo puro...pero eso está alejado de su mensaje; disfruta con lo que quieras, sin pensar en reproches o el que dirán, rasga con lo que te ordenan u otros te auto-imponen.

No es fácil, no obstante aquí radica el poder descomunal que emana de lo mejor de la película; los numerosos grupos, relaciones e interacciones que la componen. 

Tenemos un colegio privado de gran estatus, en la década de los cincuenta; con un profesorado ceñido a la docencia tradicional, basada en crear alumnos eficientes ante un examen, pero inútiles ante la vida y sus placeres.

Comienza el curso y aparece John Keating, el nuevo profesor de literatura. Sorprende encontrase con decenas de chavales entregados plenamente a sus estudios quedando nada más empezar el curso para ya practicar su latín, matemáticas, etc.

Keating, sin embargo no es un docente convencional. Su pasado como alumno del mismo centro y como profesor le hacen ser capaz de enseñar con fuerza y rompiendo esquemas. Profesorado, alumnos, familiares y personas ajenas al colegio se aúnan en una red de conflictos en los que se enfrentan la pasión con la obligación, la vergüenza, la furia, la impotencia...

Es un guión sumamente sólido, que define a la perfección a cada personaje, con sus metas, intenciones, emociones, relaciones, gustos e impedimentos. Todo el reparto es fabuloso: Robin Williams interpreta de forma perfecta el deseo de Keating por crear libre-pensadores, las figuras antagonistas aparecen poco pero se ve claro el conflicto que originan.

Finalmente el alumnado, pese a estar interpretado por jóvenes de como mucho 20 años, consigue reflejar las dudas propias de su edad, la confusión de qué es moral y qué es social. 

Su banda sonora crea un trasfondo de honor, valentía y afrontamiento que acompaña muy bien las escenas de lucha interior.

La historia es un gran ejemplo de amistad y orgullo; la lucha por conseguir los sueños de cada uno, hasta el final, por muy difícil que sean. Pienso que cuando terminas de verla, tienes un concepto muy diferente de como vivir la vida.


El debate está abierto en muchos sentidos, ¿en qué deben formarse nuestros jóvenes, en ser personas o en ser técnicos bien preparados? ¿Los padres, han de dejar que su hijo crezca y el mismo elija, o ha de ser guiado en el camino que “más le conviene”?





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Los Amigos de Peter (1992): Vidas imperfectas



Aprovechando la ausencia de sus padres, Peter invita a sus mejores amigos, a los que no ve desde hace años, a celebrar la Nochevieja en su mansión: son los amigos entrañables del colegio, con los que representaba obras de teatro y revistas musicales.

Juntos se divierten, pero también salen a relucir sus problemas, sus sueños y esperanzas rotas, pero lo que ninguno imagina es la sorpresa que Peter les tiene reservada.

Parte de la plana mayor del cine británico de los años 80-90 se reunió en esta comedia dramática a las órdenes de Branagh (descansando entre Shakespeare y Shakespeare) que terminó siendo seguramente uno de los trabajos más redondos del protagonista de Hamlet, si no el mejor.

El argumento es algo muchas veces visto en cine y teatro: la reunión de personas con un pasado en común (en este caso antiguos amigos, ex actores semiprofesionales u offground) donde surgen rencores, enredos amorosos, y el presente crítico de cada uno. 


En este caso, el elenco de actores está formado por grandes de la pequeña y gran pantalla británica como puedan ser Stephen Fry, Hugh Laurie o Emma Thompson, además del propio director, entre los más destacados.

Estos amigos intentarán recuperar el tiempo perdido, y solucionar pequeñas rencillas del pasado, a la vez que intentarán hacer frente a grandes problemas del futuro.

El acertado enfoque de lo que el director Kenneth Branagh nos propone en este singular film, ya se prevé desde el principio; con la música de "Everybody Wants To Rule The World" de Tears For Fears.

A medida que avanzan los créditos de presentación,  vamos viendo imágenes de archivo de lo que fue y deparó la década de los ochenta; la llegada de Reagan al poder; el CD; la moda del aerobic, Saddam Hussein, John Major,... Hasta la actualidad de los noventa de aquel momento.

Y ya en todo el film no dejaremos de escuchar temas (desde Cindy Lauper a Michael Nesmith) de ese paréntesis en que los amigos se separaron, como si quisieran revivir esa ausencia con todo lo que se perdieron.

Es una película que se deja ver; tiene algunos momentos muy rescatables aunque peca en general de ser liviana, de que no tenga demasiada acción, y a veces resulta edulcorada de más. 


Una película entretenida, emotiva y divertida a partes iguales, en la que nada es lo que parece y con un desarrollo de personajes envidiable. 

Pero sobre todo, “Los amigos de Peter” es un bello canto a la amistad, por encima de todas las cosas. Y eso siempre merece ser celebrado.









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Rompiendo las olas (1996): La redención extrema



A principios de los años 70, Bess (Watson), una ingenua joven de un pueblo costero de Escocia, se enamora de Jan (Stellan Skarsgård), un hombre mundano que trabaja en una plataforma petrolífera. A pesar de la oposición de la rígida comunidad puritana a la que pertenece, Bess y Jan se casan. 

Tras la boda, él vuelve a su trabajo, y ella cuenta los días esperando su vuelta. Bess, una creyente devota, cree que su amor está bendecido por el cielo; pero un día sucede un terrible accidente que cambiará la vida de los recién casados.


Cualquiera que se haya "enfrentado" a una película de Lars von Trier ya conoce las paranoias y temas comunes de sus producciones, su tono duro y sin concesiones. 

Parece disfrutar (cual masoquista) poniendo en situaciones límite a sus personajes, digamos que posee naturales facilidades a la hora de meternos la angustia en el cuerpo. Sus dramas, visionados bajo ciertas circunstancias personales, pueden llegar a ser demoledores.

En todo caso, esto sucede con esta película, obra que, si bien posee un par de errores notorios, resulta acertada desde la perspectiva general.

Uno de dichos errores es la excesiva duración. A Lars le gusta regocijarse en pequeños detalles, que capta con minuciosidad documental.


Me gusta este aspecto de su obra, que tan bien le ha servido para ganar tanto adeptos como detractores, aunque no de esta forma.


La cinta posee material en exceso, alargando una historia que se podría resumir en 40 minutos menos. Al final, uno posee cierta sensación de relleno, y por ende, si es un tanto crítico, de vacío.

De todas formas, esto no evita que la cinta sea disfrutable.
El director danés vuelve a rodar cámara en mano, lo que ofrece un tono más realista (casi de docudrama) a la historia.

Aún así no es en su dirección donde radica el mayor interés de la película, este habría que buscarlo tanto en un guión, como en el buen conjunto de actores.

La labor de Emily Watson es impresionante, construyendo toda una colección de tics para dar credibilidad a un personaje que parece abocado a la más exasperante de las sobreactuaciones, pero que la actriz domina con sorprendente creatividad y sin demasiadas estridencias.

Ella tiene a su disposición el personaje más desconcertante, a veces uno se pregunta si es retrasada, inmensamente inocente (quizás infantil sería más ajustado) o simplemente una loca (véanse sus "charlas" con Dios)

Por otro lado, me gustaría destacar un detalle que considero muy interesante: los interludios entre capítulos, por medio de hermosas panorámicas y buena música. Todo ello cargado de una gran sensibilidad pictórica.

El director, una vez más deja marca en lo mas profundo de nuestras inocencias, las cuales perfora y toma como juguete. 

La crítica hacia doble moral de la sociedad en cuanto a la religión y estilo de vida es obvia; Lars solo trata de sacar la venda de los ojos que nos autoponemos para tildarnos de hipócritas y prejuiciosos. 

Trier no toma el pelo a nadie, sino que organiza esta película para convencernos de las virtudes de la fe y el sacrificio, dos de los conceptos más reaccionarios existentes. La fe (y las ideas que la circundan) ya solo tiene la función de mantener el orden existente.

Por ello, que una mujer se prostituya y permita ser martirizada para que su marido se recupere, suena a parábola sobrenatural del sacrificio real y cotidiano de la inmensa mayoría, para que todo siga igual.

Por lo demás, los efectos buscados sobre el espectador por el grado de ensañamiento sexual de la historia con la protagonista, hacen sospechar que para disfrutarla, además de estar de acuerdo con su mensaje, tengas que ser un tanto sadomasoquista.







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Fuego en el cuerpo (1981): Atrapado por la lujuria


Ned Racine (William Hurt), un joven abogado de Florida, lleva una vida normal hasta que conoce a Matty Walker (Kathleen Turner), una tentadora y sensual mujer casada con un rico hombre de negocios (Richard Crenna). Ned pronto se da cuenta de que Matty es la clase de mujer por la que un hombre sería capaz de matar. 

El thriller quizás sea el género cinematográfico que más dependencia tenga de los méritos que pueda aportar el guión, que habitualmente lleva al espectador al despiste y a la sorpresa, con los riesgos que esto conlleva. 

En esta ocasión, estamos ante una de las mejores películas de los 80, estrenada, por cierto, en el mismo año que la también sublime "El cartero siempre llama dos veces", con Jack Nicholson y Jessica Lange.

La película supuso, como se ha dicho hasta la saciedad, una acertada revisitación del cine negro clásico adaptada a los tiempos modernos, pero que recuerda vagamente a aquella época. El sexo es mostrado más abiertamente, es más explícito y gráfico.

Es el arma empleada por una seductora femme fatal para engatusar a un picapleitos de dudoso prestigio al que acaba convenciendo para que le ayude a liquidar a su detestable marido rico y repartirse así la herencia.

Kasdan evoca a los densos y tórridos argumentos de escritores que situaban sus obras en los estados sureños en pleno verano. Qué mejor escenario que Florida, influenciada por las calurosas corrientes del cercano Caribe.

Elegir dicha estación no debía de ser casual. Quizás porque es el clima propicio para liberarse de casi todas las prendas y desatar pasiones.

Lo que más llama la atención es la manera de seducir de la protagonista hacia el entregado abogado. Cómo le lleva a su terreno y su manera de proponerle el asesinato del marido, su forma de camelarle hasta tenerle a su completa merced. Algo que supone la demostración de hasta qué punto, se puede perder la cabeza por una mujer y hacer cualquier tipo de locura.

El desenlace pierde bastante clímax con la aparición de varias escenas "explicativas", por así decirlo, que vi innecesarias. 

Me cuesta mucho creer la solución del narrador ya que es injusta con el espectador, y ese tipo de recursos narrativos no me gustan.

Es mejor sugerir, a que luego de una tacada el personaje protagonista te desvele todo lo que tú, pobre espectador, no habías conseguido ver (y nadie, puesto que se oculta mucha información).

Gran trabajo histriónico del dúo protagonista William Hurt y la bellísima Kathleen Turner, quienes interpretan en forma magistral a dos desalmados ambiciosos que adolecen de cualquier tipo de escrúpulos. Ambos desprenden sensualidad y naturalidad, a través de unos personajes tan turbios como sus sentimientos.

Y para terminar mención especial para la fabulosa banda sonora de John Barry. Una música perfecta para la historia con ese elegante y sensual saxo que encaja como un guante en la trama.







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Rain Man (1988): El autismo y el egoismo




 Charlie Babbitt (Tom Cruise), un joven egoísta que espera heredar la fortuna de su difunto padre, se entera de que el beneficiario es su hermano Raymond (Dustin Hoffman), un autista al que no conoce, porque ha vivido siempre recluido en un centro especial. 

Ambos harán un largo viaje a través de los Estados Unidos. Al principio, a Charlie, el extravagante comportamiento de su hermano lo irrita y lo desconcierta, pero, poco a poco


Las películas sobre minusválidos, mentales o de otra clase, a menudo tienden a caer en un melodramatismo empalagoso, Por suerte no es el caso de esta historia. 

A pesar de que la historia de “Rain Man” podría encajar perfectamente en cualquier telefilme de sobremesa, el director Barry Levinson logra hacer de lo simple, todo un ejercicio narrativo de estilo y de ritmo. 

Resulta difícil encontrar dos personas tan distintas en carácter e intereses que Charlie y Raymond (el uno obsesionado con los negocios y el dinero y viviendo la vida por el lado rápido, el otro autista, sencillo y con rutinas que no quiere ni puede salvarse) y por eso la manera en que conectan, mediante un encadenado de escenas memorables, resulta tan conmovedora.

Pero si por algo se recuerda y recordará siempre Rain Man es por la sobrecogedora interpretación de Dustin Hoffman, quien logra hacer adorable a Raymond Babbitt y grabarlo en la memoria de los espectadores a base de miradas, cariño, carisma, sentido del humor y un respeto absoluto por el autismo y todos los que lo sufren. 

A su lado, Tom Cruise cumple con su papel de forma correcta, aunque para mi gusto sin sobresalir demasiado. 

Con este papel se transformó en un actor más experimentado y retrató con gran pericia a un hombre superficial e impulsivo, que termina encontrado una pizca de profundidad en su vida.

Rain Man es capaz de abrirnos los ojos y hacernos ver las cosas de otra manera, desde un punto de vista más humano. Nos hace pensar en los demás, para así poder actuar según dictan sus sentimientos.

El tono familiar está bastante conseguido en esta película, que no es ni una obra maestra ni está sobrevalorada, pero que fue hecha con descarado para arrasar en los Oscars. En definitiva, un film emotivo y enternecedor que se deja ver con bastante agrado.





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La Guerra de las Galaxias – Una Nueva Esperanza (1977): El comienzo del mito galáctico





La princesa Leia, Líder del movimiento rebelde que desea reinstaurar la República en la galaxia en los tiempos ominosos del Imperio, es capturada por las Fuerzas Imperiales, capitaneadas por el implacable Darth Vader, el sirviente más fiel del Emperador. 

El intrépido y joven Luke Skywalker, ayudado por Han Solo, capitán de la nave espacial "El Halcón Milenario", y Los androides, R2D2 y C3PO, serán los encargados de rescatarla y acabar con el Imperio.

Es un poco intimidante hablar de una película, que tanto significa para toda una generación, que demostró una nueva manera de hacer cine y que construyó un legado que se ha convertido en hito.

Sin embargo, queda preguntar ¿Por qué algo tan sencillo, logró ser tan mitificado y recibir tantos fanáticos en todo el mundo?

Los años 50 y 60 nos habían regalado el mejor cine de Serie B con respecto a la ciencia ficcion, con temas como la vida alienígena y viajes espaciales; películas como Planeta Prohibido o Barbarella, serán imposibles de olvidar.

Pero la ciencia ficción había sido degradada con películas con un extraño humor; marcianos chistosos que invadían la tierra, platillos voladores poco creíbles o luchas ridículas que nadie se las creía.

El único referente positivo que existía dentro de este género era "2001: Odisea Espacial", pero no dejaba de ser una muy lejana historia, con un argumento demasiado intelectual.

Adicionalmente, se pone en evidencia toda la riqueza cultural de Lucas, al crear un concepto tan alto como "La Fuerza". Este fenómeno, que se puede ubicar entre los campos de la metafísica y la teología, le da una filosofía muy particular, al cine. 

Lo extraño de esta saga es que no empieza con la primera entrega, si no, con la cuarta. "La guerra de las galaxias. Episodio IV: Una Nueva Esperanza "es una película que nos introduce a los personajes.

El bando de los héroes, que vienen a ser los Rebeldes: Lucas (Mark Hamill), El Mercenario Han Solo (Harrison Ford), Princesa Leia (Carrie Fisher), Obi-Wan Kenobi (Alec Guinness), Chewbacca (Peter Mayhew) y los simpáticos androides llamados C-3PO y R2-D2.

Por otra parte, también nos presenta al bando del mal, el imperio, formado por Darth Vader (David Prowse) y sus secuaces. 

Es una película que narra una historia sencilla: La Lucha de Poder entre el bien y el mal. Nos presenta una galaxia muy lejana, llena de planetas y de habitantes, donde hay caballeros, princesas, buscavidas, personajes cómicos, un bueno buenísimo y un malo malísimo.

Parece (sí, en realidad) una historia clásica. En su época, fue un auge, en cuanto al manejo de efectos especiales y, aunque se le nota el paso del tiempo, bien podríamos decir que fue un hito, para las películas del género de ciencia ficción. 

Fue todo un éxito gran comercial, que dio lugar a dos secuelas más, completando una trilogía "la trilogía original" y tres precuelas, que forman la segunda trilogía. Vista hoy en día, es cierto que ha perdido parte de su encanto, quedando algo desfasada. 

Es verdad que la historia es apasionante, imaginativa y muy entretenida, pero los personajes carecen de la profundidad necesaria para conmover, por eso el visionado de esta primera entrega de la saga de Star Wars, aséptica Resultados de la Búsqueda de la ONU del tanto.


Reconozco que las hay más técnicas, mejor argumentadas, con diálogos punzantes y más eficaces ..., pero la Guerra de las galaxias ha sido, es y será la madre de todas las aventuras. 





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