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Fuego en el cuerpo (1981): Atrapado por la lujuria


Ned Racine (William Hurt), un joven abogado de Florida, lleva una vida normal hasta que conoce a Matty Walker (Kathleen Turner), una tentadora y sensual mujer casada con un rico hombre de negocios (Richard Crenna). Ned pronto se da cuenta de que Matty es la clase de mujer por la que un hombre sería capaz de matar. 

El thriller quizás sea el género cinematográfico que más dependencia tenga de los méritos que pueda aportar el guión, que habitualmente lleva al espectador al despiste y a la sorpresa, con los riesgos que esto conlleva. 

En esta ocasión, estamos ante una de las mejores películas de los 80, estrenada, por cierto, en el mismo año que la también sublime "El cartero siempre llama dos veces", con Jack Nicholson y Jessica Lange.

La película supuso, como se ha dicho hasta la saciedad, una acertada revisitación del cine negro clásico adaptada a los tiempos modernos, pero que recuerda vagamente a aquella época. El sexo es mostrado más abiertamente, es más explícito y gráfico.

Es el arma empleada por una seductora femme fatal para engatusar a un picapleitos de dudoso prestigio al que acaba convenciendo para que le ayude a liquidar a su detestable marido rico y repartirse así la herencia.

Kasdan evoca a los densos y tórridos argumentos de escritores que situaban sus obras en los estados sureños en pleno verano. Qué mejor escenario que Florida, influenciada por las calurosas corrientes del cercano Caribe.

Elegir dicha estación no debía de ser casual. Quizás porque es el clima propicio para liberarse de casi todas las prendas y desatar pasiones.

Lo que más llama la atención es la manera de seducir de la protagonista hacia el entregado abogado. Cómo le lleva a su terreno y su manera de proponerle el asesinato del marido, su forma de camelarle hasta tenerle a su completa merced. Algo que supone la demostración de hasta qué punto, se puede perder la cabeza por una mujer y hacer cualquier tipo de locura.

El desenlace pierde bastante clímax con la aparición de varias escenas "explicativas", por así decirlo, que vi innecesarias. 

Me cuesta mucho creer la solución del narrador ya que es injusta con el espectador, y ese tipo de recursos narrativos no me gustan.

Es mejor sugerir, a que luego de una tacada el personaje protagonista te desvele todo lo que tú, pobre espectador, no habías conseguido ver (y nadie, puesto que se oculta mucha información).

Gran trabajo histriónico del dúo protagonista William Hurt y la bellísima Kathleen Turner, quienes interpretan en forma magistral a dos desalmados ambiciosos que adolecen de cualquier tipo de escrúpulos. Ambos desprenden sensualidad y naturalidad, a través de unos personajes tan turbios como sus sentimientos.

Y para terminar mención especial para la fabulosa banda sonora de John Barry. Una música perfecta para la historia con ese elegante y sensual saxo que encaja como un guante en la trama.







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