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Chinatown (1974): Corrupción en el Barrio Chino


Los Ángeles, 1937. El detective Gittes, especializado en divorcios, recibe la visita de la esposa de Mulwray, el jefe del Servicio de Aguas de la ciudad, que sospecha que su marido la engaña. Al mismo tiempo, Gittes descubre que los agricultores acusan a Mulwray de corrupción por su negativa a construir un pantano que paliaría la sequía que sufren.

Chinatown es uno de los máximos exponentes del cine negro y describe a este género como tal, por un lado nos muestra lo más oscuro de la sociedad y por otro, el héroe es empujado al abismo por una mujer. 

Cuenta Chinatown una historia ajustada a las pautas del cine negro clásico, en la que un detective irónico y caradura trata de averiguar, que hay detrás del asesinato de un potentado, al tiempo que emprende una apasionada relación con la enigmática viuda del magnate.

Recreación/homenaje del citado cine negro, Chinatown consigue superar esa condición alcanzando un excelso nivel que la hace igualar, incluso superar, a las películas que homenajea.

Destacable es el hecho de que, debido a la época en que fue rodada, la película pudo introducir elementos escabrosos que hubiesen sido impensables en épocas anteriores. 

Tanta intriga y nerviosismo vale la pena, y Roman Polanski dejó más que demostrado que incomodar al espectador no se le da nada mal.

Polanski lleva la narracion con pulso e interés, consiguiendo una película efectiva a la vez que complicada, ya que no se dan demasiadas pistas al espectador, culminando en un impresionante, aunque algo injusto, (sí, esperaba un final feliz, así soy yo), final, que te deja absorto durante varios minutos.


Roman Polanski a través del guión de Robert Towne nos traslada a los Estados Unidos de los años 30 y nos introduce desde el comienzo a Gitte, un famoso detective, odiado y amado. 

Un día una misteriosa mujer se acerca y le dice que investigue a su esposo Hollis Mulwray, un respetado ingeniero, jefe de un millonario proyecto de construcción. Ella lo acusa de infidelidad. Desde ese momento Gittes es sumergido en lo más hondo del pantano, en lo más nauseabundo de Estados Unidos.

Se toma su tiempo para que el espectador no se pierda con tanta información; desde el primer momento nos enganchamos al problema y al problema que puede esconderse detrás. 

Y a medida que se van sumando los demás participantes de la trama, nos vamos acercando más al desenlace, pero sin perder el ritmo del suspense en ningún momento.

Una película sin duda extraordinaria que nos transporta al pasado, bastantes años atrás, a Bogart, a Marlowe, a Hawks, recrea magníficamente ese ambiente sórdido, de poder, de corrupción, aquí estupendamente intercalado con dramas personales enquistados y tremendos, consigue además en los momentos finales casi cortar la respiración, dejarnos literalmente helados, en un epilogo, que si cabe, aún supera al resto de la cinta.





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