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La aventura del Poseidón (1972): Catástrofe Marítima



En la víspera del año nuevo, el crucero S.S. Poseidón es golpeado por una enorme ola de 90 metros de alto. 

Todos los pasajeros deberán de superar el fuego, el agua en ascenso, los vapores calientes que se encuentran en su recorrido desde el salón principal hasta llegar a la parte mas baja del barco que se encuentra completamente de cabeza. 

Con un reparto de primera categoría, la película se filmó completamente en el orden de la historia (algo no muy habitual en cine, para que así los actores se fueran ensuciando conforme avanza la historia). 

Es sin duda unas de las mejores películas de la historia del cine, cuyo éxito en taquilla de tanto público, dio origen a todo un gran desfile de un subgénero de películas de catástrofes durante la década de los 70.

Este género fue explotado hasta las últimas consecuencias desde todos los puntos de vista, con diferentes resultados más o menos logrados, contando para ello con un reparto de actores y estrellas de “Hollywood” consagrados cuyas carreras cinematográficas estaban en auge o en declive. 

En este caso, la historia cuenta con actores de la talla de Gene Hackman, Shelley Winters, Ernest Borgnine o Roddy McDowall.

Vista hoy en día ha quedado como una entretenida película sin más. Sin embargo en su momento fue todo un éxito y hemos de señalar que no resulta aburrida, aunque en la actualidad, con la saturación de efectos especiales, a que nos ha acostumbrado Hollywood, pueda resultar un poco pobre.

Lo mejor de la película es ante todo su puesta en escena, llevada a cabo con mano firme, intensa y sólida por el director británico Ronald Neame en las secuencias dramáticas; y por Irwin Allen en las de acción, mediante el uso nada habitual de las cámaras en su realización, mediante movimientos oscilantes para dar la sensación de estar en plena alta mar. 

Gene Hackman y Ernest Borgnine son los protagonistas, dos hombres enfrentados en todo momento a pesar de que ambos quieren lo mismo: salir con vida del accidente. 
Hackman es un reverendo que verá puesta a prueba su determinación y su fe para continuar adelante y Borgnine es un policía, con un matrimonio un tanto peculiar, que no soporta recibir órdenes de nadie.

Con sus buenas actuaciones confieren el grado de dramatismo necesario para que la película funcione sin llegar a convertirse en ningún paño de lágrimas.

Ambos, junto a un reducido grupo de pasajeros, vivirán fuertes emociones en su búsqueda por la tan ansiada libertad, lo que hará que conforme avance el metraje, el espectador se sienta cada vez más identificado con los personajes. 


Esta producción demuestra que, incluso en el cine de acción, un buen guión es muy preferible a cualquier efecto especial, por espectacular que éste sea. Es cine palomitero de aventuras narrado como ya no se hace, con mimo y con empatía.





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