Con la tecnología de Blogger.
RSS

Un Viaje Alucinante (1966): Viaje al interior del Cuerpo Humano



El profesor Bennet es un científico que ha creado una fórmula que permitiría reducir el cuerpo humano a un tamaño microscópico durante un tiempo ilimitado. Cuando se dispone a entregarla al Pentágono, unos espías provocan un accidente de tráfico que deja al profesor incapacitado para toda labor científica. 

Pero las Fuerzas Disuasorias de Miniaturas Combinadas ponen en marcha un plan para operarlo desde el interior.

Hubo un tiempo en el que los guionistas de Hollywood vieron en la ciencia un aliciente magnífico para crear thrillers trepidantes o aventuras inimaginables. De aquí salieron joyas tan ingeniosas y entretenidas como Ultimátum a la tierra, La invasión de los ladrones de cuerpos o El hombre con rayos X en los ojos.

Si bien había mucha más ficción que ciencia, una cosa hacía únicas a estas películas: El encanto. 

La posibilidad de plasmar universos que existen dentro de nuestra cabeza (imaginarios o reales) era un campo inagotable de ideas, unas más brillantemente plasmadas y otras menos.

Realizada por Richard Fleischer, y basada en la novela homónima de Isaac Asimov, "Viaje alucinante" es una película que puede continuar siendo vista con interés, pese a los avances de la medicina. 

Seguro que más de un cirujano encontró su vocación al ver esta cinta en su infancia. No es para menos. 

La idea argumental de viajar por el interior del cuerpo humano, verdaderamente es alucinante. Las posibilidades que da atravesar con una nave acuática el plasma sanguíneo y los distintos órganos que todos llevamos dentro, son muchas.

Richard Fleischer, veterano director con títulos interesantes en su haber ya por entonces, crea una atmósfera de tensión continua entre los peligros del sistema inmunológico a los que se enfrenta el “Proteus”, y la cuenta atrás del final de la miniaturización, mostrado en un reloj de grandes números en la sala de control.

Los elementos de aventura clásica se ven reforzados con el exótico escenario en el que se desarrolla la película, un cuerpo humano cuyos vericuetos simulan un planeta extraño en medio del espacio.

A pesar de la caducidad de algunos efectos especiales (recordemos que estamos en la era pre-Star Wars y 2001, una odisea en el espacio), los decorados y la ambientación están hechos con mimo, buen gusto y una gozada para la visión.

Los actores, por fortuna, no pertenecen al elenco de estrellas o divas, lo que da más credibilidad al producto final. Contar con Stephen Boyd, la belleza de Raquel Welch, el gran Donald Pleasance y, sobre todo, Arthur O'Connell, es asegurarse una calidad interpretativa altísima.

Comentar también, que es un film realizado durante la guerra fría, en el momento de las  continuas tensiones entre los grandes bloques. 

Este ambiente de tensión mundial queda reflejado en la película en el hecho de que, aunque el peligro inmediato con que se enfrentan los micronautas sean las propias defensas del cuerpo humano en que son introducidos; la amenaza mayor sean los sabotajes ocasionados por un enemigo infiltrado.


Incluso el hematoma en el cerebro del científico, que tienen que extirpar, ha sido originado por un atentado.





  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

0 comentarios:

Publicar un comentario