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Tiempos Modernos (1936): La Búsqueda de la felicidad en el Mundo Industrializado



Los comienzos del cine fueron duros y, por eso, debemos ser cautos al emitir juicios sobre estas películas. No podemos valorar el cine de principios del siglo XX con arquetipos actuales. Charles Chaplin se caracteriza por hacer cine sin fecha de caducidad, al menos para mí. Ésta historia es un buen ejemplo de ello.

"Tiempos Modernos" nos narra la historia de un obrero (Chaplin), que trabaja en una fábrica, donde se usa el modelo de producción en cadena. El ritmo de trabajo hace que el pobre obrero se vuelva medio loco y sea ingresado en un hospital. 
A partir de ahí, se verá envuelto en una serie de avatares en los que se meterá sin pretenderlo.

Al final acabará conociendo a una encantadora huérfana (Paulette Goddard), que vive prácticamente en las calles. 

Ambos, identificándose en su mutua condición de marginales y sumidos en la pobreza, continuarán juntos la batalla cotidiana para optar a un lugar digno en la sociedad.

En esta cinta se nos cuenta la deshumanización que empieza a sufrir el trabajador, cuando los capitalistas inventaron el fordismo, una manera más eficaz y eficiente de ganar dinero. 

Es una película que alerta sobre la industrialización, en la época de la Gran Depresión. Así pues, el autor reivindica la dignidad del proletariado de las ciudades industriales que eran sometidos por los empresarios.

Esta vez Chaplin ha querido utilizar en mayor medida los efectos sonoros de los que renegó en producciones anteriores, aunque aparecen en muy contadas ocasiones: el sonido de las máquinas, la voz del empresario y, sobre todo, la voz de Chaplin cantando. 

Fue una autentica temeridad que en los tiempos del sonoro, el que realizara una película casi cien por cien muda todavía.

El film entrega la última aparición del célebre personaje de Charlot, presencia fija en las anteriores películas del realizador. 

Además, es la única vez en la que se oye la voz del personaje, entonando una deliciosa canción. Chaplin, decidido a no entregarse al cine sonoro, logra a través de la pantomima una serie de gags espectaculares.

La interpretación de Chaplin es sin duda genial, sin hablar en toda la película, la inconmensurable expresividad de su rostro y los movimientos de su cuerpo valen más que mil palabras.

Considero a Paulette Goddard una aventajada a su época, su belleza y estilismo, acompañados de su naturalidad delante de la cámara sencillamente extraordinaria, hacen que esté en mi opinión por encima de las actrices de aquella época.

Por sacar defectos de esta, diría que adolece de lo mismo que todas las películas mudas de humor: sucesión de escenas como sketches que parecen desconectadas de la trama, y excesiva simplicidad a la hora de desarrollar el tema, en este caso, el del mundo laboral. Ya que aunque se hacen críticas, no llegan a ser ni tan profundas ni tan hirientes.

Simplemente...Charles Chaplin. Nos seduce ahora con una historia real; nunca un humor de hace más de 70 años tuvo tanto sentido en la actualidad.

Aún causa el impacto de saber que el mundo sigue mecanizado, un sistema que para nada tiene en cuenta al ser humano. 

El tiempo nos atrapó, pero más que ello las tecnologías y, en las que si bien son un alivio para las sociedades, en cierta medida también son su cárcel.

La película entre sus argumentos, evidencia la lucha por sobrevivir, en medio de un ambiente de carencias.

Lo cual sirve de ejemplo a todas las personas que se encuentran en esta situación, para que no decaigan y se mantengan firmes en sus sueños, hasta concretarlos; a pesar de las adversidades y obstáculos que se puedan presentar en el camino. 

A veces los silencios dicen más que las palabras, y en este caso, es algo acertado. Esta pelicula muda enternece, emociona, divierte e inspira.







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