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Dogville (2003): Anatomía de una sociedad sin humanidad



Perversa e incómoda. Lars Von Trier nos embauca para mirar en la ratonera que monta llamada Dogville, para sacar a relucir las peores pasiones del ser humano, la mayoría de ellas cuando poseen el dominio sobre otro ser humano. Hasta llegar al punto de convertirse casi en una película sobre el odio.

Ambientada en los duros años 30 americanos, la historia nos habla de Grace (Nicole Kidman), una mujer perseguida por unos gángsters, la cual encuentra refugio en una comunidad perdida en medio de las montañas llamada Dogville. 

En un principio es acogida con generosidad, y todos comparten con la recién llegada su existencia y sus recursos. A cambio, ella les entrega su bello corazón abierto de par en par.

Hasta aquí la bondad humana triunfa. Pero tan pronto como sus nuevos amigos descubren un resquicio por donde introducir sus malos pensamientos… lo van haciendo, uno tras otro. El simple, la intelectual, la religiosa, el artesano, la gran señora, el ciego, la minusválida, el doctor y hasta el filósofo.

Todos sin excepción aprovechan la oportunidad y utilizan a la recién llegada para dar rienda suelta a sus bajas pasiones. 

Es fascinante la forma en la que poco a poco los personajes van evolucionando, llegando a dar auténtico pavor algunas situaciones, no hay lugar para la desconexión en ningún momento

Las actuaciones son sobrias y solventes, algo imprescindible cuando Von Trier apoya todo el film en ellas. A esto ayuda unos personajes bien caracterizados a los que se les puede sacar todo el partido. 

Cada personaje es distinto, trata de representar un perfil diferente, pero todos tienen un fondo común.

Unos son más hipócritas y lo demuestran menos, pero nadie escapa de la tiranía; y lo peor es que lo hacen sin darse cuenta.

La película está estructurada en 9 capítulos, en los que se desgranan las costumbres, forma de vida, y las diferentes personalidades de los habitantes de Dogville a través de una interesante voz en off, como si nos contaran un cuento.

Se pretende mostrar el contenido de la historia de la manera más cruda posible sin elementos que desvíen la atención; por lo que se prescinde prácticamente de todos los decorados y escenarios. Da la sensación de estar ante una obra de teatro filmada.

Si no hay paredes, ni fondo, ni otros elementos, es por una razón, no por que sí. Y esta razón es muy sencilla: lo que importa son los sentimientos, los personajes, las situaciones... y para ello, qué mejor que quitar todas las paredes (tanto literal como metafóricamente).

Dogville abarca muchos temas aunque ninguno de ellos se desarrolla del todo, pero podría decirse que lo principal es, en definitiva, la crueldad. El origen del mal. 

El debate sobre este asunto se esboza en ocasiones de un modo un poco torpe, y parece lícito reconocer que la idea es que cualquiera puede ser malo bajo las circunstancias apropiadas.

Hay gente que queda horrorizada con la amoralidad y/o la inmoralidad que Lars Von Trier manifiesta en su cine. 

El filme nos muestra el desarrollo y la evolución de una sociedad confinada en un pueblo a lo largo del tiempo. 

¿Acaso no es así en la realidad (excluyendo el final de la película)? Hipocresía; buenas caras al principio, malas al final; abusos (no me refiero únicamente a los sexuales); desconfianza; bondad condicionada...

Dogville es el pueblo en el que se desarrolla la acción, pero eso poco importa, el lugar no tiene trascendencia, podría ser cualquiera, la importancia se ciñe en las personas, que también podríamos ser cualquiera. Dogville en realidad no es el nombre de un pueblo, es otra manera de decir sociedad.

Es una película que exige al espectador poner su atención, pero lo recompensa con creces. Se nos muestra lo “animales” que seguimos siendo a veces sin darnos cuenta. Eso sí, no es una película con término medio, o gusta o se detesta. En mi caso, a mi me fascinó.
  




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Camino a la Perdición (2002): Balazos de Amor Filial




Mchael Sullivan (Tom Hanks), lleva trabajando para el señor Rooney (Paul Newman) bastante tiempo como matón a sueldo; lleva una vida peligrosa para él pero buena para su familia, ya que gracias a los servicios que presta a la organización mafiosa se ven beneficiados de una estabilidad económica, inusual en la difícil época por la que está pasando el ciudadano medio estadounidense. 

Pero pronto la traición y la venganza le convertirán tanto a él, como a su mujer e hijos en blanco de las pistolas.

Ese prefacio sirve para una historia, que se desarrolla siempre con elegancia y fluye con cierta parsimonia, y que sin duda engancha por sus peculiaridades dentro del género. Peculiaridades que por supuesto no voy a revelar, pero que tienen que ver con las situaciones que se nos van planteando.

Más allá de que estemos ante una magnífica cinta de gangsters, ésta es una película de amor. Una película de amor paterno-filial a varias bandas.

Y es que Rooney no puede evitar amar a Connor (Daniel Craig), su único hijo irresistiblemente imbécil, y por esa causa tira por la borda el amor que siente por el que en verdad quisiera que fuera su hijo, su protegido Sullivan.

Éste a su vez, no puede dejar de amar incondicionalmente a su familia y, en especial, a su hijo preadolescente con quien recorrerá un largo camino en busca de justicia.

Las interpretaciones son maravillosas. Tom Hanks de lujo, serio y correcto; aunque ciertamente no le va el papel de renegado, consigue dar la talla y salir airoso.
Un veterano y experto Paul Newman, en su despedida cinematográfica, quien con su corta aparición se traga a todos. 
Un Jude Law sorpresivo y desconocido (impresionante su caracterización del peculiar asesino Maguire). 

Igual de corta es la actuación de Jennfier Jason Leigh, pero le da la belleza al filme.
Secundarios conformados por un destacado Daniel Craig, un medio soso Stanley Tucci, y el par Dylan Baker y Ciarán Hinds de complemento importante.

El problema es que es una película muy sutil y contenida, que pasa con excesiva formalidad y demasiado de puntillas por sus situaciones. 
A sus momentos les falta más intensidad, riesgo y personalidad en su guión y puesta en escena. Una cosa es que sea bonita y otra que sea implicante.

Se pasa rápido pero sin un desarrollo excesivamente memorable.

Es muy fácil que "Camino a la perdición" sea recordada por la belleza de sus planos en su forma... pero no tanto por su fondo. Es precisamente su exquisita cinematografía lo mejor de la película.


Tan buena es, que solo por observar el grano y las tonalidades del film, la fotografía con sus verdes y tonos oscuros y sus lluvias, ya merece la pena.

Eso sí, se echan de menos las traiciones y los giros inesperados de guión que poblaban los grandes clásicos americanos del cine negro de los años 40 y 50.

¿Sabe alguien qué fue de esa siniestra figura llamada "femme fatale" que tanto juego dio en innumerables obras maestras del film noir?... Sordidez, engaño, crueldad... Le faltan detalles a esta película.

Aunque, dicho sea de paso, para ser la primera incursión del director Sam Mendes en este complejo género, tampoco lo ha hecho rematadamente mal. 
Digamos que ha logrado salvar el pellejo con un producto que arriesga poco, y que tiene la suerte de contar con un reparto de peso que hace que la película merezca la pena.





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Training day (2001): Día de Pesadilla




Los cuerpos policiales en Estados Unidos, distan mucho de ser el ejemplo de "honradez y vocación de servicio" que nos quieren vender a todos y a ellos mismos, y muchas veces el ascenso dentro de estos círculos no se da por un buen comportamiento o por "cumplir con su deber", sino por todo lo contrario.

En base a lo antes planteado, esta cinta nos adentra en el mundo de uno de estos "nichos de poder y corrupción", por el cual deambulan millones de policías todos los días (no solo en Estados Unidos), por todo el mundo.

Describe un día en la vida de dos policías; uno de ellos es Jake Hoyt (Ethan Hawke), un novato idealista, con deseos de ayudar a la comunidad, quién ha solicitado su transferencia a la unidad anti-drogas de Los Angeles. 

En el día de su evaluación, hará un recorrido de la zona con el teniente Alonzo Harris (Denzel Washington), un veterano del escuadrón anti-drogas, tan experimentado en procedimiento policiaco como en los vicios y actitudes de los delincuentes. 

De hecho, Harris está tan compenetrado con la atmósfera criminal de los barrios bajos que frecuenta, que es difícil distinguirlo de los criminales que pretende combatir, incluso realizando acciones de muy dudosa ética y legalidad en su supuesta lucha por destruir a los capos importantes responsables del tráfico de drogas en la ciudad. 


Conforme avanza el día, Hoyt se sorprende cada vez más ante la aparente falta de ética de Harris.

Con el material presente en Training Day podría haberse hecho una cinta de denuncia institucional y moral, de esas tan presentes en el Hollywood de los setenta, en el que la corrupción policial significaba el decaimiento de la sociedad del bien estar, el fracaso absoluto del orden, de la protección individual.

Si esas ideas hubiesen estado presentes en Training Day, los oscars no se limitarían a sus dos fantásticos protagonistas, y su alcance hubiese sido mucho mayor que el de un thriller del montón muy bien rodado, con grandes actores, con ambientación excepcional, un buen ritmo, pero sin mensaje.

Ese es el mayor fallo de una película indudablemente entretenida, con una tensión física constante, con grandes escenas de acción en las que sus actores parecen verdaderos animales a punto del salto definitivo.

Por eso la película se apoya en su pareja protagonista, dos buenos actores que aquí están excelentes.

No es una historia mínimamente creíble. Me explicaré; ¿que existe corrupción policial? por supuesto que sí. 

Pero estoy convencido de que es algo un poco más sutil; ese descaro es inconcebible y ese ir cargándote por ahí todo lo que se te ponga por delante. 

Puede que haya polis corruptos pero su obligación es aparentar que no lo son e ir por la vida de ciudadanos ejemplares y respetuosos con las leyes, al menos ante sus subordinados. 

Lo que pasa es que el personaje de Denzel me parece tan fascinante, tan cinematográfico, tan fuerte, que no puedo evitar "perdonarlo" por su falta de realismo. Reconozco que tengo debilidad por este actor y que su sola presencia en una película ya llena toda la pantalla. 

Es una personalidad imponente que lo desborda todo. Aunque aquí, el personaje de Denzel sea el "malo", propiamente dícho; consigue que te impliques en las cosas que piensa, que dice y que hace. Le odiarás en determinados momentos, y le amarás en otros.

Ethan Hawke no lo hace nada mal en un papel difícil como el policía novato que debe decidir en, si seguir el camino corrupto de su jefe o mantener su integridad y honestidad como policía; pero definitivamente Denzel Washington se come la pantalla.

Lo malo de "Training day" es que a ratos se anda demasiado por las ramas, o presenta escenas confusas y poco hiladas. Por lo demás, la factura tipo videoclip me gusta, creo que es muy apropiada para este tipo de tramas fuertemente violentas.

“Training Day”, es un reflejo más que fidedigno de la sociedad moderna, un espejo de la inmensa hipocresía que nos rodea y un aterrizaje a la realidad.







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Memento (2000): ¿Eres capaz de recordar tu pasado?


Leonard "Lenny" (Guy Pearce) es un hombre con problemas de memoria (no retiene recuerdos nuevos más allá de dos minutos), por lo que no se acuerda de lo que hizo ayer y tampoco de lo que hizo hace cinco minutos.

Tiene un cuidado sistema basado en tatuajes, fotos y escritos para saber de quien puede fiarse y de quien no. Su objetivo en la vida no es otro que vengar la muerte de su esposa a cargo de un tal John. G.

Lenny solo recuerda todo lo que le pasó antes de caer preso de su extraña enfermedad, recuerda que era investigador de seguros y que uno de sus casos fue el de un tal Sam, que tenía la misma enfermedad que él, y que terminó matando a su mujer,ya que está le puso a prueba al no creer que verdaderamente Sam tuviera esa enfermedad tan rara.

Memento, es una película engañosa, como sus protagonistas, como su reflexión final.

El film comienza con el final de la verdadera historia; la primera escena nos da la pista de que es una historia que está contada hacia atrás.

La verdadera historia comienza al mismo tiempo que empieza la visión en blanco y negro, y se engancha con la visión en color que empieza desde el final, hacia el principio del film.

Lo realmente llamativo de Memento, es que tras una historia a simple vista sencilla, se esconde un rompecabezas inteligente, creado por el propio protagonista y su amnesia que, como el espectador, no encuentra un orden exacto para estructurar y entender su evolución.

Quizás este aspecto es el más llamativo del film, aparte de la curiosa manera del protagonista para generar recuerdos: se tatúa en el cuerpo pistas y hechos que le ayudarán a encontrar al asesino de su mujer; así como fotografías que modificarán sus pensamientos a la hora de actuar y recordar.

La labor en la interpretación del actor británico Guy Pearce como Lenny es perfecta, componiendo un personaje creíble, no exento de glamour y de atractivo físico.

Transmite esa horrible discapacidad de su rol, al que sólo le mueve un único objetivo, la venganza. Tampoco debemos desdeñar el trabajo de Carrie-Ann Moss, Joe Pantoliano y, sobre todo, Stephen Tobolowsky, quien encarna a Sammy, una de las "anclas" que tiene el protagonista para no perderse en la locura de la desmemoria.

Si fuese una película estándar y todo estuviese ordenado, sería una película del montón sobre personas que se aprovechan de personas.

Lo interesante de Memento es que los flash-back pueden contarte tanto o menos que cualquier otra escena de la película.

Nolan se aprovecha de esto para que el espectador pueda recoger un poco de información en cada salto temporal.

Con un orden normal, enseguida se sabría de qué pie cojea cada uno. Y desde luego eso no interesa. Ni a Nolan ni a los que hemos disfrutado de Memento.

El problema de “Memento” es que, como todo juego cinematográfico, necesita de la participación del espectador.

Pero por su complejo planteamiento narrativo (vista por segunda vez la complicación decae). Se trata de un juego para iniciados, con un mínimo nivel.

De ahí que tienda a funcionar tan bien entre espectadores con una cierta cultura cinematográfica, que muchas veces es pura pose, y sea tan denostada por aquellas personas, que a la hora de ver una película no se plantean nada que no sea pasar un rato entretenido, un momento de evasión.

Desde luego, merece la pena, pero requiere un esfuerzo que mucha gente no está dispuesta a realizar.











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Requiem por un sueño (2000): Pura destrucción humana



"Requiem..." es una obra de carácter radical y provocativo en donde los sueños se rompen en pedazos, en donde la familia deja de serlo para dar lugar a un montón de seres errantes, degradados, que han hecho estallar lo último que les quedaba.

Por un lado tenemos a Sara, una mujer mayor, viuda y madre de un drogadicto. Sara en su soledad se engancha a la televisión y su único sueño es salir en un concurso de la tele para hacerse famosa y que la gente la quiera, para no sentirse sola. Para ello recurre a un médico para adelgazar, pero este le suministra drogas que poco a poco la van consumiendo.

Por otro lado está Martin (el hijo de Sara) un camello y drogadicto que sueña, junto con su novia (Marion) y su mejor amigo (Tyrone), en llegar a lo más alto. Marion sueña con poder abrir un negocio de moda.

Martin, Marion y Tyrone intentarán vender droga cortada para ir ganando dinero que les permita poder hacerse un hueco en el mundo de la droga.

La soledad y falsos sueños que no tienen ni pies ni cabeza llevan a los protagonistas de esta historia a la más viciada drogadicción que muestra el único lado de las drogas (el más duro).
Son casos de adicción, con unos inicios diferentes pero con causas comunes: desesperación y soledad.

Lo que más me gusta de la película es que sus habitantes son libres, porque nada más que su propia debilidad les conduce a la catástrofe. Saben lo que hay y lo que les espera. Pero dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

El director Darren Aronofsky consigue que el espectador se meta en el lugar del drogadicto utilizando unos recursos audiovisuales magníficos.

Para mi otra obra maestra que no podemos dejar escapar.

Trata un mundo tan difícil como es el de las drogas desde el punto de vista del drogadicto.

No es para nada la típica película que te quitará las ganas de drogarte, debo decir que como prevención al consumo, me parece que no es realmente acertada.

Pero sí te expondrá muy claro cuales son los problemas que surgen de ser libre, no es tan fácil escoger.... siempre existen errores, y siempre serán reales, es eso lo que debes elegir, que errores te gustan más y a cambio de qué privilegios.

"Requiem por un sueño" es una de esas películas que me dejan con sensaciones contrapuestas. Hay que reconocer que la ambientación del film resulta envolvente, algo a lo que contribuye enormemente la BSO, junto al frenetismo y vanguardismo con los que está dirigida. Puro efectismo, dirán muchos, y hay que reconocer que no les falta razón.

La primera vez que ves "Requiem..." es un puñetazo en la cara, más que por el fondo, por las formas.

En sucesivos visionados, superada ya esa sorpresa inicial, se me han hecho más evidentes ciertos fallos.

La película es pretenciosa y excesivamente dura; y no lo vamos a negar, si desnudamos a "Requiem..." de su sofisticada forma nos queda una historia demasiado plana, que si no fuera por el montaje y las interpretaciones, no sería ni mucho menos la película que es.

Que decir de las interpretaciones: Ellen Burstynes (Sara) magistral, a mi juicio es su mejor papel; Jared Leto, en su lugar, convincente, emotivo, perfecto.
Marlon Wayans, (quizá el menor) debido a todos esos bodrios comerciales y cómicos que ha hecho, pues obviamente su mejor papel.

Finalmente, Jennifer Connelly (Marion) está magnífica; que más se puede decir de esta hermosura que, para mi, logra ser la maestra de la película junto con Ellen.

Es una película que debió haber marcado un antes y un después en el mundo del cine, pero que desgraciadamente, pasó inadvertida para la crítica en general y para el público en particular.

Es una necesidad que aquellas personas que juguetean con las drogas diciendo "yo controlo", vean esta película. No es una película fácil, pero merece la pena y consigue lo que pretende: impactar.




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El Sexto Sentido (1999): Lo que el Ojo Humano no Ve





Debo decir que no soy crítico de cine (al menos no profesional) y tampoco pretendo serlo, ya que me he dado cuenta de que aquellos que son grandes expertos en la materia exigen demasiado de cada film y me da la impresión de que pierden esa capacidad de asombro que yo todavía poseo, es decir, cuando veo una película el objetivo es relajarme y entretenerme.

Me encanta esta película, su ambiente melancólico y tenebroso al mismo tiempo; y me dio más miedo con menos sangre (uno de los puntos a favor de la película, que muchas actuales no han acabado de comprender).

Así, el miedo se nos vende de todo tipo. El terror por los muertos que habitan entre nosotros, el terror por una madrina que es capaz de matar a su propia hija, el terror de sentirse humillado por los compañeros del colegio, el terror de un matrimonio complicado...


Estamos ante la historia de una mujer, cuyo marido la ha abandonado con un niño pequeño (mermando así su autoestima, entre otras cosas), y cuyo hijo se comporta de modo extraño, es incapaz de hacer amigos, aparece magullado sin razón conocida y, para colmo, en ocasiones… le encuentra temblando de miedo.



La angustia de esta mujer (estupenda Toni Collette) que no sabe qué le ocurre a su hijo ni cómo ayudarle, -terror inspirado en la realidad- se entrelaza armoniosamente con la trama fantasmal –terror inspirado en lo fantástico-.

Malcom Crowe (Bruce Willis), doctor en psicología infantil de reconocido prestigio, vive atormentado ya que no ha logrado superar los sucesos de la noche que recibió la visita de un antiguo paciente, además de estar distanciándose de su esposa.

Tal vez intentando redimirse, Malcom tratará a este niño, Cole Sear (Haley Joel Osment), buscando curarle. Ambos están agobiados, el niño lucha contra sus miedos e inquietudes (de índole sobrenatural como se irá descubriendo), y el doctor contra sus problemas personales. Finalmente ambos conseguirán sanarse el uno al otro.


Con esta película, tenemos ante nosotros un poético estudio del proceso de aceptación de todo aquello que más nos cuesta asumir, aprender a vivir con ello y crecer interiormente buscando el modo de resolverlo.

Se agradece ver a Bruce Willis en un registro diferente al que nos tiene acostumbrados y haciéndolo discreta y correctamente y se disfruta de la actuación de una actriz que me gusta muchísimo como es Toni Collette, que está una vez más fantástica.

El descubrimiento del film ha sido sin duda Haley Joel Osment, al que no he vuelto a ver tan bien como en este trabajo.

Un niño muy dulce a mi parecer, un niño adorable que se hace querer en esta película por su particular interpretación,

Con respecto a su archiconocido final, para algunos sorprendente y para otros predecible, debo decir: ¿se puede juzgar una peli por su final?, ¿No son éstas grandes películas antes de su sorprendente desenlace?

El final de una película es sólo la guinda a un trabajo bien hecho. Tiene la función de sorprender, de emocionar o incluso de frustrar al espectador.

Es vital para disfrutar del "sexto sentido" no ser detallista, ni buscar explicaciones perfectas, basta con dejarse engañar.
Si aún no la has visto y a éstas alturas nadie te ha destripado el final, corre a verla.



    


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