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Alien (1979): Terror Sideral




La que en otras circunstancias no hubiese sido más que otra vuelta de tuerca al manido y prescindible cine de extraterrestres de los años cincuenta y sesenta, se convirtió en la película definitiva del subgénero.
A Ridley Scott le encargaron dirigir un film de terror, pero Scott no se conformó con crear un monstruo horrendo y hacerlo corretear por una arquitectura ferrogótica aislada en el espacio hostil.

Además de eso presentó la situación como coherente y probable, cualidades que no distinguen justamente a sus hermanas del género. 
No hay nada sobrenatural ni arbitrario en la historia.

Al parecer, una cultura alienígena desconocida fabricó un arma biológica: una criatura sumamente agresiva, adaptable a entornos extremos, de muy rápida reproducción. 

Pero durante su transporte perdieron el control e hicieron un descenso fatal en un planeta desierto.

Mucho tiempo después, una corporación humana descubre el naufragio y valorando el potencial militar de las criaturas supervivientes, desvía una de sus naves industriales a recogerlas, con la excusa de investigar una señal de auxilio.

La tripulación del Nostromo, ignorante de su verdadera misión, da así una chance a los rápidos reflejos de la criatura.

El resto es la conocida y desigual lucha entre los desprevenidos seres humanos y una máquina biologica perfecta, nacida para matar. Y ese no es el único horror. 

Luego de la muerte del capitan, la más helada desolación cae sobre la segunda al mando al descubrir que todo fue convalidado por la empresa; condenándolos a ser el alimento de su nuevo proyecto.


Entre los varios aspectos notables de Alien, figura que por primera vez en el género se eligieron buenos actores, y no marionetas de cartón haciendo las “caras de ciencia ficcion” habituales (consistentes en dibujar la “O” con la boca y los ojos durante 90 minutos).

Excelentes el dubitativo John Hurt y la temerosa Lambert (Veronica Cartwright). Harry Dean Stanton y Yaphet Kotto, el dúo de haraganes cascarrabias siempre escudados en reglamentos gremiales, son el arquetipo de muchos empleados que conocemos; Tom Skerrit mantiene la dignidad en su rol de capitán conciliador pero firme.

Sigourney Weaver está directamente fusionada con su papel y solo una terapia de varias décadas podría escindirla de la teniente Ripley.

Ian Holm, compone un androide exactamente dosificado: conspirador, calculador y carente de emociones, al servicio de sus amos, sin estridencias, con la obstinación serena propia de una máquina programada para tal fin.

"Alien" es la esencia de la mejora de los efectos especiales como elemento tan importante como el guión o los actores a la hora de construir la película. 

Quién le iba a decir al señor Ridley Scott que el monstruo al que dio a conocer al mundo en 1979 en su "Alien" iba a dar tanto juego en las pantallas hasta nuestros días. 

Es una de esas cintas que genera más misterio que miedo (que también, pero en menor medida).

En las películas de terror clásicas muchas veces es más importante sugerir que mostrar... y el "Alien" de Ridley Scott le saca todo el provecho a esa herramienta. Dió paso a una nueva era en el cine fantástico y ha dejado detrás suya un mito, una cultura, un mundo que aún ahora, deja marca en muchos de los fans de la saga. Un clásico del terror y la ciencia ficción.




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