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Batman (1989): El origen del Hombre Murciélago




A día de hoy, nadie se sorprende por la avalancha de héroes y superhéroes que han traspasado las barreras del cómic para aparecer en la gran pantalla. Sin embargo, entre finales de los 80 y principios de los 90 se podría considerar como todo un acontecimiento mediático.

El personaje de comic Batman, creado en 1939, es una adaptación de la historia de El Zorro (1919), un justiciero enmascarado que lleva una doble vida, además de tomar elementos estéticos de la película muda “The Bat” (1926), donde un ladrón se disfraza de murciélago.

El elegido para llevar a la pantalla las andanzas del hombre murciélago a finales de los 80 fue Tim Burton, quién consiguió una película inolvidable, a medio camino entre el cine más oscuro y la comedia más surrealista.

Bruce Wayne (Michael Keaton) vive atormentado por haber visto morir a sus padres delante suyo cuando era un muchacho, por lo que decide embarcarse en una particular cruzada contra todo tipo de criminales y malhechores.

Vestido como un murciélago y armado con toda clase de inventos, vela por la seguridad y tranquilidad de los ciudadanos en la insegura Gotham City.

La sensación de pesimismo y amargura es notoria en el entorno de Gotham: robos y violencia continua, policía corrupta e inquietud generalizada de los ciudadanos ante la presencia de una misteriosa criatura alada que sobrevuela la ciudad.

Joker (Jack Nicholson), es un siniestro personaje con el rostro desfigurado y una cínica sonrisa en su cara. Un criminal psicótico desfigurado por un accidente tras el cual las facciones de su rostro quedaron congeladas en una eterna carcajada. Éste, pretende someter a toda la ciudad bajo los deseos de su mente perturbada.

Se nos presenta este film con un Batman (encarnado por Michael Keaton) muy oscuro, rozando lo tétrico, que vive en un Gotham que bien parece el reflejo interior del propio Batman, con unos paisajes que rozan lo gótico.

Como contraposición, el principal enemigo de Batman, el Joker (Jack Nicholson), es todo color y luz (además de sonrisas).

La elección de un músico como Prince para parte de la banda sonora, es otro punto a favor, pues le da el toque funk e irreverente que un personaje como Joker requería.

No sé cómo será el Joker del comic, pero el Joker de Tim Burton es, en sí mismo, un monumento al histrionismo y a la improvisación. Si no te ríes con él, no te ríes con nada.

Ambos personajes vienen a ser caras de una misma moneda, cruzándose sus caminos en un momento dado y obligados a pelear entre ellos.

El gran mérito de Burton es llevar a su propio terreno las aventuras de un personaje tan conocido como Batman, dejando un film un tanto extraño y lleno de ambiguedades, por las interrelaciones de ambos protagonistas.

Por otro lado, no se podría considerar un film estrictamente de acción, por cuanto durante la mayor parte del film apenas la hay, a pesar del buen ritmo con que la trama (que de por sí es sencilla) se va desarrollando.

Con un reparto excepcional formado por un acertadísimo Jack Nicholson en el papel de Joker; con un misterioso Michael Keaton en el papel de Bruce Wayne/Batman; y una agradable periodista recién llegada a Gotham City: Kim Basinger en el papel de Vicky Bale.

Si bien el filme de Burton es de una calidad innegable, no es una adaptación muy fiel del cómic y ha recibido variadas críticas de los aficionados. Aunque, ojala todas las películas comerciales tuvieran tanto encanto como tiene este "Batman".





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Trilogía de Nueva York (1988): La Búsqueda del Amor



Una película que se disfruta con dolor, con humor, con sarcasmo, con grandes dosis de amor, y sobre todo con una extraordinaria delicadeza y naturalidad.Esta Trilogía, basada en una famosa obra de teatro con tres partes, hace referencia al viaje de Arnold (Harvey Fierstein), en sus relaciones con los hombres en tres etapas concretas de su vida, durante los años 70. La primera se basa en su primer amante Ed, un bisexual que termina por abandonarle para casarse.

La segunda narra su encuentro con el que será el amor de su vida, Alan (Mathew Broderick). Y sobre el tercero hay distintas opiniones, hay quien piensa que es su hijo adoptivo David (yo sigo esa teoría), y hay quien cree que se refiere a su regreso con Ed.

También se interpreta ese tercer acto como aquel en que hay que atar todos los actos inconclusos, como solucionar los problemas con Ed, pero sobre todo con su madre.

Como bien dice en un momento de la película, ya lo ha conseguido todo en la vida, excepto encontrar a alguien que escoja cuidar de él.

El personaje de Arnold resulta entrañable como un hombre homosexual, tierno dedicado a sus amigos, que lucha por hacerse un hueco en la vida tanto a nivel profesional, como sentimental.

Su buen corazón triunfaba ante los desesperantes obstáculos que se le presentaban.

Arnold es fiel a sus principios y sueños, a pesar de las dificultades que suponía salir del armario en un tiempo en que las cosas no resultaban tan fáciles como ahora.
La película también es brillante por conseguir que el espectador entienda ambos puntos de vista, tanto el de Arnold, como el de su madre.

Una película repleta de diálogos geniales y actores muy convincentes, incluyendo una madre homófoba a la que se la puede llegar a odiar y amar a la vez.

Me llamó la atención especialmente este personaje de la madre, interpretado por la veterana actriz Anne Bancroft.

Es un personaje temperamental pero si se analiza es comprensible. Tenemos a la clásica madre que no puede aceptar la homosexualidad de su hijo, pero intenta combinar este problema con el hecho de que le quiere en todo momento.

Aunque la película no acaba con una resolución de ese conflicto madre e hijo, si nos entregaba lo que podía ser interpretado como un primer paso a la reconciliación.

En conjunto, es una película atemporal acerca de la superación de los problemas, y de la fidelidad de la gente con sus principios. Una comedia con sus risas y sus dramas que hay que sentarse a ver y escuchar. La película te encantará si eres una persona sin prejuicios, pero si los tienes, aprovecha para darte una buena bofetada con la historia de Arnold. Una película como él: tierna, sensible, valiente, irónica e inteligente.




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Corazones de Hierro (1989): No todo vale en la guerra



Terrible alegato de Brian de Palma contra la brutalidad, la impunidad y el silencio cómplice. El director bucea en unos hechos reales, publicados en la prensa estadounidense, para denunciar los excesos cometidos por el ejército de EE.UU. durante la guerra de Vietnam, ante la pasividad de unos mandos militares más interesados en ocultar la realidad de lo que allí sucedía que en alcanzar sus objetivos estratégicos.

En medio de la guerra de Vietnam, un pelotón de soldados al mando del sargento Tony Meserve (Sean Penn), decide hacer una locura y raptar de un poblado a una chica vietnamita, ajena a cualquier delito, para tener algo con lo que "divertirse".

Sólo uno de los cinco integrantes, el novato soldado Eriksson (Michael J. Fox), muestra su disconformidad ante ese plan y se niega a participar.

Impotente, verá como sus compañeros desquiciados por el horror y la brutalidad de la guerra, no tienen el más mínimo reparo en hacer lo que les da la gana, aunque ello suponga la mayor de las atrocidades entre las que están, torturarla y violarla.

Lo importante en esta película no es el conflicto entre dos naciones, sino el poder de la situación y la lucha entre el honrado y el aprovechado. 

La lucha entre el que piensa que en la guerra todo vale y el que no renuncia a sus principios ni en las situaciones límites.

Reconozco que me senté en el sofá con pocas ilusiones ya que una vez vistas “Platoon” y “Apocalipsis Now” seria difícil que algo lograra superarlas. De hecho no lo consigue. Sin embargo, logra que nos planteemos una reflexión interior seria.

Considero eso un gran acierto a favor de Brian de Palma, que logra que te metas en el papel de Michael J.Fox y que te preguntes que harías tu en su situación.

Creo que la crítica de ésta película va más allá del momento histórico reflejado, y alcanza cualquier tiempo y lugar en el que la arbitrariedad, la violencia y la fuerza se intenta imponer a la razón y el sentido común.

Las actuaciones son mas que aceptables; Sean Penn está muy bien (aunque algo irritante y sobreactuado), y tan convincente resulta que seguro que todo espectador que visione esta cinta llegará a sentir odio por su personaje.

Michael J. Fox cumple con creces, en contra de lo que pudiera parecer (creo que es de estos actores encasillados que todo se les mira con lupa).
Hay que mencionar especialmente la banda sonora (incomprensiblemente poco conocida) del gran Ennio Morricone.

Es una lástima que esté infravalorada y sea poco conocida esta película sobre la crudeza de la guerra. Aunque tiene momentos muy duros, se nos muestra hasta donde puede caer de bajo la naturaleza humana, cuando se expone a situaciones límite un día tras otro.




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Cuando Harry encontró a Sally (1989): Ni contigo ni sin ti



Partiendo de la base que no soy precisamente un amante de las comedias románticas, he de decir que me sorprendió y gustó mucho. Con escenas y diálogos inolvidables y una pareja protagonista que destila química por todos sus poros, el amor y el desamor se unen, creando una película muy entrañable.

Probablemente nos venga su título a la cabeza al pensar en el género de "comedia romántica", lo cual hizo que Meg Ryan estuviera mucho tiempo encasillada en este tipo de films (lo cual no le fue nada mal, por cierto).

Harry Burns (desconfiado, vulnerable, ingenioso y un tanto neurótico) y Sally Albright (optimista, independiente, caprichosa y testaruda), son una pareja de amigos que pasan sus días filosofando sobre la vida, pero surge entre ellos una amistad que contradice la filosofía de Harry de que hombres y mujeres no pueden ser amigos.

En la ciudad de New York cada uno de ellos hace su vida y trata de encontrar un amor. En los años siguientes se ven de vez en cuando, cada vez con más frecuencia, aunque Harry y Sally no acaban de darse cuenta de que están hechos el uno para el otro.

La forma de narrar la historia, con los testimonios y los saltos temporales, resulta atractiva y original; aunque la trama se base en una historia de amistad y amor, como podemos encontrar en tantas otras comedias románticas.

Lo que me gusta de la película es señalar que el amor no siempre es instantáneo; que se prolonga a lo largo del tiempo, que va madurando y que a veces solo a veces, se produce el milagro. 


Aunque los protagonistas, se sienten atraídos el uno por el otro desde la primera escena, no quieren reconocerlo, como suele ocurrir en la vida real...

Algo que la caracteriza enormemente, es lo muy influenciada que se ve por el estilo de Woody Allen. De esta forma, al igual que ocurre con la obra del cineasta del clarinete, la historia se ambienta en Nueva York y viene acompañada a ritmo de jazz. Además, oiremos los típicos diálogos surrealistas e hipocondríacos característicos del bueno de Woody.

Lo que se oye en esta peli supera en mucho a lo que se ve. Cuando el director Rob Reiner decidió rodar este guión, no se le ocurrió otra cosa que unas escenas sencillas donde la palabrería se elevase por encima de todo lo demás, sin complicarse la vida.

Y dio de lleno, ya que los diálogos lo superan todo.
No digo que Crystal y Ryan no cumplan con su labor, sino que con estas frases escritas de antemano todo fue más sencillo. De ahí que la película sea tan sencilla, pues no hizo falta nada más.

Es  innegable el encanto y la química que desprenden Harry y Sally gracias a los actores que les dan vida. Por un lado tenemos a una espléndida Meg Ryan; y por el otro, a un Billy Crystal, que sin embargo, su actuación aquí, pese a no ser legendaria (ni mucho menos) es notable.


Tampoco podemos olvidar una más que correcta actuación de una Carrie Fisher alejada del papel de Princesa Leia.

 “Cuando Harry…” anticipa ya todas las claves de un género que, como pasa siempre, tanto ha degenerado tras la saturación que provoca una película innovadora. De todos modos, a la película le falta riesgo y un poco de locura necesaria para la comedia, por lo que hace que no alcance cotas mayores.

Puede que a día de hoy, algunos de los dilemas a los que se enfrentan sus protagonistas ya estén superados y suenen algo anacrónicos. 


Pero la película sigue funcionando gracias a ese guión, recordemos, nominado al Oscar, que aupó merecidamente a sus dos protagonistas a la cúspide, si bien sus carreras han discurrido por caminos bien distintos.

Se ha transformado en un clásico que perdurará como símbolo de las idas y vueltas que el amor tiene.







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Alice (Neco Z. Alenky) (1988): Alicia Inquietante y Surrealista


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Una de las películas más raras que he visto, ya no argumentalmente (puesto que es completamente surrealista y realmente no tiene guión), sino a nivel estético.  
Esta versión del checo maestro de la animación stop-motion, Jan Svankmajer, es peculiar en el sentido, de que es una interpretación libre de la inmortal historia de Lewis Carroll.
Una de las principales diferencias de esta adaptación con respecto al resto de películas es la falta de colorido, la ausencia de tópicos infantiles y moralejas resabiadas tan conocidas en otras versiones.
Neco Z Alenky” (como es más conocida), es un largometraje en el que abunda lo oscuro y lo extraño. 
Los escenarios se alejan de toda versión conocida en el cine o de ilustradores famosos.

En este caso, son únicamente habitaciones dentro de una colosal y claustrofóbica mansión de madera tétrica. 
Todo ello genera un ambiente que más parece una pesadilla infantil.
La animación es bastante cutre, cosa sorprendente si tenemos en cuenta que está realizada en la antigua Checoslovaquia, en otros tiempos los reyes de las animaciones en plastilina.
Los personajes no se salvan de ese surrealismo oscuro, además Svankmajer se da el lujo de omitir personajes y reinterpretar otros de manera grotesca; usando elementos comunes como tijeras, calcetines y animales disecados.
Así, el conejo blanco es un animal disecado con un agujero en el pecho por el que pierde serrín; el sombrerero loco y la liebre de marzo son muñecos de madera rotos. 
El resto de habitantes del mundo fantástico están formados por ratas, figuras grotescas compuestas por huesos, trozos de carne vivos, gusanos; sin olvidarnos de la corte de corazones, con su rey y su reina, representados íntegramente por cartas, entre otros muchos.
Alicia se nos presenta en base al cliché de la pequeña niña rubia. Pero incluso aquí, sus expresiones son más cercanas a los de una niña de su edad: malévolas y curiosas.
La historia está narrada por la propia Alicia, que se desdobla para hacer de narrador (del cual sólo se ve la boca), y de la protagonista. 

El ritmo es lento y se obsesiona con los detalles, los gestos y la composición de cada escena.
Los diálogos son muy escasos, transmitiendo en la mayoría de las escenas mucho más las acciones de los personajes y el aura que se respira.  

La banda sonora es un compendio de ruidos, golpeteos y chasquidos que acaba siendo irritante, por lo que se echa de menos algo de música o sonido ambiente.
El problema es que, centrándose en el surrealismo, "Alice" olvida el toque de humor que pone la guinda a la historia original. En cualquier caso, esta versión se sitúa en el polo opuesto, al ser tremendamente rara.

Muchos se han dejado impresionar por los colorines y supertrucos de la animación del nuevo siglo, cuando se puede conseguir una sensación mucho más profunda en una película, sin necesitar tantos artificios.
Resumiendo; toda una curiosidad de lo bizarro y fantástico. Si bien no creo que resulte nada atractiva para el público infantil, debido a su animación feista excelente y a una sensación tenebrosa impresionante.

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¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988): Animación y Cine negro





Muy buena película para todos los públicos, que en su día superó todas mis expectativas. Si os hablan de una película producida por Disney en la que se mezclan imagen real y dibujos animados, probablemente la mayoría se eche para atrás.

Pero si por el contrario, os recomiendan una cinta de detectives en el Hollywood de los años 40, salpicada de asesinatos, corrupción, testamentos ... y con los personajes típicos de estas producciones (la femme fatale, el rudo detective de trágico pasado,...), difícilmente os resistiríais.

Por lo que os encontraréis con una auténtica joya que bajo su disfraz de "cine de animación e imagen real para toda la familia" esconde un sincero, emotivo y magistral homenaje al mejor cine negro de la época dorada hollywoodiense.

El largometraje está ambientado en Los Ángeles de la década de los 40, ciudad donde conviven dibujos animados con personas de carne y hueso.


Roger Rabbit, conejo de dibujos y estrella de los Estudios de cine Maroon; se ve envuelto en el asesinato de Marvin Acme, el rey de las bromas y dueño de Dibuliwood (la ciudad de los dibujos animados).

El Juez Doom (Christopher Lloyd), encargado de mantener la ley entre todos los dibujos de la ciudad, perseguirá sin descanso a Roger, el cual, encontrara en Eddie Valiant (Bob Hoskins), un detective privado (abandonado a la bebida por la muerte de su hermano), un compañero con el que desenmarañar la trama en la que está envuelto.


Quizás no llegó a mayores con el tiempo, porque la película queda indefinida en su carácter de propuesta para adultos (recordemos sólo la sensual Jessica Rabbit o algunos chistes subidos de tono) o familiar; no se puede decir que sea una película infantil.




Con cada nuevo visionado, me sorprende la violencia de una película que algunos tomaron en su tiempo, equivocadamente, como una muestra de cine para niños.


Es como si hubieran tomado el modelo de cine de detectives y le hubieran rebajado la edad por el mero hecho de incluir dibujos animados.

En verdad se trata de un relato en ocasiones muy oscuro; que provoca la risa pero que también tiene momentos e ideas turbadores.

Bob Hoskins está muy bien en su papel de detective amargado y borracho. Como villano del film, consigue deslumbrar el siempre histriónico Christopher Lloyd, amante de los papeles excéntricos.

Para dar cuerpo a la espectacular Jessica Rabbit (novia del conejo Roger), una de las muñecas más sexys que se hayan visto en pantalla, decidieron tomar rasgos de tres mujeres de armas tomar como eran Rita Hayworth en "Gilda", Lauren Bacall y Rebecca Lake. Para darle voz se decidieron por Kathleen Turner, quién ni siquiera aparece en los créditos.

No se ha hecho por el momento ninguna película mezclando animación y realidad que haya superado a ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, ya que se mezcla de manera genial la turbiedad del cine negro con el cachondeo desatado de la comedia animada.

Triunfó en la idea de mezclar dibujos y realidad y lo demuestra el hecho de que pocos se han atrevido a imitarla. Una película única e inolvidable.





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