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Que Bello es Vivir (1946): Volver a Vivir


 ¿Quién no ha visto alguna escena de "qué bello es vivir" o ha oído hablar de ella? ¿Quién no conoce la anécdota que en Estados Unidos la emiten todas las Navidades por televisión?. 

Una fábula contada con un encanto especial sobre los lazos familiares y sociales, y sobre la vida de un hombre con su ambición y su humildad, como estos dos matices se enfrentan para marcar su destino.
 
George Bailey (James Stewart) ha pasado toda su vida entregándose a los demás con un sentido del sacrificio digno de devoción. Ya de joven salvó de morir congelado a su hermano Harry (Todd Karns) aunque por ello tenga que perder la audición de un oído.

Y es solo el principio de una cadena de favores que rodea a todos sus amigos y vecinos del próspero pueblo de Bedford Hill, a excepción del multimillonario Charles Potter (Lionel Barrymore) que pone entre las cuerdas al padre de George (Samuel S. Hinds) y su negocio de honrado prestamista.



Tras la muerte de éste, George se pondrá al mando y así evitar que Potter se adueñe de la agencia. 

Para ello tendrá que dejar sus estudios universitarios así como su ilusión de viajar por Europa. 

Pero cuenta con el apoyo de los vecinos de Bedford, y especialmente con Mary (Donna Reed), la chica a la que siempre ha amado.



La historia de un hombre que ve, de manos de un ángel. cómo hubiese sido el mundo si él nunca hubiera nacido. 

Lo que a priori parece una versión ligera de “Cuento de navidad” de Dickens, en realidad toca temas como la prostitución, la mendicidad o la lucha ideológica del siglo XX. 

Su conclusión es optimista con el ser humano: resulta una apología del principio de que se recoge lo que se siembra.

El propio protagonista descubre que, aunque no haya logrado los objetivos que tenía en su vida, se da cuenta de que la situación que vive le hace enormemente feliz y una persona amada, transmitiendo así al espectador la idea principal de la película. 


Y esa idea es que la persona realmente rica, es aquella que es amada y que se siente conforme con sus actos.

No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que esta historia de redención personal, se encuentra cubierta de un pomposo celofán y una oda a los mas elementales valores conservadores de la clase media americana.

Pero a mi parecer, esto no resta mérito a una entrañable y emotiva historia que recuerda a las clásicas fábulas con moraleja final, de la que el director Frank Capra nos muestra aquí, a su mas claro exponente hecho película.



Puede parecer que la forma de hacer cine de Frank Capra sea ya desfasada o esté trasnochada como dicen muchos, incluso su excesivo optimismo edulcorante y tramposo, hoy en día nos empalaga. 

Pero no olvidemos que la esencia de su mensaje, se sigue repitiendo en innumerables producciones con que el cine "made in Hollywood", nos inunda semana a semana.
 

A donde nos quiere llevar entonces la trama no es a la idea de la felicidad. 

El hombre constantemente se plantea los objetivos que tiene porque piensa que con ellos será feliz y solo así, privándose muchas veces del "carpe diem", de aprovechar la situación actual para poder ser feliz dentro de sus posibilidades.


Aunque lógicamente la película transmite con mayor facilidad en navidades, es aconsejable para todos los públicos en cualquier época del año, es capaz de contagiar y de hacer recapacitar sobre lo que se tiene y lo que se necesita en la vida.

Eso sí, parece ser que para que llegue una mínima recompensa hay que pasar uno largos años de penurias y sacrificios. Pero ¿qué sería del mundo y de nuestros seres queridos si nunca hubiéramos existido?
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