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El Milagro de Ana Sullivan (1962): El milagro de la perseverancia



Cuando se revisitan películas y repites aquellas que en su momento te impactaron, es inevitable juzgarlas desde una nueva perspectiva. En esta ocasión, nunca pensé que esta mirada hacia el mundo de los discapacitados, me fuera a impresionar tanto. 

Tiene una finalidad didáctica, por eso no está indicada para todo tipo de público, sobretodo para los especialmente sensibles, ya que contiene escenas algo fuertes y angustiosas. 

Lo que le espera al espectador, no es una lacrimógena función emocional destinada a conmover a costa de golpes de efecto y ternurismo barato, sino un durísimo proceso, compuesto a partes iguales de caricias y bofetadas, para enseñar a un ser humano a comunicarse.

“El milagro de Ana Sullivan” está basada en hechos reales ocurridos hacia 1880 y narrados por Helen Keller en su autobiografía.
Hellen Keller es una niña consentida y sin educación; sorda y ciega de nacimiento, parece un caso perdido. 


Su padre, en vista de que su hija no tiene remedio y es un peligro para el reciente hijo que han tenido, pretende ingresarla en un centro residencial para deficientes psíquicos pero la madre se resiste a abandonarla a su suerte y decide contratar a una maestra a fin de que consiga integrarla en la familia.

Anna Sullivan, la institutriz, posee una ventaja, su desgraciado pasado le ha enseñado muchas lecciones en la vida, y es consciente de que con tesón, ningún obstáculo es insalvable. 

En su empeño, la maestra tendrá que lidiar tanto con unos padres sobreprotectores (pues éstos lo único que sienten es compasión por su hija), como con la actitud colérica y rebelde de la pequeña.

"El milagro de Ana Sullivan" es una película dura y a la vez hermosa. El caso de Helen es solamente uno de los innumerables casos que hay en todo el mundo de personas que no pueden ver ni oír, con los enormes problemas de comunicación que ello les provoca. Es una situación verdaderamente dramática. Entran auténticos escalofríos simplemente imaginándose la soledad que deben sentir esas personas.

La maestra, grita, golpea, acaricia, susurra, se desespera, reflexiona, llora, busca, reza…no se rinde, un carácter duro a base de los golpes de la vida marcada por una infancia terrible hacen ser de ella una persona luchadora hasta el final, luchando por aquello en lo que cree, el amor.

La niña, cautiva, sin duda es una interpretación magistral, si la profesora tenía un papel difícil, la alumna más porque esta no tiene ninguna palabra que decir.

Todo lo que dice es a base de gestos y movimientos, las palabras, miradas y sonidos le están prohibidos, sin duda el papel es terriblemente difícil y más para una niña de dieciséis años. 

La actuación de ambas actrices es magistral; fueron merecedoras de los premios Oscar a mejor actriz (Anne Bancroft) y a mejor actriz de reparto (Patty Duke).

Cierto es que las situaciones y métodos que se muestran en la película, pueden resultar demasiado aparatosos y sobreactuados como para poder creerse uno lo que está viendo, hasta el punto de poder resultar inverosímil, en algunos momentos. 

Pero eso si, nunca hay que confundir la fuerza, el coraje y los arrestos en pos de una causa justa, con la violencia gratuita y deleznable.

Ana Sullivan estaba, como muchísimos docentes, padres, madres o tutores, en contra (faltaría más) de la violencia con los niños o con cualquier ser viviente; pero sabía lógicamente que dar un cachete o bofetada, en ocasiones es tan imprescindible y benéfico como el agua de lluvia sobre un reseco campo de siembra.

La película es fiel a lo que sucedió realmente en la historia. La verdadera Hellen Keller llegó a desarrollarse culturalmente y consiguió ser una escritora y conferenciante pública mundialmente famosa.




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