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En el Nombre del Padre (1993): En el nombre de la verdadera justicia



Asusta pensar que está basada en hechos reales y que pasen cosas así, aunque me imagino que habrán pasado más, y todas las que no sabemos.

Refleja los hechos reales del mayor fallo conocido de la justicia británica y a sus víctimas, al condenar injustamente a una familia de Irlandeses por pertenecer presuntamente a la banda terrorista del IRA. 
La película se centra en uno de ellos, Gerry (espectacular Daniel Day Lewis), que hasta el momento que es acusado, era un rebelde adolescente.

A mediados de los años 70, el enfrentamiento entre el IRA y los soldados británicos movilizados en Irlanda del Norte, se encuentra en un punto álgido de violencia: se suceden las detenciones de personas a las que se vincula con el IRA, mientras sus miembros contragolpean detonando bombas en suelo británico.

Fuertemente presionados por una sociedad atemorizada y radicalizada ante el terrorismo; policías y políticos deciden encontrar a la carrera un “chivo expiatorio”, que devuelva a la sociedad su confianza en las instituciones, aunque ello suponga condenar a unas personas, contra las que no se tienen las pruebas necesarias.

En poco tiempo, Gerry y varios amigos y familiares (incluyendo a su padre, Giussepe) acaban en la cárcel por unos delitos que no han cometido.

Cuando todos ellos ya han pasado 15 años en prisión, aparece una inconformista y batalladora abogado inglesa, Gareth Peirce (Emma Thompson), que desea reabrir el caso... 


Uno de los muchos aciertos de "En el nombre del padre" está en el brillante personaje de Giuseppe Conlon (Pete Postlethwaite, el padre de Gerry). Y con él, el gran retrato psicológico de la relación con su hijo.
La pareja consigue crear un mundo particular a base de recuerdos y diálogos.

Y es que la relación da para muchísimo pues la película, realmente versa sobre la maduración de Gerry, de cómo pasa de ser un auténtico tarambana a un hombre hecho y derecho. 

Todo esto gracias al ejemplo constante, callado y de entereza de su padre; y sobre todo, por su fe, su bondad y su entrega a los demás sin pedir nada a cambio. 
Su grandeza es de tal calibre, que se gana el respeto y la admiración de los propios presidiarios.

Hay sitio para un contundente drama judicial basado en hechos reales, en una denuncia tanto a los corruptos métodos policiales, la impotencia ante los abusos de un estado o la farsa en la que se puede convertir la justicia.

Al igual que se habla del terrorismo irlandés, en una postura equilibrada difícil de mantener en aquella época en la que el terrorismo del IRA (y no sólo ese) tenía un crédito extraordinario a todos los niveles, cosa que cambió radicalmente tras el 11 S.

Capítulo aparte para las interpretaciones: abrumadores Daniel Day-Lewis y Emma Thompson, muy bien secundados por el íntegro papel que encarna Pete Postlethwaite y el odioso inspector de policía Robert Dixon (brillantemente encarnado por Corin Redgrave). 

Films como este dejan patentes que algo falla en el sistema judicial actual; que cuando la sociedad y el Estado necesitan una víctima es cuando se producen las mayores injusticias sociales. 
Porque ¿a dónde puede llevar buscar un culpable sin suficientes pruebas, solo porque la sociedad se siente insegura ante los crímenes que se cometen?. 

Esta película nos enseña que el miedo crea injusticias, y las injusticias crean mártires demostrando que el sistema judicial falla, y en ocasiones de forma muy grave.




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