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El Fugitivo (1993): Persecución sin respiro


Entre los años noventa y la primera década de 2000, se desató una moda en el cine, propia de la preocupante falta de ideas de la que hacen gala muchos guionistas hollywoodienses: adaptar exitosas series de televisión del pasado al mundo del celuloide.

En el caso que nos ocupa aquí; a partir del caso real de un médico que en los años cincuenta fue acusado de haber asesinado a su esposa y que siempre negó haber cometido dicho crimen, fue realizada años después una celebérrima serie de televisión, El fugitivo, que como era previsible tuvo su adaptación a la gran pantalla.

La historia nos cuenta los mil y un avatares del sufrido doctor protagonista una vez consigue fugarse, procurando no solo escapar de sus perseguidores, sino también desentrañar el misterio que envuelve el asesinato de su esposa, además de capturar a su asesino.

Por un lado Harrison Ford es el atormentado Richard Kimble, quien se desenvuelve muy bien en el cine de acción (ahí están Han Solo e Indiana Jones para demostrarlo).

Pero este rol requería algo más: un paulatino cambio de sentimientos desde el dolor provocado por la muerte de su amada esposa, hasta la resolución de hacer justicia, pasando por la consternación producida por ser el principal sospechoso del crimen.

Junto a él, tenemos a Tommy Lee Jones en su papel del duro policía Marshall. 

De hecho su personaje tuvo tanta aceptación que cinco años después se estrenaría una secuela, con él de protagonista en la búsqueda de otro fugitivo: U.S. Marshalls.

La verdad es que Jones, a pesar de tener un pequeño punto de villano (en definitiva era él quien quería meter entre rejas al protagonista, independientemente de que fuera culpable o no) supo dotar a su personaje de ese tipo de carisma con el que se logra empatizar con el gran público.

En los aspectos técnicos y visuales la película aprueba sobradamente, con algunas escenas que podrían considerarse ya clásicas dentro del cine de acción. 

Con un buen ritmo, “El fugitivo” constituye un notable ejemplo de cine de acción, y está muy bien rodado y montado, aunque cabe reprochársele que se le tienda al espectador alguna que otra trampa.

Y es que la cosa pierde enteros cuando se adentra en los pantanosos terrenos del "thriller farmacéutico", ya que lo que realmente llama nuestra atención es esa persecución, el hombre solo contra su perseguidor, rodeados, eso sí, de una buena cuadrilla de secundarios (entre los que podemos ver a Julianne Moore en uno de sus primeros papeles).

Por supuesto, siempre habrá alguien al que le parezca demasiado fantasioso, que un cirujano vascular sea tan inteligente y tan escurridizo como para escapar de un experimentado agente federal; el cual mueve cielo y tierra para dar con él y ve cómo siempre se le escapa de las manos.

Pero esto es puro cine de evasión señores, y quien ve esta película espera disfrutar con ella sin pensar en lo raro que resulta una escena o lo imposible que parecen ciertas cosas.




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