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Sexo, Mentiras y Cintas de Video (1989): Una cuestión de sexo



¿Hay algo de transgresor en el hecho de contarle a una cámara de vídeo tu sexualidad más recóndita?; el director Steven Soderbergh así lo cree y en esta cinta quiere que también lo pensemos nosotros.

Cuenta la historia de un matrimonio no demasiado feliz en sus relaciones sexuales. Ann (Andie MacDowell), comprobando cómo su marido John (Peter Gallagher) pasa cada vez más de ella, acaba por mostrar cierta reticencia hacia el sexo.

Mientras que él, tratando de ansiar su apetito sexual, mantiene encuentros clandestinos y esporádicos con Cynthia (Laura San Giacomo), la hermana de Ann.

Un día llegará a casa Graham (James Spader), un antiguo compañero de la universidad de John, que actuará como catalizador para la liberación de tensiones entre los tres personajes. Todos forman un cuarteto de treintañeros, con inseguridades, represiones sexuales, inmadurez y algunos complejos.

Ningún personaje es lo que parece ser. Los vamos descubriendo a medida que ellos se descubren a sí mismos, y de manera profunda: a través de sus temores y anhelos en el sexo.

Ann es hermosa, fría, remilgada, angelical y frágil mientras que John, un abogado prestigioso y competente, es egocéntrico, mujeriego y ambicioso.

Por otro lado Cynthia es extrovertida e impulsiva, rebosa sensualidad, erotismo y descaro. 

Finalmente Graham tiene una personalidad compleja y enigmática, cree que es sexualmente impotente y practica el voyeurismo grabando a la gente con cámaras de video, para que les cuenten sus experiencias sexuales..

La cinta termina siendo un interesante acercamiento descriptivo y sobrio, de ese tema tabú como es la sexualidad en el ser humano; sin embargo las confesiones sexuales nunca llegan a ser tales, no se trata el tema jamás explícitamente.

Y si bien es comprensible que los personajes no quieran entrar en el tema conversacional porque ocultan ciertos secretos o están reprimidos, al final llega a parecer, que es al director al que le da vergüenza entrar de lleno en el asunto con total implicación... es como si todos los diálogos se quedaran a medio camino, lo mismo sucede con los personajes.

Lo cierto es que la presentación de las frustraciones y obsesiones de los personajes hace de todos ellos unos infelices; por un motivo o por otro cada uno lleva su lastre, y ninguno alcanza la felicidad por culpa de esas taras.

En definitiva, se parte de una buena propuesta, pero se hecha en falta más implicación en todos los aspectos. 

Es mínimamente interesante en su primera mitad (su ritmo es tranquilo, no es pausada y tampoco muy larga). 
Al menos no es rollo intelectual del típico cine independiente pretencioso...

Es evidente que no es un cine hecho para el público que solo busque el entretenimiento banal hecho con luces de colorines o escenas de acción, pero tampoco podría decirse que la película es un drama, ni mucho menos un thriller erótico.

Buscar la felicidad en las cosas pequeñas del día a día e intentar buscar la paz interior prescindiendo de la opinión de la comunidad bienpensante, serían dos de las moralejas -si es que pueden llamarse así- de esta curiosa película.



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