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Doce Hombres Sin Piedad (1957): Sentido Común vs Prejuicios



Si hay un cine que es muy del gusto de los norteamericanos es precisamente el llamado cine judicial, en el que abogados, fiscales, jueces y jurado deciden sobre la vida (o la muerte) de una persona.


Y si hay un director que ha cultivado con bastante frecuencia este tipo de cine, es el director Sidney Lumet. 
En esta que fue su ópera prima, Lumet no nos ofrece un juicio completo, sino únicamente se centra en el jurado (los doce hombres del título). 


El film comienza justo en el momento en que termina la vista oral y se reúnen los doce componentes del jurado, para deliberar si un joven es culpable o no del asesinato de su padre.


Todos parecen dispuestos a acabar rápido ya que las pruebas en contra parecen bastante sólidas, sin embargo, tras la primera votación, hay un miembro del jurado que no parece tenerlo claro.



Poco a poco las deliberaciones irán subiendo de tono y las dudas razonables irán haciendo cambiar de parecer a algunos miembros del jurado.

Lumet encierra en una habitación a los 12 hombres, prácticamente el único decorado de la película ya que el 99 % de la película tiene lugar entre esas cuatro paredes, consiguiendo recrear perfectamente el clima asfixiante y en ocasiones tenso.


Esta película, al venir de una obra de teatro, no necesita de grandes necesidades técnicas. Sin embargo, eso no quita de que tanto el vestuario, como la iluminación, la fotografía y el sonido estén muy cuidados. Pero si desde luego hay algo cuidado al detalle, son las interpretaciones.


Una película de estas características precisa de un plantel de actores de relieve, capaces de interpretar desde una silla, con 30 metros cuadrados para compartir.


Y sobre todo, para hacernos creíble los estereotipos universales de los ciudadanos de los años cincuenta, que siguen siendo los mismos medio siglo después: clasistas, conservadores, acomplejados, dialogantes, ignorantes, racistas......


Los doce personajes son muy distintos entre ellos y el gran acierto del guión es reflejar el comportamiento de cada uno, a tenor de los diferentes sucesos; y del cansancio producido a raíz del agotamiento y del sofocante ambiente.


Empezando con un espectacular Henry Fonda en su papel de hombre corriente con muchas dudas sobre la culpabilidad, Lee J. Cobb una persona impulsiva y en ocasiones violenta. 


También destacar a Jack Warden, E.G. Marshall, Ed Begley, aunque lo justo sería citar a los 12 personajes ya que todos están metidos totalmente en su papel y realmente creíbles,


La película retrata la capacidad de liderazgo y de convicción de un hombre, usando la capacidad de argumentación y el sentido común. También es una crítica a los prejuicios que no te permiten ver con claridad la situación tal y como es.


Como si de un cuento se tratara, 12 Hombres sin Piedad nos deja la moraleja de que nunca hay que aceptar de primeras un hecho, por muy evidente que resulte.



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