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Bitelchús (1988): Fantasmas novatos



Si tuviese que describir esta película con un adjetivo, sin duda alguna sería original. Han pasado ya unos cuantos años ya desde su estreno en 1988, pero Beetlejuice (o Bitelchús, como lamentablemente se tradujo aquí) sigue siendo igual de impactante, atrevida y pionera de lo que lo fue entonces. 

Realmente es una de mis películas favoritas de mi infancia, que trata el tema de la vida y la muerte, desde un punto de vista peculiar y divertido.

Una pareja joven, Bárbara y Adam, (Geena Davis y Alec Baldwin), tiene un accidente de coche en el río. 

Al volver a casa, todo parece normal hasta que descubren que en realidad han muerto y están obligados a vivir como fantasmas en su propia casa.

Tras conocer la personalidad de los nuevos inquilinos que compran la que fue su casa, deciden recurrir a la ayuda de un bio-exorcista que ayuda a los muertos llamado Beetlejuice (Michael Keaton) para echarles.

El guión tiene detalles extraños que sin embargo te los crees a pies juntillas cuando estás viendo la película; como el desenlace algo precipitado y el propio hecho de que para los muertos, el salir de la casa suponga encontrarse con gusanos de arena. 

Una idea a priori rarísima que, sin embargo se entiende y parece coherente en el universo del filme.

Tim Burton crea un mundo a caballo entre lo onírico, la muerte y la fantasía que da lugar a este singular largometraje. Todo ello plagado de una espontaneidad y un humor característico y negro, no difícil de apreciar. 

Con respecto a las actuaciones, todos los personajes cumplen a la perfección lo que se espera de ellos en una comedia absurda como ésta. 


Geena Davis y Alec Baldwin interpretan a unos personajes que podrían haber resultado demasiado sosos en manos de otros actores. 

Ambos están encantadores en su papel de recién fallecidos que intentan poner un poco de orden desde la muerte; todo un universo que por supuesto desconocen. Apoyados por los organismos burocráticos del más allá y por el propio Beetlejuice.


Por otro lado, la genial interpretación de Michael Keaton como Beetlejuice, dejó huella con un personaje que va por libre sembrando el caos y la confusión; mientras exhibe su socarronería canalla. 
El éxito de la película, dió lugar a que este personaje tuviera su propia serie de dibujos.

Eso sí, el personaje de Bitelchús y su humor de tanatorio esperpéntico puede seguir resultando gracioso a unos y desquiciante y odioso a otros.

Por último, mencionar a Winona Ryder en uno de sus primeros papeles, como la adolescente introvertida y gótica que es la única que consigue ver y simpatizar con los antiguos dueños de la casa.

Es cierto que, dejando al margen la desbordante imaginería visual, “Bitelchus” se queda bastante corta en las posibilidades argumentales que tenía la historia, resultando todo de un tono bastante infantil.

El exceso de caricatura en la presentación de algunos personajes, impiden que la película tenga un tono más sombrío que le hubiera sentado mucho mejor. 

Decir también que el ritmo de la película es irregular y que, curiosamente, el personaje principal de Beetlejuice, apenas sale en toda la cinta, lo que hace que se le eche de menos.

Bitelchus” tiene más carisma que calidad y eso es ineludible; a pesar de los efectos especiales a la antigua usanza por falta de presupuesto, es un clásico y una de las grandes películas de la década de los 80. 


Cuenta con un humor negro y tan políticamente incorrecto que ningún productor se animaría a aprobarla hoy en día. 
¿Cuántas películas similares o con planteamientos de este tipo pueden encontrarse en la cartelera en la actualidad? Ninguna. Por qué será. 




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