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Silkwood (1982): Los Peligros de la Energía Nuclear


Bajo el logotipo de miedo a la radioactividad, este film destacara para siempre en las listas de mejores historias que abordaron con tacto y emoción este tema, candente hoy y siempre, y del que nuestro planeta no cesa de resentirse a pesar de nuestras profundas mentalizaciones.

Es un drama biográfico de la vida de Karen Silkwood (1946-1974), una líder obrero y trabajadora en una planta nuclear en Oklahoma, EEUU.

En la década de los 70, Silkwood (tras resultar contaminada de radioactividad su compañera Thelma), emprende una campaña para que la empresa adecue los niveles de seguridad de la planta, que utiliza plutonio y óxido de uranio en sus procesos de producción.

Las sustancias altamente tóxicas eran expuestas a los trabajadores con el único fin de una producción mayor y unos mayores beneficios. Karen no apela a principios ecologistas: reclama lo que pide por razones obvias de seguridad de las personas.

Cuando se disponía a denunciarlos a la prensa, sufrió un accidente de tráfico en donde murió bajo circunstancias sumamente sospechosas.

Ella misma pagó con su vida, no sin antes desmantelar, a través del comité que le dio soporte, a la corrupta fábrica.

La película nos presenta a sus protagonistas como unos jóvenes felices y sanos.
El espectador puede imaginar y meterse extremadamente bien en la piel de estos entrañables protagonistas, pues podríamos ser cualquiera de nosotros.

En un contexto, por un lado la relación romántica, de amistad, fiesta diaria con cervezas y felices dentro del hogar que creen haberse situado y ganado el cielo en vida.


Esta felicidad contrasta, con el ambiente cada vez más vulnerable, sórdido y surrealista que se va apoderando del interior de la fábrica y de todos los trabajadores.

A pesar de conocer la amenaza que sobre ellos se cierne, los trabajadores anteponen la necesidad de mantener un empleo a cualquier movimiento que pudiera ser utilizado por la empresa para despedirles. Pero es verdad que siempre hay gente que cree en sus ideales y es capaz de luchar por sí y por los demás, y desde un sindicato si es necesario.

Meryl Streep hace este papel como pocas veces he visto yo trabajar a una actriz. Eso sí, sin negarle méritos a Kurt Russell y Cher, los co-protagonistas, que aportan todo su talento a una historia por demás interesante.

El director Mike Nichols, lleva la película por el tema fundamental de la contaminación laboral y de la deshonestidad empresarial, pero va dejando retazos de la vida de los personajes de una manera sutil y cuidada para que vayamos conociéndolos.

Sabemos de sus amores y de sus desamores, de sus relaciones familiares, amistosas, laborales, sindicales, etc. pero nunca nos deja olvidar el peligro de la contaminación.
Dentro del tema de concienciación medioambiental, yo pondría esta película entre las primeras.

El filme fue candidato a cinco Oscars, pero se quedó sin ninguno; y es que el tema era lo suficientemente espinoso como para que ni siquiera la liberal Hollywood lo premiara con sus más preciados galardones.

Aparte de la capacidad del director de contar una historia sencilla y hacerla grande y entretenida, hay que destacar sobre todo el guión y el elenco, encabezado por Meryl Streep, que está increíble, componiendo a una Karen inteligente, graciosa, fuerte y luchadora en su evolución desde una posición de pasotismo hasta una de total compromiso.

Un año después de su estreno, la catástrofe de Chernobil escandalizó a medio mundo. ¿Casualidad o premonición?. Una película que deja pensando, imposible no verla.


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