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La Profecía (1976): Todo el mal vivía en una sonrisa


Película que sin duda viene precedida por el éxito que tuvo “El Exorcista” tres años antes, y es que no deja de recordar en cierta forma a ella durante toda la película, pero ríete tú de lo que le pasaba a la pobre Linda Blair, por que aquí tenemos al mismo anticristo recién nacido, nada de visitas puntuales.

Tras la trágica muerte de su hijo recién nacido, el diplomático norteamericano Robert Thorn (Gregory Peck) se siente incapaz de darle la mala noticia a su mujer Katherine (Lee Remick).

En su lugar, es convencido por un extraño sacerdote para que sustituya éste por otro bebé que él le proporcionará, al que aceptan como si fuera su hijo, a pesar de que no sabe nada sobre los detalles de su nacimiento, que permanecen en el más oscuro secreto.

En un principio, todo va bien, pero según Damien (Harvey Stephens) va creciendo, empieza a dar muestras de que no es un niño corriente. Paralelamente, un grupo de personas comienzan a investigar el origen del niño, pero todos fallecen en misteriosas circunstancias.

Mientras suceden todo tipo de sucesos sobrenaturales, Robert Thorn comienza a sospechar de la presencia del diablo tras la inocente cara del niño. 


Con la ayuda de un sagaz periodista y después de la terrible muerte de un sacerdote que le previene del peligro que corre, descubrirá la verdadera identidad de su vástago. A partir de entonces toma la difícil decisión de matarlo.

Se agradece, que en la película no haya escenas de "satanismo tradicional": no hay ceremonias satánicas, ni vómitos de colores, ni cabezas que giran en 360 grados, ni ojos fosforescentes, ni sangre por doquier.

Todo transcurre con el mayor realismo y naturalidad posible. Tal vez, por este "realismo", la película se mantiene sólida con el transcurso del tiempo, y no es objeto de parodias.

Aparte de una buena historia, la película contó, con buenos actores: para empezar, el gran Gregory Peck está notable en el rol del embajador Thorn, quién desde su posición de comodidad social, ve como su vida familiar se destruye inexplicablemente, ante lo cual, recorre medio mundo en busca de respuestas. 

A su lado la hermosa Lee Remick, el personaje mas atormentado de la película; resulta muy convincente con su crisis emocional y ese miedo a su propio hijo, que trata de ocultar.

También está un buen secundario como David Warner, como el detectivesco fotógrafo, que será esencial en el descubrimiento de la terrible verdad; y por último, el personaje del niño Damien, con esa cara de "angelito-malo", es el Anticristo, pero es inocente de los crímenes que realiza su verdadero padre: el Diablo (al cual, afortunadamente, no se le ve ni la cola en la película).

No es de extrañar que Harvey Stephens (Damien) estuviera nominado al Oscar. 

Su rostro es lo más diabólico que he visto en un niño, absolutamente idóneo para encarnar al Anticristo, y su maligna niñera también contribuye a ensalzar la sensación de horror que nos invade.

Pero a pesar de su mitificación y adoración, la película posee errores que lamentablemente, y tal como sucede con un sinfín de obras clásicas, el tiempo no hace más que acrecentarlos (sin contar que el topicazo del tema del Anticristo, ya está hoy en día lo suficientemente reciclado).

De hecho, ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Era famosa la figura del hijo de Satán antes de que se hiciera esta película, o nació su leyenda con ella? 

A pesar de que el tiempo no la trata bien, 'La profecía' merece una revisión como lo que es: un clásico del género recomendable y aceptable en su mayoría que se deja ver bien, entretiene y engancha.

Aunque no resulte tan aterradora como presuponía, sí que es capaz de inquietar en determinados momentos, y sobre todo de hacer pasar un buen rato a los admiradores de un género, que parece irse estancando día tras día, en la rutina y a la falta de referentes a los que acogerse.

En estos tiempos donde el cine de terror ha vuelto a ser un subgénero sin la más mínima credibilidad, tiempos de efectismo visual, efectos especiales, montajes acelerados, música ruidosa y sobredosis de hemoglobina. 

Es conveniente de vez en cuando volver la vista atrás y comprobar que, una vez, no hace mucho tiempo, cuando el guión y las actuaciones primaban más que la acción y las carreras, se hacían grandes filmes de género, películas como "La profecía".




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