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Alguien voló sobre el nido del cuco (1975): La Locura del más Cuerdo.



Para mí, es la película más profunda sobre el derecho a ser diferente. Basada en la novela de Ken Kesey, creada como crítica a una sociedad en el apogeo de su desarrollo y de su bienestar, que metía debajo de la alfombra a todos aquellos que no se adaptaban a las doctrinas bienpensantes que imperaban.

Una sociedad en el fondo hipócrita y enferma donde todo era pecado o delito (o las dos cosas), donde en pro de la moralidad se toleraban y toleran inadmisibles intrusiones en la libertad de los individuos.

Randle McMurphy (Jack Nicholson), un estafador de espíritu libre, desde mi punto de vista es la representación de todos aquellos quienes queremos vivir, seguir nuestros sueños a nuestra forma, claro está, sin hacer daño a nadie, sólo vivir como queremos y no apegarnos al común.

Randle se hace pasar por loco para evitar la cárcel, por lo que es trasladado a un hospital psiquiátrico. Allí conoce a los demás internos y futuros compañeros de travesuras, y a la fría y reprimida enfermera Ratched.

Desde mi punto de vista, éste personaje es la representación de una parte de la sociedad, la cual nos quiere cohibir y solamente por no estar de acuerdo con los estándares o por no querer vivir así como esta lo exige, ya sea por mediocridad o simplemente por el miedo a vivir.
Su actitud déspota incitará con más fuerza a McMurphy para rebelarse ante las leyes y las reglas del psiquiátrico.

Éste, trata a los enfermos con una naturalidad que les hace responder mejor que con las charlas absurdas de la enfermera. Un homenaje al compañerismo ante el represor, ya que representa la justicia que necesitan esos enfermos mentales.

Consigue hacer de la vida sumisa de estas personas, otra vida totalmente diferente. Una en la que pueden elegir y decidir sus actos, consiguiendo así un poco más de felicidad.

Lo mejor de "Alguien voló sobre el nido del cuco" son las interpretaciones y la dirección. Dos grandísimas bazas para una película, sin duda. Interpretaciones no sólo por parte de Nicholson (que, por cierto, en ningún momento hace de loco...), sino de todo el elenco.

Todos – independiente de sus minutos o segundos – logran llenar de significado cada personaje atestiguando sus distintivas evoluciones sin que desmadre la precaria estabilidad que cada uno debe mostrar.

Lo malo es la lentitud extrema de algunos momentos de la película y que esperas a que "pase algo" que al final termina no pasando. Además, personalmente no me gustó el final.
  
El problema puede que sea, precisamente, la historia que nos cuenta. Hay algo en el transfondo, en el mensaje, algo en el propio McMurphy, que no consigue ser redondo, que no llega a lo profundo.
El conflicto entre libertad/ autoridad, ¿es el adecuado?; creo que se trata más bien de preguntarse ante qué me rebelo, ante qué protesto, ante qué lucho y por qué, algo que ni siquiera se plantea en la película.

En general no es una película que se pueda recomendar a cualquiera y desde luego no es fácil de ver, pero merece la pena por ver el gran trabajo de estos actores. Nos hace reflexionar acerca de la fuerza y la libertad del ser humano.

Y es que a veces no es que estemos locos, es que no somos lo suficientemente valientes para olvidarnos de los prejuicios y dejarnos llevar por aquello que realmente sentimos.



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