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La Tentación Vive Arriba (1955): El sueño de un día de verano





Comedia costumbrista basada en una obra de teatro adaptada al cine. Puedo imaginar que su estreno, 1955, sería una bomba en un reparto en el que su actriz principal era, nada más y nada menos que, Marilyn Monroe. Además de eso, como no podía ser de otra manera tratándose de Billy Wilder, hay inteligencia e ironía a raudales.

La historia está contada en una especie de monologo de un Tom Ewell como el americano medio, que vive anclado en la rutina (incluso en verano que envía a su familia al campo, mientras el se queda aguantando el veraniego calor neoyorquino enfrascado en su trabajo).

Él debe estar sin fumar ni beber y, aún encima se le suma la gran tentación de la llegada al edificio de su nueva vecina: una chica hermosa e inocente. Si aún fuera poco, descubre un estudio que habla sobre los graves inconvenientes que se suceden al séptimo año de matrimonio.


Y esto aumenta aún más su paranoia ya que antes de sucumbir a la tentación y pecar, ya se siente dominado por la culpa. Y mientras él se tortura inútilmente, a la joven vecina, una chica simpática y poco inhibida, solo parece preocuparle de verdad el calor asfixiante y la imposibilidad de dormir en Nueva York. 

El autor construye un retrato mordaz del marido que queda solo en la ciudad con una libertad que permite poner de manifiesto el grado de represión sexual del ciudadano medio.

La famosa actriz, convertida por muchos incluso en un icono de suntuosidad y glamour, realiza un papel de acorde a sus características: el de jovencita inocente, pero con un alto contenido de sensualidad innegable, que lleva a los hombres rutinarios como Tom Ewell a perder los estribos de su rutinaria vida y que deje volar su, por otro lado, elocuente imaginación (lo que conlleva excelentes guiños cinematográficos).

Aunque el papel de Tom Ewell a veces resulta un poco pedante, ya que encarna a un personaje más neurótico que los que se inventa el señor Woody Allen, aunque  es prácticamente un papel de teatro y lo representa de forma muy cómico. Por otra parte la guapa Monroe es a veces chirriante pero no exagerada.

Por supuesto hay que hablar del momento que se haría legendario en ésta película. Caminando con Ewell por las calles de Nueva York, tras haber visto en un cine "La mujer y el monstruo" (Jack Arnold, 1954), Marilyn Monroe se refresca sobre una reja de ventilación del metro. Su vestido blanco se eleva y nace una de las imágines más simbólicas de la historia del cine.

Es una comedia simple, en cierto sentido previsible, sin mayores sorpresas; no es una mala película pero cuenta con un argumento poco original. En cualquier caso, es una comedia que sorprende por su tema nada puritano para la época, lástima que la censura de la época malogró la versión cinematográfica de una historia que en el original teatral era mucho más atrevida y explícita.

Desde mi punto de vista, la mejor película de Marilyn, la "tentación" más sexy de la historia del cine, viva donde viva.


   

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